— La forma de despedirse de ese hombre era muy rara — dijo el namek al ver la fotografía de dos hombres y un gigante lleno de pelos.
— Eso de decir "la fuerza éste contigo" siempre me llamó la atención.
RECUERDO
Luck, Han Solo y Chewbacca iban a reunirse con la Princesa Leia cuando se encontraron con varios cazas imperiales, escapando de ellos pasaron demasiado cerca de un hoyo negro, y todos fueron absorbidos. En el universo de Dragon Ball, los perseguidos y perseguidores llegaron al tercer planeta de un sistema con un sol amarillo.
En el Templo Sagrado, Piccolo (que hacía pocos meses había dejado de ser humano), y Dende sintieron la presencia de varios ki que aparecieron de la nada muy cerca de la Tierra, el guerrero se dirigió hacia ellos, que ya estaban en la atmósfera terrestre, encontró una gran nave que era seguida por varias pequeñas, la energía de todos los desconocidos era normal por el momento. Se le unieron Gohan, Vegeta, Goten y Trunks, los disparos que hicieron los pilotos podían dañar a alguna de las ciudades que estaban en su camino, por lo que doblaron los cañones, solo lograron que la nave mayor y uno de sus atacantes bajaran en el Templo, los demás escaparon.
Todos los extranjeros de la nave perseguida bajaron con mucho cuidado, para conversar con los que esperaban en la plataforma del Templo.
— Hola amigos — sonrió nervioso Han.
— Hola — respondió serio Piccolo, que estaba con los brazos cruzados.
— ¿Qué lugar es éste? — preguntó el piloto.
— El templo de Kami Sama — respondió el namek guerrero.
En ese momento llegó la dueña de la Corporación Cápsula, en los brazos de Izbet.
— Hola — saludó Bulma.
— ¿Por qué vinieron? — les preguntó preocupado Gohan.
— Algo se alcanzó a ver en televisión — respondió la científica — me llamó la atención la tecnología de estas naves, se ve interesante, pero Vegeta y Trunks no quisieron traerme.
— Disculpen ¿Cómo se llama este planeta? — consultó Luck.
— Tierra — dijo Dende tranquilo, no había sentido ki oscuro en los que tenía en frente.
— No lo ubico, pasamos por un agujero negro, creo que estamos en otro universo — medito en voz alta el dueño del Millenium Falcón.
— Alto ¿Alguien puede decirme qué pasa exactamente? — pidió Izbet, Kami Sama habló con ella mientras todos los demás estaban distraídos en sus pensamientos.
— Me pregunto quiénes son los buenos y quiénes los malos — dijo en voz alta Bulma.
En ese momento un soldado imperial llegó cerca de ellos como si viera el entorno, pero rápidamente tomó a la mujer ciega del cuello, amenazó con dispararle en la cabeza si no entregaban sus armas y se rendían, Luck, Han y Chewie las dejaron caer y levantaron las manos, pero cuando miraron a los demás tan relajados se preocuparon.
— ¿Por qué no hacen lo que dijo? No está bromeando, matará a su amiga — dijo nervioso Luck.
— No es ella quien está en peligro — respondió serio Piccolo.
La mujer del mechón blanco se soltó sin ningún esfuerzo, tomó el arma con que le apuntaba con una mano y la dobló como si fuera de papel.
— Niños... ¿Pueden ayudar a esta damisela en peligro, por favor? — pidió con sorna Izbet.
Los pequeños se encargaron del soldado.
— No puedo creer la fuerza que tienen esos pequeños — exclamó asombrado el piloto.
— Ba... son solo niños — respondió Vegeta con el ceño fruncido.
— Luego de esto creo que ya sabemos a quienes debemos ayudar — dijo Bulma.
— ¿Eres ciega? — preguntó Luck a la medio demonio.
— Sí.
— Te manejas muy bien... — siguieron conversando animadamente.
En otro lado del Templo.
— Si vinieron a través de un hoyo negro, debo poder hacer que se reproduzca el fenómeno y volverlos a su universo. He estudiado esas teorías, no debe ser difícil para mí — analizó Bulma mientras sujetaba su barbilla con una mano.
— ¿De verdad puede ayudarnos a volver a casa? Veo que además de hermosa es inteligente — Han le dio un beso en la mano .
— Qué hombre más galante — rió alagada la científica.
— Me voy a entrenar a la cámara de gravedad — Vegeta se acercó a su mujer y la tomó de la cintura — esto no amerita la presencia del Príncipe de los Sayayines — le dio una mirada de odio al otro y se fue volando.
— Él es... — preguntó el pirata espacial.
— Mi esposo.
— Lo lamento dama, no quise incomodar a su marido.
— No te preocupes ¿Puedo ver el interior de tu nave? — consultó curiosa Bulma.
— Por supuesto, yo seré su guía — le dio la mano, entraron con cuidado para que la mujer no se cayera.
Mientras eso pasaba la otra pareja seguía conversando.