— Pasaré ese tiempo con Rubén y David, y ustedes... alcanzaré a despedirme de todos.
Ya pasado nueve días, luego de jugar un poco con los niños ella se sintió muy cansada.
— Yun ¿Podrías llevarme a volar?
— Claro — la acomodó en sus brazos y fueron a campo abierto mientras anochecía.
— Me acuerdo cuando conocí a Dende y Mr. Popo — puso la cabeza en el pecho de su hermano — fue nuestra primera salida en familia, sé que tu padre también me aprecia, a pesar que siempre está muy serio, han sido unos meses muy especiales para mí.
— Amanda...
Ella miró la luna que estaba apareciendo en el horizonte.
— Me acuerdo que me dijiste que Bet tiene el cabello tan negro como noche sin luna... debes decirle lo que sientes por ella... la vida es tan corta...
— ¿Y si no me ama?
— Al menos lo intentaste, y quien te dice que no te ama... — no quería decirle que estaba segura que la jovencita también lo amaba, era algo que él debía hacer cuando sintiera que era el momento — si no te arriesgas como sabrás...
— No te preocupes por ahora de eso.
— Quiero dormir... tengo sueño — en ese momento murió.
— Hermanita... — sus lágrimas mojaron el pelo de la fallecida, mientras las estrellas salían en el firmamento.
Había pasado un día, se estaba preparando todo para el velatorio.
— Hijo, debes estar tranquilo, ella pasó sus últimos meses muy feliz.
— ¿Por qué mamá? Ella era buena, en cambio ladrones, asesinos, gente como Alejandro... porque ellos si pueden vivir y ella no.
— El abuelo que me crió me decía que cuando Dios necesitaba ángeles, se llevaba a las mejores personas. También escuche que cuando la persona paga lo malo que ha hecho en vida, muere.
— O sea que tú, papá y yo tenemos culpas que pagar, por eso no hemos muerto. Nada de esto es justo — se fue volando.
Apareció Piccolo, había escuchado todo desde la otra habitación.
— Por favor, puedes hablar con él, la verdad no sé qué decirle para que se calme, hay mucho dolor en su alma.
— Dejemos que se tranquilice un poco, lo mejor ahora es que éste solo. Luego iré a buscarlo — aseguró el namek.
Para ayudar a Izbet, llegaron Jenny y Bet, está última muy triste, ya que pensaba que Yun estaba enamorado de Amanda y por eso sufrió tanto con su muerte.
— Madrina ¿Dónde está Yun?
— Se fue lejos, su padre va a ir a hablar con él más tarde.
Luego de unas horas.
— Nos vemos, voy a buscarlo — avisó el hombre de piel verde.
— Sr. Piccolo, cuando termine su conversación con él, podría decirle que me busque.
— Bueno.
Lo encontró en la cascada.
— Hola — saludó el padre.
— Hola — el joven guardó silencio un momento — fuiste Kami Sama por muchos años, o al menos una parte de ti, dime ¿Por qué pasa esto? Los malvados viven tranquilos y las buenas personas mueren.
— No puedo darte la explicación que esperas escuchar, llega el momento en que cada persona debe morir.
— O sea no importa que hagas el bien o el mal, igual llegado tu momento te mueres.
— No es tan así, tú vienes a esta vida por algo, a hacer una obra buena o mala, importante o no, cuando la realizas mueres.
— Ella era una buena persona ¿Por qué vivió tan poco?
— Hay humanos que viven menos que ella, incluso algunos no alcanzan a nacer, lo único seguro cuando hay vida, es que morirás tarde o temprano, incluso los dioses de los dioses van a morir, tal vez en 10.000 años, o 1.000 millones de años, pero ocurrirá, es la ley natural de la vida — miró al suelo — si vivieras para siempre no podrías encariñarte con nadie, porque se iría al otro mundo y tú seguirías para siempre, solo y te amargarías con el recuerdo de lo que tuviste y nunca volverá — se perdió un momento en sus pensamientos, él heredó la eterna juventud de su padre, volvió a mirar a su hijo — tú y tu madre también les llegará su momento antes que yo, pero sabemos que es como debe ser, envejecerán y morirán, aunque me duela en el alma pensar en no verla más ni a ti, debo dejar que la vida siga su curso.
— ¿Qué sentido tuvo que ella pasará por todo ese dolor?
— Amanda trajo alegría a quienes la rodearon, logro ayudar a David y Rubén, ellos ahora tienen un hogar y unos buenos padres. Su muerte ayudará a muchos, quienes se salvarán por tener un trasplante a tiempo, movió el corazón de mucha gente con su historia. Nunca dejó de preocuparse por los demás, y a pesar que sabía que su final estaba próximo no sé amargo. A diferencia de tu madre y yo, nunca habías vivido la muerte de alguien cercano, esa es la ley de la vida, y así la aceptamos — miró al cielo — Además DEBES aprender que no porque eres una buena persona, todos los demás lo serán contigo, tienes que aprender a cuidarte — puso su mano en el hombro del joven — descarga tu pena y rabia, luego te sentirás mejor. Están terminando los preparativos del funeral, Bet me pidió que te dijera que la busques — se fue.