Pero la paz del lugar fue rota. Llegaron pobladores de las otras villas, unos atacantes que llegaron del espacio los estaban atrapando, tenían figura humana, pero de al menos 2 metros de altura. Piccolo fue a investigar con los guerreros del lugar, se acerco solo y descubrió que embarcaban a los capturados en grandes naves. En ese mismo instante algunos de los invasores, con su líder, Duma, llegaron a la aldea principal donde el Gran Patriarca trató de razonar con ellos.
— Somos gente de paz.
— Así será más fácil llevarlos a todos — rió tranquilo el comandante.
— ¿Qué quieren de nosotros? No tenemos tesoros, vivimos de nuestro entorno.
— Ustedes son lo valioso para nosotros. Somos de otra dimensión, venimos a buscar esclavos y estoy seguro que ustedes serán buenos trabajadores — miró de un lado para otro.
"Qué raro, todos se parecen al Supremo Demonio, que coincidencia tan grande, pero no tienen su porte, su gran energía, ni su color — sonrió — mejor para nosotros — miró para todos lados — este lugar es muy extraño, solo hemos visto hombres y niños — al ver a Izbet — por fin una mujer".
La ciega al escuchar todo quedó pensativa ¿Otra dimensión? ¿Buscan esclavos? ¿Serán del pueblo de mi padre?
— He preciosa, ven conmigo, será mejor que ir en la bodega con los demás, serás mi esclava personal — se adelantó hacía la mujer para tomarla del brazo, entonces el pequeño Jattyta se puso frente a ella para protegerla — que tierno, tienes un pequeño renacuajo de mascota jajaja.
— ¡¡¡Cómo te atreves a decirle así!!! Maldito — su ki subió de golpe.
— Tienes temperamento — al ver que se ponía en guardia — además eres una guerrera, me gustan las mujeres así, verás cómo logro doblegarte antes de un día, cariño.
— Que todos se pongan atrás de mí, rápido — gritó Izbet a todos en el idioma namek para que los invasores no supieran que les estaba diciendo, entonces generó un campo de fuerza para cubrirlos con una mano, y atacó con rayos de energía con la otra.
Por suerte llegó Piccolo, con los de la raza guerrera. Se desató la batalla. La medio demonio llamó a su "maestro", pero siempre en el idioma del planeta, así los atacantes no sabían que se estaban diciendo.
— Dime si quien los manda tiene una especie de guadaña bordada en el hombro izquierdo, y un tridente en vez de espada.
— Así es — lanzó un masenkkosappo — ¿Sabes quiénes son? — siguió esquivando ataques y luchando.
— Son el pueblo de mi padre — por un segundo pensó como derrotarlos — tengo una idea para que se vayan para siempre, luego te explicaré todo bien, por favor confía en mí.
— ¿Qué debo hacer? — bajó al lado de la terrestre.
— ¿Alguien puede mantener el campo de fuerza? Necesito mis manos libres — algunos tomaron su lugar, ella se llevó a Piccolo donde no pudieran verlos, le pasó parte de su energía oscura, he hizo que el cuerpo de él empezará a brillar, con un tono bronce antiguo — ahora dile a quien los dirige que eres el Supremo Demonio, y que este universo es tuyo, es una de sus leyendas, por suerte tu raza se parece físicamente al dios — le tomó la parte de arriba de su traje de pelea y se lo rompió — ese ser usa el torso descubierto, ve tranquilo, cuidaré de todos, promesa.
El namek disfrazado de uno de los dioses de los atacantes se paró frente al comandante.
— Detén el ataque, este universo me perteneces, VÁYANSE, soy tu dios ¡¡Como te atreves a atacar mi hogar!!
— Te pareces a él — el brillo y lo oscuro de su energía eran como se decía las que pertenecían al dios — pero no creo que seas él — aunque igual se puso nervioso — veamos que tal peleas — quería que sus hombres vieran que no tenía miedo, ni siquiera a un posible ser supremo.
El guerrero disfrazado se alejó de la aldea para evitar que alguno de los pobladores fueran dañados en la batalla. El Comandante lo siguió un rato, pero luego se adelantó, y le lanza una pequeña esfera de energía, más para que se detuviera que para dañarlo.
— Acá está bien, empecemos — dijo Duma.
El namek terrestre se preparó expulsando su Ki, se lanzó y logró golpear al Comandante con un Makankosappo, que al estar mezclada con la energía negativa de Izbet, formó una espiral, un lado verde y el otro negro. Al recibir el ataque el demonio fue impulsado contra una montaña, dejando su silueta en ella. Rápidamente volvió al frente de su supuesto dios.
— Eres hábil — dijo mientras se limpiaba la sangre que le manó de la boca — reconozco que tu energía se parece a la mía, pero sigo sin creer que seas el Supremo Demonio.
Sin darle tiempo al otro para prepararse empezó a golpearlo con patadas y puñetazos por mucho rato, pero a pesar de eso, ninguno lograba acertarle un golpe definitivo al otro.
Editado: 06.11.2019