Ángel Ciego 9. Memorias

Viaje en el tiempo. Un viaje increíble

— Que bueno que nos enviaron la fotografía de esa pintura — se alegró Piccolo al verla.

— En realidad nadie creería que somos nosotros quienes están allí.

RECUERDO

Hacia ya medio año que Izbet terminó su estadía en el Templo Sagrado para aprender a controlar sus poderes, ahora iba solamente los sábados a entrenar, ese día como se había hecho costumbre se durmió cansada y pasó la noche allí, así que el domingo temprano recién iba a ir en compañía del namek a su casa, cuando llegaron unos niños.

— Hola — saludaron alegres Trunks y Goten.

— Hola enanos ¿En qué andan? — preguntó el guerrero de piel verde.

— Mamá me pidió que viniera a buscar a Izbet, necesita conversar con ella.

— ¿No te dijo por qué? — preguntó curiosa.

— No — respondió el hijo de la científica.

— Piccolo acompáñame, y de allí vamos a mi casa.

— Esta bien.

Un rato después en la Corporación Cápsula.

— Hola Bulma — saludó la mujer ciega.

— Hola — dijo el namek.

— Hola, que bueno que viniste enseguida Izbet — la científica buscó algo en su mesa de trabajo — quería mostrarte este descubrimiento que hicieron en una excavación en Japón, es una pintura de una batalla, está rota y desgarrada en varias partes, apenas la vi en un artículo logré que me mandarán una fotografía del original.

— ¿Pero qué tiene que ver conmigo? — preguntó confundida la ciega.

— La hice pasar a relieve. Ten, es de la época medieval que conmemora la victoria sobre unos animales demonios, hay una mujer con el pelo corto oscuro con un mechón blanco, sus ojos están cerrados, y hay unas sombras oscuras en su espalda.

— ¿Soy yo? — ahora si no sabía que pensar.

— Se parece mucho a ti.

— Nunca me he tomado una fotografía ni menos posado para un dibujo vestida así.

— Recuerda que fue sacada de una excavación arqueológica, no puedes ser tú — puntualizó Piccolo.

— ¿Será alguna antepasada tuya? — especuló Bulma.

— Mis padres no eran de la Tierra ¡Qué extraño!

Siguieron comentando entre los adultos, mientras Trunks y Goten estaban entreteniéndose en el fondo del laboratorio.

— Trunks, cariño, no jueguen adentro — pidió la madre.

— Ok mamá.

Pero antes de salir, el niño mayor le mostró al otro una pelota que acababa de encontrar, la tiró pensando que sería como una normal, pero era de una super goma, rebotó en todas partes muy rápido, no podían tomarla, hizo caer varios líquidos en distintas partes del lugar, que se mezclaron y cayeron sobre conexiones de electricidad, produciendo chispas, a cada momento la bola tomaba más velocidad y fuerza hasta que atravesó unos contenedores de gas, en menos de 5 segundos, se produjeron varias detonaciones. Piccolo buscó a los niños que quedaron inconscientes, tomó uno bajo cada brazo para sacarlos, Bulma iba detrás de él tratando de orientarse a través del humo, no tenía heridas graves ya que en el momento de las primeras detonaciones la mujer ciega hizo un escudo de fuerza que las protegió, la científica llevaba de la mano a la otra, porque el sonido tan alto de los estallidos quemó el sistema para moverse de la del mechón blanco, pero antes que pudiera salir una explosión ocurrió al lado de ellas.

En el exterior.

— Cof cof cof mamá... — tosió Trunks.

— ¿Qué pasó? — preguntó confundido Goten.

— Idiotas, les dijeron que no jugarán en el laboratorio — el namek cayó de rodillas, sus oídos estaban adoloridos, saturados por el ruido.

— ¿Y mi mamá? — el de pelo azul buscó con la vista a Bulma por todos lados.

— Venían atrás de nosotros — miró al infierno que ahora era el laboratorio.

Entró, luego de un momento salió sólo con la científica.

— ¿Dónde está Izbet? — le preguntó preocupado.

— No sé, la tenía de la mano, pero en una explosión nos soltamos.

En ese momento tres enormes detonaciones remecieron todo botándolos al piso, el sistema de control de incendios automático no podía controlarlo, el fuego amenazaba con pasar a los demás edificios.

— Dios... Izbet debe haber muerto.

— TODAVÍA ESTÁ CON VIDA, DEBE ESTARLO — puntualizó el guerrero.

El namek se levantó y entró al lugar a buscar a su amiga, no pudo ubicar su ki, se tapó la boca y la nariz con la capa ya que el humo no lo dejaba respirar, a pesar de eso se esforzó por gritar lo más fuerte que pudo para que su voz logrará escucharse entre todo ese infernal bullicio, ya que empezaron a caer partes del techo, las explosiones se siguieron sucediendo.

— ¿Dónde... cof... estás?... Izbet... cof responde... cof... cof... IZBET... CON UN DEMONIO RESPONDEME — gritó desesperado.



#460 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

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