Ángel Ciego 9. Memorias

Amigo imaginario. Un amigo

— Todavía se ve demacrado Yun en esta fotografía — dijo Piccolo cuando tomó una de las que le trajeron en la tarde.

— Quisiera olvidar todo eso — dijo con angustia Izbet.

RECUERDO

— ¿Yun, dónde estás? — el namek en voz alta estaba llamando a su hijo en el Templo Sagrado.

— Acá — respondió desde atrás de una habitación Yun.

Cuando el adulto llegó vio que el niño tenía dos botellas de bebida y galletas en un par de platos.

— ¿Quién te acompaña? — el guerrero miró buscando a Dende o Mr. Popó.

— Mi amigo — dijo el niño contento, aunque algo ojeroso, hacía tiempo que empezó a despertar cansado, agotado.

— ¿Y dónde está? — Piccolo miró para todos lados extrañado.

— Parado al lado de esa palmera — apuntó el niño.

— Ven a acostarte, ya es tarde y mañana debemos repasar un poco las materias y luego ir con mamá por el fin de semana.

— Está bien, chao — el niño se dirigió a donde dijo que estaba su amigo, pareció escuchar — bueno ¿Sabes llegar? — silencio — genial, nos vemos.

El hombre verde trató de sentir algún ki, pero nada, le comentaria a Izbet sobre eso.

Al otro día en casa de la madre del niño.

— ¿Cómo está mi hombre grande? — abrazo a su hijo, feliz.

— Bien mamá, ya dejé mis cosas en la habitación — respondió contento, le encantaba cuando iban con su padre a visitar a su mamá.

— Anda al patio, hay una piscina instalada, hace mucho calor.

Cuando estaban solos los adultos en la casa Piccolo le contó lo que vio el día anterior.

— Ayer Yun tenía jugo y comida para dos, pero estaba solo, cuando le pregunte me dijo que era para su amigo, mire donde decía que estaba, pero no vi ni sentí nada — le comentó el guerrero.

— Puede ser un amigo imaginario... es normal cuando los niños pasan mucho solos... — la mujer se puso triste — como quisiera que estuviera acá conmigo siempre y pudiera ir a la escuela, el interactuar con más niños le haría bien.

— Tiene muchos amigos, Marcos, Bet, Marron, Goten, Trunks y Pan. Debería olvidarse de esas cosas y volver a entrenar, ha logrado subir mucho su nivel, pero tiene mucho potencial todavía sin usar.

— Yun es solo un niño, y a diferencia de los humanos, su niñez será muy corta, dejalo que juegue y se divierta, no debes ser tan estricto con él — se molestó Izbet.

— Gohan empezó a entrenar cuando era más pequeño y no tuvo problemas de ningún tipo — afirmó el hombre.

— No me interesa que haya hecho Gohan, ni a qué edad, Yun es quien debería preocuparte, trata de entenderlo, se siente solo, y tú en vez de pensar en cómo se siente... quieres hacerlo más poderoso, recuerda que Luis dijo que debe descansar, deja que se distraiga, quiero que mi niño pueda disfrutar su vida.

— Nuestro niño, recuerda que yo soy el padre — se molestó Piccolo.

— Pero parece que soy la única de los dos que se preocupa por él, no tiene ni cuatro años, deja que se distraiga un poco — los ojos de la mujer pasaron del plomo al negro.

— Tiene tres, pero sabes que físicamente es como si tuviera más, a su edad tú y yo... — trató de rebatirle el hombre verde.

— A su edad nosotros vivimos muchas cosas que no quiero que él pase — dijo con su tono más frío la madre.

— Voy al Templo un rato — se fue aburrido de la discusión.

— Mejor — la ciega le dio la vuelta y salió al patio donde el niño estaba en la piscina.

— ¿Qué pasó con papá? — preguntó al sentir que el adulto se alejaba.

— Se acordó que tenía que decirle algo urgente a Dende, vuelve más tarde — inventó.

— Bueno — respondió triste el niño, sabia que discutieron, y lo que más le dolía, que él era el motivo.

Mientras jugaba, su madre, al no poder ver no se dio cuenta que cuando él se tiraba al agua algo más también formaba pequeñas olas, o cuando tiraba agua había una figura transparente que la recibía y le devolvía el ataque acuático.

Esa noche volvió el namek, luego de la cena acostaron al pequeño tranquilos, pero en la habitación la pareja siguió la discusión.

— Él debe seguir entrenando para que desarrolle todo su poder, nunca podremos saber cuándo se necesitará — trató de imponer su deseo el padre.

— Es solo un niño que ya está cansado por tu famoso "entrenamiento", debe jugar también, distraerse de tanto estudio, no todo en la vida se trata de eso, ahora tiene ese amigo imaginario para compensar sus carencias — le respondió mientras se ponía su pijama la mujer.

— Eso es porque lo malcrías demasiado, le das todo lo que te pide — afirmó Piccolo de pie al lado de la cama.

— Solo le doy lo que yo no pude tener de pequeña — se acomodó entre las frazadas la del mechón blanco.

— ¿Y eso está bien? — dijo irónico.

La mujer se dio vuelta en la cama, para darle la espalda al namek.

— Buenas noches — apagó la luz dando por terminada la conversación.

Él se acomodó en el piso del cuarto en posición de meditación, lo que ninguno de los dos se dio cuenta era que la puerta quedó un poco abierta, y el niño desde su habitación escuchó todo, ahora estaba conteniendo las ganas de llorar.

— ¿Qué pasa amigo? — le acarició la cabeza un ser invisible.

— No me gusta escucharlos pelear, y más que sea por mi culpa — sollozo.

— No llores — el ente trató de consolarlo.

— Gracias por ser mi amigo, me siento tan solo — dijo antes de dormirse.

— Lo sé, yo siempre me siento así, duerme.

Nada más importante pasó ese fin de semana, a no ser que la pareja casi ni se habló. Unos días después de volver al Templo el namek se dio cuenta de que algo parecía seguir a su hijo, de nuevo se concentró. pero no sintió ningún ki, ni nada que delatará que había algo o alguien. Pero estaba seguro de haber visto moverse una silla y un vaso se cambió de lugar misteriosamente cerca de su hijo. Esa tarde Gohan fue a conversar con el hombre de piel verde, y también fue testigo de cosas extrañas.



#479 en Fanfic

En el texto hay: sexo, aventura, sexo amor desamor

Editado: 06.03.2020

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