— Viene conmigo — aclaró el joven — necesita ropa para ella y para niño de unos 6 años.
— Vayan al fondo, es la sección niños — luego de mirarlos un momento —¿Es tu prima Yun?
— No, es una amiga.
— Se parecen mucho — al final salieron con varias bolsas llenas — saludos a tu mamá.
— Se los daré Madeleine, gracias.
Se sentaron a descansar y ordenar las cosas.
— ¿Y cómo es tu amiga? La que me dijiste que te trata bien.
— Ojos azules como un cielo sin nubes, y pelo negro como noche sin luna... — él no pudo evitar suspirar.
— ¿Ya le dijiste que la amas? — preguntó ella como si no tuviera importancia.
— Que dices — Yun estaba sonrojado al máximo — ella sólo es mi amiga... nos vemos todos los días en la escuela... nunca se fijaría en mí... incluso fue mi niñera hasta no hace mucho... Bet me ve como a un niño todavía — suspiró resignado.
— Pensé que era una compañera tuya ¿Es tu profesora? Tú tienes como 16 años, si ella te cuidaba de niño debe tener como 30.
— No — rió nervioso por lo que le diría — ella es mi compañera, me veo de 16 años, pero tengo 5 en realidad.
— ¿Eres un duende? — preguntó, aunque no preocupada.
— No... los de la raza de mi padre crecen rápido, y tienen este color de piel... ¿Te asusta?
— No, para nada. A todo esto ¿De dónde sacas tanto dinero? ¿Eres un mafioso o algo así? — rió de su broma.
— Oye, primero un pervertido, luego un duende, ahora un mafioso, que concepto tienes de mí — dijo tapándose la cara, en un gesto dramático, siguiendo el chiste — ¿Conoces el Conglomerado Heaven?
— Obvio.
— Mi mamá es la dueña.
— Ahhh... genial... — siguieron hablando, hasta que ella vio la hora — uuuyyy, ya es tarde, debo irme, chao.
— ¿Mañana vendrás de nuevo? ¿No te dio miedo lo que te conté de mí?
— ¿Por qué? Has sido el único que me ha tratado bien y sin querer nada a cambio. Sí, mañana vendré.
— Nos vemos entonces — se despidieron con un beso en la mejilla.
Lo que ninguno de los jóvenes de piel verde se dieron cuenta es que alguien los veía con odio en los ojos desde lejos, ese individuo inmediatamente llamó a Izbet.
Amanda llegó a casa con la ropa y comida, al ver todo eso Alejandro la interrogó.
— Veo que el tipo sigue interesado en ti... — sonrió malicioso — ¿Qué le has dado a cambio de todo esto?
— Sólo mi amistad, tiene un gran corazón.
— ¿Y de dónde saca tanto dinero?
— Me contó que su mamá es la dueña del Conglomerado Heaven.
— Ya veo — empezó a pensar como conseguir lo suficiente para darse la vida de lujos que quería y que esos mendigos no le permitían, ganaban tan poco en la calle se dijo fastidiado.
Esa noche en casa de Izbet.
— Necesitamos conversar hijo.
— ¿Qué pasa? — preguntó preocupado por el tono tan serio de su madre.
— Me avisaron que hace días no vas a la escuela por juntarte con alguien en el Mall ¿Es verdad?
— Sí, es que... — le contó todo.
— Que pena que tenga que pedir dinero en las calles para operarse.
— Eso mismo pienso — estaba nervioso porque no sabía como hacerle la petición a su madre — de verdad se parece mucho a la abuela — tomó valor — no sé cómo pedirte esto, pero puedes...
— ¿Pagar su operación? — conocía bien a su hijo, y su gran corazón.
— Sí.
— Consigue la dirección y el nombre de su primo, haré que alguien vaya a hablar con él.
— Gracias, mañana iré a verla y te traigo los datos.
— Pero después de la escuela.
— Bueno mamá.
Al otro día, en la tarde, en la empresa, Izbet estaba conversando con Piccolo sobre esto.
— ¿Qué te preocupa? — preguntó el namek.
— Que se estén aprovechando de él, puede ser que la joven no está enferma, tal vez sólo se maquilla para conseguir dinero. Supe de casos parecidos cuando era niña, algunos que parecía que no tienen piernas, o les falta un brazo, eran solo trucos, incluso "arriendan" bebés y los drogan para que puedan estar todo el día quietos mientras los adultos piden, hay muchas formas de engañar. No quise decirle nada, está tan contento con la amistad de la joven, lleva muy poco conviviendo con los humanos, ni siquiera se le paso por la mente algo así.
— ¿Qué piensas hacer?
— Una vez con la dirección, haré mis averiguaciones — tenía miedo que si era como sospechaba, que reaccion tendría el joven — ¿Me acompañas a casa? Debo ver algo con Ann y nos vamos.