Ángel Ciego 9. Memorias

La Periodista. Una Demonio

— Voy para allá ahora — colgó pensativa Izbet.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Necesitas ayuda? — Piccolo estaba atrás de ella y escuchó todo.

— Mmm... bañémonos — puntualizó meditando — vistámonos y vamos a buscar a nuestro niño, en el camino te diré que se me ocurrió.

Al otro día llegó ella y Jenny cuando estaba terminando la conferencia de prensa, ya Ann había mostrado los papeles falsificados, el testimonio de los delincuentes del banco que ella tuvo alas negras y ojos oscuros al momento de detenerlos, además contó lo que vivió el día anterior, aprovechando que estaba allí la aludida, todos querían preguntarle a la empresaria su opinión, la mujer ciega subió a la tarima con la ayuda de su asistente.

— Señores, lamento toda esta situación, que son solo fantasías de una mujer que no aceptó que no quiero entrevistas.

— Ayer te espíe cuando estabas en tu casa — dijo enfrentándola, con una cruz de las tantas que tiene al cuello tomada firmemente en su mano — eres un demonio, la cámara no podía grabar porque tus poderes oscuros lo evitaban, además vi que estabas con el diablo, ÉL ES TU AMANTE.

— Señores — suspiró la aludida — la Srta. Melampau sin presión de mi parte acaba de reconocer frente a todos ustedes que ha estado vigilando mi hogar sin mi autorización. No pueden tomar imágenes de mi casa, ya que tengo un dispositivo, regalo de la dueña de la Corporación Cápsula que me ayuda para que las personas no me sorprendan en mi intimidad, comprenderán que, al no ver, esas cosas pueden pasar y yo no me daría cuenta.

— Te mantienes eternamente joven — gritó histérica la periodista.

— Vieran que buenas cremas se consiguen con el dinero suficiente — todos rieron con la broma — aclarado ese punto, y ya que todos quieren saber de mí, les diré porque mis padres tienen papeles de nacimiento falsificados, escaparon del odio de sus etnias que estaban en conflicto, está es una fotografía de ellos. Jenny, por favor — entregó varias copias, donde se veía a una pareja, un hombre muy alto, y fornido, moreno, pelo y ojos oscuros, y una mujer de baja estatura, piel casi transparente, pelo rubio claro, y ojos violetas — huyeron del odio que había entre sus razas, si los descubrían los hubieran matado sólo por amarse, por eso se ocultaron en el pueblo donde nací, usaron certificados falsos por miedo a que los encontraran... — tragó saliva — por eso mi madre no quiso ir a un hospital, tenía miedo a que los encontrarán, murió a causa de una complicación durante mi parto. Esta es la declaración del alcalde de mi ciudad natal, y de al menos 50 de las personas más antiguas del lugar, que corroboran lo que digo, y que me conocen desde que nací. Mi padre murió cuando yo tenía 6 años, huí de los orfanatos, viví mucho tiempo en las calles, alimentándome de basura, y durmiendo en donde el cansancio me encontraba... — sollozo un poco — tuve la suerte que una buena persona me encontró y me ayudó — recuperando su serenidad — no quiero ni necesito la lástima de nadie, mi pasado me duele mucho, por eso es que no quería hablar sobre él. Lamentablemente por culpa de la señorita aquí presente ahora todos saben ahora lo que pase en mi infancia. Buenas tardes — se fue con su amiga.

Todos quedaron impactados, inmediatamente empezaron a comunicarse con las personas del pueblo donde nació la mujer ciega, que confirmaron todo lo que dijo, pero Ann seguía asegurando que era verdad lo que dijo, que era una demonio, al final se la llevaron a un psiquiátrico. Pasados 6 meses, a Izbet le dijeron que todavía estaba internada, y sin posibilidad de salir, a pesar de lo que pasó con ella, la mujer del mechón no quería que viviera recluida.

—¿Por qué estás así, problemas en el trabajo? — dijo al verla pensativa, mientras su hijo veía televisión.

— Supe que Ann, la periodista, todavía está internada.

— Pensé que no te importaba lo que le pasará.

— Odio que se haya metido en mi vida, nada más, siempre pensé que después de un tiempo cambiaría su versión para salir libre.

— ¿Qué quieres hacer? — la conocía bien, algo rondaba en su cabeza.

— Conversar con ella.

— ¿Te dejarán?

— Puedo intentarlo... ¿Si lo logro podrías acompañarme?

— Ya veo — sonrió — tu plan es matarla del susto.

—Tonto... — lo golpeó en el brazo — quiero ver si logro convencerla para que cambie su versión.

Le costó varias semanas, pero consiguió que la dejarán visitarla, fue con Jenny.

— ¿Por qué viniste? — dijo Ann sentada en la mesa, en la sala de visitas.

— Por nada malo, pero no me interesa que nos graben — su asistente le dijo dónde estaba la cámara, y la inutilizo, luego la rubia salió, y se quedó afuera, vigilando.

— ¿Vas a matarme? — la miró sin miedo.



#478 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

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