Ángel Ciego 9. Memorias

Viaje en el tiempo. La máquina no funciona

— Es un gran luchador y como dice me salvo la vida, preferiría que se quedará — se explicó Netzi.

— Acá sólo es un guardia más, si me lo llevo será en unos siglos más un semi dios... mejor que él decida. Usted no pudo ver su potencial como yo — le dijo molesta.

Lo hicieron llamar, ya que estaban curándole su herida, y le explicaron la petición.

— Agradezco su decisión de llevarme con usted, es un gran honor que debo rechazar, no deseo irme, aquí me necesitan.

— ¿Estás seguro? En el Reino Celestial podrás vivir para siempre, y estarás rodeado de dioses — siguió tentándolo la mujer ciega.

— Nunca dejaré mi deber de cuidar el Reino, éste es mi lugar — el joven miró fugazmente a Omnoto.

— No iré contra tu voluntad. Es una pena que alguien con tu inteligencia, valor, y compromiso con este Feudo, sólo sea un guardia, debería ser mejor considerado.

— Tiene razón. Batay, de ahora en adelante serás mi mano derecha en todos los asuntos de mis tierras, y para que nuestra alianza sea eterna, te ofrezco en matrimonio a mi hermana... disculpe diosa, olvide que era usted quien debía decidir con quién se casará Omnoto, le doy mis excusas.

— Sr. Netzi, estoy de acuerdo con su decisión, y tiene mi bendición para la unión.

La adolescente por fuera se veía seria y tranquila, pero por dentro estaba poco menos que explotando de felicidad.

— Seres supremos, todavía el hechicero Chiroy debe recuperarse más para devolverlos a su Reino, quedó muy débil luego de traerlos, tendrán que esperar un tiempo más. Sería un honor para nuestros que nos acompañen en el matrimonio.

— Aceptamos con gusto la invitación — respondió la diosa.

El día del enlace, la novia se veía radiante.

— Le agradezco por todo — le dijo Onmoto feliz a Izbet.

— De nada, ten, es un collar de plata, no tengo nada más para darte como regalo de bodas.

— No tiene que hacerlo.

— Quiero que sea tuyo.

— Gracias diosa — se acercó a su oído y le dijo mientras veía a Piccolo que hablaba con su hermano y su esposo — deseo que el Protector corresponda a sus sentimientos.

— Que dices.... — se rió sonrojada y nerviosa, la jovencita se alejó.

— Así que ahora te las das de casamentera — le dijo el namek al pararse al lado de la diosa, al verla sola.

— Algo así... tuve miedo que a pesar de todo no permitieran a Omnoto casarse con Batay, por eso quise ver si lograba que del Sr. Netzi saliera la idea... sabía que ese joven no se iría con nosotros, ni por la vida eterna se deja a quien uno ama... y si un dios quiere llevárselo como su protegido... afortunadamente Netzi reaccionó como pensé, no llegas a donde estoy en los negocios sin saber cómo reaccionarán las personas ante una propuesta. Soy tan feliz por ella, no hay palabras para describir lo que es amar y que te correspondan — suspiró.

— Hablas como si estuvieras enamorada — la miró fijamente.

— Yo... nooo... para nada — Izbet volvió a reír nerviosa.

Luego de unas semanas ya todo estaba listo para el viaje, durante ese tiempo Piccolo trató de hacer funcionar la máquina que recuperaron, pero no lo logró.

— No sé cómo prenderla, lo siento.

— Mientras estemos juntos todo estará bien... amigo — le tomó el hombro — ahora la pregunta es qué pasará cuando se den cuenta que su hechicero no puede devolvernos.

— No creo que se molesten, estarán contentos de que dos seres supremos se queden en su reino para siempre. Han pasado tres meses desde que llegamos, que pensarán en el futuro que nos pasó.

— No quiero ni pensarlo. Vamos a descansar mejor.

El día que volvían el Señor del Castillo les regaló una pintura de la batalla, estaban el namek y la mujer ciega, espalda contra espalda luchando contra las criaturas mágicas, era la que vio Bulma que habían rescatado del sitio arqueológico, pero por una curiosa casualidad la parte donde estaba Piccolo se perdió con el tiempo.

— Cuando llegue a su reino podrá verlo diosa, nosotros nos quedaremos con una igual para conmemorar la victoria de ese día, ambos son grandes guerreros. Gracias por todo — Netzi y los nobles el reino se inclinaron hacia la pareja en señal de respeto y agradecimiento.

Cuando llegó Chiroy, ambos entraron en la máquina, como el espacio era pequeño Izbet se acomodó sentada en las piernas de Piccolo, muy avergonzada, vestida con su traje oscuro. El hechicero se concentró, cuando estaba listo levantó las manos y el rostro, sus ojos cambiaron ligeramente de color, en ese momento desapareció el artefacto.

En el futuro, en la Corporación Cápsula, tres horas después del incendio estaban Vegeta, Trunks, Goku, Goten, Gohan y Videl removiendo los escombros.

— ¿Todavía nada? — preguntó por enésima vez Bulma.

— Nada, no puede ser que no quede ningún resto de ellos — respondió Videl.



#463 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

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