Ángel Ciego 5. Izbet y Eliot. La Boda

Algo extraño ocurre

— Que raro que no haya venido Izbet ayer — comentó Kami Sama a Piccolo, en el Templo Sagrado.

— Debe estar cansada, me contó que está preparando otro negocio importante, incluso el viernes tenía una cena de negocios.

— Se le echa de menos, es como un torbellino cuando está aquí — recordó todas las bromas que hacía cuando estaba con ellos.

— Si no viene hoy, mañana temprano iré a verla a su casa — pensó en voz alta el guerrero.

Como no supieron nada de ella, el día lunes el namek fue a primera hora a la casa de su novia, pero cuando llegó el recibimiento no fue el que esperaba.

— Que bueno que viniste — dijo muy seria Izbet — tengo esto para ti — le entregó una invitación para su matrimonio con un tal Eliot, con la dedicatoria: Al idiota más grande del mundo.

— ¿Qué significa esto? — preguntó el guerrero sin querer entender.

— Además de estúpido, no sabes leer — suspiró fastidiada — voy a casarme con un hombre de verdad — su tono se volvió molesto — no sé cómo pude estar este tiempo contigo, por fin encontré al indicado, fuiste divertido un tiempo, pero ahora quiero hacer una vida normal, con un hombre normal, no con un... — se detuvo tratando de encontrar la palabra adecuada — monstruo como tú.

— No pudiste dejar de amarme de un día para otro — respondió angustiado, sintió que estaba en una pesadilla.

— ¿Crees que alguna vez te amé? No pensé que fueras tan ingenuo jajaja, simplemente me aburrí de ti, que no lo entiendes, bestia. Adiós para siempre. Vamos — se dirigió a una mujer que estaba a su lado, callada.

— ¿Quién es ella? — con lo que pasó recién se dio cuenta de la presencia de esa persona.

— Es mi guardaespaldas — ambas subieron al auto y se fueron.

El namek soltó la invitación, cayó de rodillas y golpeó el piso varias veces desesperado por lo que pasaba, en ese momento llegó volando Gohan.

— Vayámonos — dijo suave tomándolo del hombro.

— Izbet se va a casar con otro — explicó sin poder creerlo.

— Lo sé, en el templo hablaremos tranquilos — lo hizo incorporarse y se lo llevó.

Al llegar, Dende y Mr. Popó estaban igual de asombrados con la noticia y como el guerrero tampoco podían aceptarlo.

— Nadie creía que esto podría pasar, pero los sentimientos a veces cambian — le dijo su alumno para tratar de explicarle el comportamiento de la madrina de su esposa.

— Ella no puede haberse vuelto a enamorar en un fin de semana, me dijiste que la mayor prueba de su amor fue cuando casi muere para que yo pudiera volver a la Tierra — estaba sentado, mirando al piso, abatido.

— Yo también estoy sorprendido, ayer en la tarde Videl recibió la invitación al matrimonio, por eso fue a conversar con ella, apenas pronunció su nombre, la echo de la casa. Por favor, dele su espacio, tal vez está confundida, puede que luego quiera hablar con usted, y arreglen lo que está mal.

— Nada estaba mal, hasta el jueves todo era igual que siempre.

— Lo siento de verdad, si sé algo más le avisaré. Adiós.

Toda la noche y parte de la siguiente mañana Piccolo estuvo en la misma posición, pensando, meditando, cuando por fin se levantó fue a la empresa, y desde lejos vio como antes de tiempo Jenny salía con muchas de sus cosas en su automóvil, en la primera luz de semáforo que se detuvo la mujer, él se acercó volando por el lado del chófer para hablarle.

— ¿Por qué sacaste tus cosas? — le preguntó a la mujer de ojos azules.

— Iz me despidió — le explicó entre molesta y triste.

— ¡¡¡Qué!!! — no podía creer lo que escuchaba.

— Como lo oye, trajo un administrador nuevo que se hará cargo de sus negocios desde ahora.

— Puedes decirme que pasó la semana pasada, sé que tenía reuniones con un empresario, pero nada más.

— Suba — le abrió la puerta del copiloto — vamos a mi casa, allá podremos conversar tranquilos.

Aprovechando que no estaba su esposo ni los niños se acomodaron en el living.

— El empresario se llama Eliot, el mismo con el que se va a casar ahora, estaban viendo los detalles de una alianza comercial durante los últimos días, el viernes pasado fue a cenar a la casa de él, ayer lunes no fue a la empresa, ni se comunicó conmigo, hoy en la tarde llegó y lo primero que hizo fue despedirme.

— Esto no me calza, fui a verla ayer en la mañana y termino conmigo.

— Hasta el viernes todo era normal, ella me comentó contenta que el sábado habían quedado de ir a la cascada, se le iluminó el rostro cuando habló de usted, no puede ser que unos días después ya tenga todo listo para casará con otro, algo no me cuadra.

— ¿Qué sabes de la mujer que la acompaña? — recordó como lo miraba la tipa de ojos verdes y piel morena.



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En el texto hay: engano, piccolo, izbet

Editado: 02.12.2019

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