Ángel Ciego 10. Batalla contra Medusa (amnesia)

Nunca te olvidaré

El namek miraba fotografías melancólico.

— Desde que te conocí Izbet, cambiaste mi vida para siempre — sacó de sus ropas un libro de poemas de Mario Benedetti — ahora entiendo cómo te sentías cuando me amabas sin esperanza que yo te correspondiera, esas frases que tenías marcadas en el libro que me regalaste, ahora me hacen tanto sentido.

"A la ausencia no hay quien se acostumbre. Otro sol no es tu sol aunque te alumbre..."

"Sé que soy un idiota al esperarte, pues sé que no vendrás..."

"Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón..."

"No te rindas, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento".

— No te rendiste y acabaste entrando en mi alma... trate de destruir las fotografías... pero no pude... ahora sólo los recuerdos de lo que vivimos me queda — tomó una donde ella estaba disfrazada de bailarina de Charleston.

— Este fin de semana que viene no vendré — le avisó la medio demonio al namek.

— Recién van dos semanas que volviste a tu vida normal y ya vas a dejar de entrenar — le reclamó su maestro.

— Sólo será por ese día, hay una fiesta para celebrar que regrese de mi año sabático a la empresa, estaré todo el día ocupada... quería invitarte, será de disfraces con máscaras... ¿Me acompañas...?

— No, gracias.

— No tienes que ponerte nada más que tu ropa normal, te buscaré un antifaz sencillo.

— NO.

— Entonces nos vemos en dos semanas... Mr. Popó, Dende ¿Quieren ir?

— No, gracias — respondieron ambos.

Ese sábado Izbet uso un traje de bailarina de Charleston, igual que su asistente, la fiesta se desarrolló normal, ya cansada se sentó cerca de un balcón, un hombre vestido de príncipe se acercó a conversar con ella, todo era normal hasta que él le puso una mano en la rodilla, le dijo algunas cosas al oído y la miró con lujuria.

— No me interesa su ofrecimiento, por favor retire su mano.

— Vamos, la pasaremos bien — reiteró el desconocido — no te arrepentirás linda, tengo contactos, si quieres un mejor trabajo, o dinero sólo dime cuánto.

— No insista o me veré en la necesidad...

— ¿De armar un escándalo...? No es de una dama.

— No necesito llegar a eso — tomó con los dedos pulgar y anular la muñeca del tipo y apretó un poco, el hombre retiró la mano.

— Quien se cree que es, no sabe con quién está tratando, tengo influencias, como cree que entre a esta actividad sin ser un invitado.

— Es usted quien no sabe con quién habla, como bien dice esta fiesta es sólo para empleados del Conglomerado Heaven y sus familiares — se quitó la máscara, y dejó ver sus ojos blancos — mi empresa — inmediatamente el hombre desapareció entre las personas, la mujer buscó a su amiga — Jenny, por favor llévame donde el Jefe de Seguridad.

Cuando llegaron con él.

— Sr. Madariaga — le contó todo lo que pasó — quiero que revise los videos y averigüe quién es ese tipo, y cómo entró a este evento privado. No quiero que algo así vuelva a pasar en las siguientes actividades de la empresa.

— Lamento lo ocurrido — se excusó el hombre — le doy mi palabra que no volverá a ocurrir.

— Eso espero. Por su bien.

El lunes siguiente el hombre desconocido fue a la empresa a disculparse con Izbet.

— Cuando te pregunte, sólo me contaste las anécdotas simpática, ni por asomo me dijiste lo que pasó con esa persona, siempre pensaste que fue por lo que hicieron los de seguridad que él te pidió disculpas, nunca te dije que cuando iba a buscar su automóvil, luego de huir de la fiesta yo "conversé" con él — sonrió al recordar la cara de terror del tipo al verlo salir de las sombras del estacionamiento — cuando me contabas de tus actividades yo iba a esos lugares oculto en las penumbras, siempre cuide de ti, desde que te conocí me convertí en tu protector... luego me diste lo único que pensé no tener nunca, una familia propia... ahora soy... — bajó la cabeza abatido — fui... el guardián de...

— Guardián de mi... — ella repitió, se tomó la cabeza y se desmayó, recién en ese momento Piccolo la percibió, antes que golpeará en el suelo la tomó en sus brazos, el dios se acercó también al ver lo que ocurrió.

— ¿Qué pasó? — preguntó preocupado Shin.

— No sé, no me di cuenta que estaba atrás mío ¿Qué hacen en el infierno? Ella no quería verme nunca más — el namek lo miró molesto.

— Yo le pedí que viniera a conversar con usted, hoy mientras hablábamos se molestó e inconscientemente dijo cosas del pasado, creo que su memoria está volviendo — explicó el joven.

— Pero si estás interesado en ella para que la trajiste — replicó celoso.

— Eso no es verdad — en el momento que decidió llevarla al infierno enterró en el fondo de su corazón su amor por ella — la quiero como una amiga — le sostuvo la mirada — el día de la pelea, yo iba a volver al Planeta Sagrado porque ella se sentía tan cómoda con usted que quería que pasarán tiempo a solas — el hombre verde lo miró asombrado.

La mujer empezó a despertar, al ver a Piccolo se alegró, lo besó y abrazó.

— Estás bien, pensé que te romperías con el peso de Medusa — vio a su alrededor — ¿Estamos de vuelta en el infierno?

El guerrero no entendía que estaba pasando.

— ¿Qué es lo último que recuerda? — consultó Kaio Shin.

— Maté a la Góngora y cuando se convirtió en piedra iba a caer sobre Piccolo, volé para cubrirte... me duele la cabeza, supongo que me golpeó allí, lo bueno es que la tengo muy dura jajajaja, me alegra que estés bien, amor.

El namek y el dios intercambiaron una mirada de complicidad.

— Ya que se recuperó me retiró, iré a la Tierra y al paraíso a avisar la buena noticia.



#6745 en Fanfic

En el texto hay: nuevo amor, amnesia, amor

Editado: 12.03.2020

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