Ángel Ciego 9. Memorias

Viaje en el tiempo. Piccolo y Omnoto se comprometen

Al siguiente día ambos solicitaron conversar con Netzi y el hechicero Chiroy a solas, en la noche, al acercarse medianoche el Señor del Castillo hizo traer a su presencia a su esposa, estaban también Izbet, el namek y el mago.

— ¿Qué hacías ayer en la noche fuera del castillo? — preguntó el Señor Feudal.

— No he salido de este lugar en mucho tiempo. Estoy cansada, mi Señor, con su permiso me retiro — respondió nerviosa.

— Lo harás en un rato más, cuando yo lo diga — la mujer trató de escapar, los soldados la sujetaron de los brazos, en ese momento su cuello se alargó.

— Lo harás en un rato más, cuando yo lo diga — la mujer trato de escapar, los soldados la sujetaron de los brazos, en ese momento su cuello se alarga

— Una rokurokubi — gritaron los guardias.

— Son tan tontos que recién se dieron cuenta — rió maléfica la monstruo.

— ¿Dónde está mi esposa?

— En una tumba supongo, si alguien se dio el trabajo de hacerla jajajaja.

— Morirás — sacó la katana de su funda y se acercó a la impostora.

— No podrán ganarle a mi amo, antes de morir modificaré la maldición que lance contra tu hermana.

— ¿Cuál maldición?

— Mientras yo viva ella no podía casarse, pero ahora que me mates un pretendiente más debe fallecer para que pueda contraer matrimonio, veremos quién será el valiente jajaja — el Señor del Castillo le cortó la cabeza, todos quedaron en silencio.

Al otro día cuando la joven fue a ayudar a Izbet, estaba extrañamente callada.

— ¿Estás bien? — le preguntó Izbet.

— Me dijeron de la maldición que pesa sobre mí... — sollozo — prefiero quedarme sola y no arriesgar a ningún hombre más, si hubiera sabido antes... mi mayor sueño era tener una familia, pero no sacrificaré a nadie para que pueda ser feliz.

Izbet sintió el dolor de Omnoto, era tan joven y estaba tan ilusionada, la jovencita al menos tenía una posibilidad de ser feliz.

"Las maldiciones no existen, es una soberana tontería, si yo fuera hombre podría ayudarla. Pero si no puedo, hay alguien más que sí podría. Tendré que aguantar sus gritos estoy segura, incluso tal vez no acepte. Debo escoger bien lo que le diré".

La medio demonio se armó de valor para hacer el intento. Cuando la adolescente terminó de vestirla, la mujer le pidió que la dejara conversar a solas con el "protector".

— En la cascada me dijiste que soy tu mejor amiga — se le apegó al brazo — sabes que te quiero mucho — pestañeo rápido sonriendo.

— ¿Qué quieres?

— Que te comprometas en matrimonio con Omnoto — dijo tranquilamente.

— ESTÁS LOCA... — estaba sonrojado.

— Antes que sigas, escucha por favor. Nosotros sabemos que las maldiciones no existen, en una guerra hay muchas muertes, incluso la rokurokubi pudo avisarles a los otros para que los matarán. Pero ellos sí creen, la pequeña prefiere quedarse sola para evitar que quien quiera casarse con ella muera. He pensado que si tú la pides, y luego retiras tu ofrecimiento, el maleficio sobre ella se anulará para esta gente, ya que serás el siguiente pretendiente luego de la muerte de la traidora... el que la pida después estará a salvo. Por favor, su mayor deseo es tener una familia — que más le digo pensó — nunca has tenido un sueño que quisieras realizar y crees imposible... podemos ayudarla... — unió sus manos, e hizo varios pucheros — por fissssss.

El namek estaba silencioso, lo sintió pensativo así que siguió argumentando.

— Para esta época ya está a punto de cumplir la edad donde nadie la elegiría, aunque sea la hermana de un Señor Feudal. No tienes ni que tomarla de la mano, ella sólo vio una vez a sus pretendientes, ni siquiera habló con ellos — le puso cara triste — por faaaaavvvoooorrrrr... por fa... por fa... por fa... por fa... por fa... por fa... por fa... por fa... por fa...

— Está bien, lo haré.

— Gracias, iré a hablar con el Sr. Netzi, quiero hacer un trato especial con él.

— ¿Qué planeas? — luego de lo que le pidió, Piccolo creía que ella podía hacer cualquier cosa.

— Luego te cuento, ahora fíjate en los adornos de pelo, esas como peinetas grandes que usan las mujeres.

— ¿Por qué?

— Después te digo — rió — estás muy curioso hoy.

Izbet le pidió a una sirvienta que la llevará a conversar con Netzi, al principio esté estaba radiante pensando que su hermana irá a vivir al Reino Celestial, pero cuando le explicó que era para anular la maldición, ya que los seres superiores no pueden morir, igual le agradeció y aceptó.



#6601 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

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