(Parte de Ángel Ciego 4. Un final alternativo)
"Años más tarde, el namek decidió compartir el destino de la Tierra, y así poder reunirse con su amada, llegó al Paraíso y encontró a Izbet en los pastos, meditando.
— ¿Cómo estás? — dijo parado a su lado con los brazos cruzados.
— Bien, ahora que estas a mi lado — ella le sonrió encantadoramente.
— Sabes lo que quiero hacer ¿Verdad? — le respondió serio.
— Además de esto — se acercó y le dio un beso — sí, sé que quieres hacer.
— ¿Me acompañarás? — preguntó ansioso por su respuesta.
— Contigo — Izbet sonrió misteriosa — iría hasta el infierno — empezaron una lucha, que dejó el paraíso destrozado, como castigo los mandaron al averno.
— Se cumplió lo que dijiste, hasta el infierno me seguiste — dijo el namek tranquilo a su lado.
— No me importa vivir toda la eternidad en este lugar, si así puedo estar siempre a tu lado.
Así ambos se convirtieron en los guardianes de la entrada al infierno, y pudieron seguir viviendo su amor hasta el fin de los tiempos".
Desde que pasó al más allá los mecanismos para moverse de forma independiente que usaba Izbet se habían deteriorado, hasta que poco después de llegar al infierno no funcionaron, allí tuvo que usar sólo un bastón para moverse.
Con Piccolo vivían en un lugar cerca de la entrada, que cuidaban, seguían entrenando todos los días, e iban a caminar para que ella pudiera ubicarse mejor en la zona, así la medio demonio había "conocido" de lejos a los enemigos que tuvieron los Guerreros Z en el pasado, pero lo que era más peligroso, y ninguno de los dos se dio cuenta a tiempo, era que éstos descubrieron la relación que los unía, así uno de ellos comenzó a averiguar todo sobre la mujer, lo que le ayudaría en sus planes de escape.
Trascurrido un tiempo la medio demonio había perdido su ironía y la alegría que siempre la caracterizó, eludía las preguntas que le hacía su amado, hasta que él tuvo que enfrentarla directamente.
—Te notó extraña hace tiempo, ya basta de decirme que no pasa nada ¿Qué ocurre? — preguntó el namek.
— Antes podía moverme bien sola, ahora chocó con todo, para dar un paseo debes acompañarme — respondió triste.
— Debes adaptarte a este lugar, nada más, como lo hacías cuando estabas viva.
— No podré apoyarte si pasa algo.
— Mientras estemos juntos todo estará bien... creo que te ocurre algo más, he notado que despiertas muy asustada.
— He tenido pesadillas, al principio eran de vez en cuando, ahora es cada vez que duermo, siento fuego, destrucción, gritos, trato de encontrarte y no estás en ninguna parte — de solo recordarlo se angustió — nuestros amigos, Yun, todos me piden ayuda pero no puedo hacer nada para salvarlos, escucho su agonía y como mueren... luego todo queda en calma, es como si nada ni nadie en el planeta estuviera vivo... por eso despierto desesperada pensando que fue real... ¿Crees que ahora sería de ayuda si pasa algo? Lo mejor para ti seria que me hubiera quedado en el paraíso — terminó llorando en silencio.
— ¿Lo dices en serio? — preguntó cuándo ya estaba más calmada.
— No tendrías que cargar conmigo.
— No eres una carga, eres mi compañera, me has demostrado tu amor de muchas formas desde que nos conocimos, has arriesgado tu vida por mí, tenemos un hijo. Ten paciencia, pronto podrás desplazarte bien, y sobre esas pesadillas sólo trata de no pensar en ellas, y dejarás de tenerlas.
— Disculpa, esta angustia me tiene mal — él la abrazó desde la espalda, y vio como jugaba con un anillo que tenía en una cadena, era de plata, con las iniciales Z y S, su padre se lo dio como recuerdo antes de que dejará el paraíso para seguir a Piccolo, ya que sabían que no había posibilidad que se volvieran a ver.
— ¿Echas de menos a tus padres?
— Sí.
— Más tarde vamos donde Enma Sama y le pedimos de nuevo un permiso especial para que puedan visitarte.
— ¿De verdad lo harías? Gracias.
— ¿Por qué no usas la argolla en la mano? La cadena se puede romper y lo perderás.
— Eso quisiera, pero es muy ancho, tendría que usarlo en dos dedos a la vez, papá es casi tan grande como tú.
— ¿Y si lo guardo por ti?
— Es que — titubeo un poco al hablar — es el único recuerdo que tengo de mis padres, no quiero separarme de él en ningún momento ¿Entiendes?
— Si. Vamos a casa, quiero que descanses.
— Voy en un rato más, no es tan lejos, puedo llegar sola, quiero pensar un poco.
A solas lloró tranquila, en la Tierra no necesitaba apoyo para nada, si pasaba algo ahora no sabía si podrá ser de utilidad, ese sueño era tan real ¿Y si no era sólo una pesadilla? Por primera vez en su vida deseo con todo su corazón poder ver, ya que los implementos se deterioran con el tiempo, además no había batería que durará para siempre; desearía ser más poderosa ya que la primera vez que sintió el ki de los enemigos de los Guerreros Z se sorprendió, eran muy fuertes y a pesar de lo que le aseguraba Piccolo, no estaba segura que podría derrotar a alguno de ellos; desearía... se acordó de lo que su padre le decía, cuidado con lo que deseas porque puede convertirse en realidad, al levantarse, la golpearon y antes que cayera inconsciente al piso, la tomaron en brazos y se la llevaron.