— Así supimos que ustedes estaban investigando, por eso fuimos a la Corporación Cápsula, sabíamos que si habían descubierto algo Bulma lo sabría, nos contó lo que ocurrió, por eso los rastreamos hasta aquí — explicó el hombre calvo.
— Dijo que es el sobrino del Dr. Gero, ahora es un androide, quiere vengarse de Piccolo y N°17, por lo que le hicieron a ese científico loco. Mandó robot y unos pequeños insectos mecánicos que proyectaban la imagen de 16, para hacerles creer que enloquecieron. Ven, hay que ayudar a Izbet — Synovec se dio cuenta lo que intentaban así que le ordenó a N°16 que la vigilará y no dejará que se fuera.
— Todos van a morir — gritó el sobrino de Gero, mientras seguió luchando. Le ordenó a los androides guerreros que matarán al semi sayayin.
Mientras esto pasaba, en la cueva el hombre sin nariz se escabulló para tratar de rescatar a la mujer.
— ¿Estás bien? — preguntó Krillin a la ciega.
— Algo cansada nada más, absorbieron mi energía, ahora me dejaron al cuidado de esta hojalata.
— ¿16?
— ¿Lo conoces? Ese loco dijo que lo reconstruyó, y que cambió sus comandos, ahora sólo obedece órdenes.
— No puedo creerlo — se acercó, pero el robot lo golpeó.
Mientras Gohan continuaba derrotando robots, pero más seguían llegando para reemplazarlos.
— 16, recuérdanos — el calvo intentó hacerlo reaccionar.
— Evitar que la mujer escape — repetía a cada rato el ser sin vida.
— Si pudieras volver a como eras antes, borraron tus antiguos comandos, pero todavía deben están allí, es como escribir con lápiz muy fuerte, borras, vuelves a escribir, pero lo anterior se siente aunque no se vea. Lucha contra tus nuevas órdenes, por favor, mira, es tu amigo Gohan, ha crecido, ya es padre... y 17, tiene una familia... su hermana, tu amiga N°18 se casó conmigo y tenemos una hija. Por favor... Ayúdanos...
El robot siguió quieto, pero se notó que algo pasaba en su interior. Cuando uno de los robot iba a atacar por la espalda al medio sayayin, 16 lo destruyó con un rayo.
— 16 — le sonrió el padre de Pan — eres tú de nuevo.
— Así es amigo — a Krillin — Gracias por ayudarme a que volviera a mi comando primario. Ahora debo detener a los otros robot.
Pero eran muchos y demasiado poderosos, mientras los mantenía a raya dejó al joven con sus amigos, había analizado la situación y sabía como detener a todos los robot enemigos.
— Gohan, fue un placer ver que te convertiste en un gran guerrero, y un buen hombre. Krillin, dale mis saludos a 18, y un beso a tu hija de mi parte. Cuídala mucho. Fue un placer verlos a verlos — el robot de pelo rojo se despidió de todos.
— ¿Qué vas a hacer? — preguntó el padre de Marrón.
— Si no destruyó a estos robot, ni al almacén desde el que salen, los matarán a todos.
— Por favor, no lo hagas — suplicó Gohan recordando la vez que murió a manos de Cell.
— Mientras me recuerden con cariño, sé que mi paso por este mundo no fue en vano — les sonrió y se fue.
Atrajo a todos los robot y los hizo entrar en la bodega desde donde salían, a los segundos el lugar estalló, todo fue incinerado. El sobrino del Dr. Maki seguía luchando con 17, ahora alejados de su guarida.
— Te hice creer que te estabas volviendo loco, como a ese tipo verde — sonrió Synovec — quería que dañarás a tu familia, para que sintieras el mismo dolor que sufrí yo.
— Por tu culpa casi mate a uno de mis hijos, pagarás por eso.
El gemelo de 18, furioso, se movió lo más rápido que pudo, desapareció de la vista de todos, para aparecer frente a su contrincante, le atravesó el pecho con una mano y retiró varias partes electrónicas de su interior, mientras Sinovec lo miraba incrédulo, sin poder hablar, el moreno se alejó, y le lanzó una gran ráfaga de energía, que lo desapareció totalmente.
Ya casi al filo de las 24 horas, el ganador de la pelea llegó al Templo Sagrado y evitó que Piccolo destruyera la puerta, con su ayuda lograron encontrar otro insecto robot que había entrado a la habitación del tiempo con él, y seguía haciéndolo ver a 16. Todos se reunieron en el Templo, incluidos la pareja de hermanos y sus familias, para celebrar que todo termino bien.
— Gracias Izbet y Gohan — dijo Piccolo — por no perder su fe en mí, incluso cuando yo la había perdido.
— Sabía que no estabas loco, con una desquiciada aquí — Izbet se apuntó a sí misma — basta y sobra — sonrió feliz al lado de su novio.
— De nada Sr. Piccolo, pero el héroe fue N°16 — dijo Gohan recordando el sacrificio del robot.
— Era un ser muy especial
— Sr. Piccolo, quería disculparme por mi actitud, tuve miedo por mi hija — trató de explicarse Videl.
— No es necesario, entiendo porque lo hiciste — el hombre de piel verde no le guardaba rencor.