“Esta soy yo”
Llegué a casa después de lo sucedido, me encerré en mi habitación mientras mi madre junto con mi hermano escuchaba la explicación de quienes me salvaron, me encerré y dormí durante tres horas, luego desperté, me quedé ahí sin salir nuevamente, a excepción de buscar un café que mi madre me ha preparado, sabe que amo la cafeína, lo único que hace y demuestra ser.
No he querido hablar con absolutamente nadie, mi madre ha insistido llevarme al Médico porque también le han informado de la presunta anemia y el desmayo en la facultad, me coloqué los audífonos y me olvidé de todo y todos por un rato.
Me perdí tanto que no me he fijé que Santi ha estado en casa, le testé que abrí la puerta mientras me acomodo en la cama y efectivamente si tengo un pequeño golpe alrededor de mi cuerpo y uno que se nota de lejos en la frente.
—viernes 13 sería declarado efectivamente para ti. —Viene de inmediato hacia mí. —¿Cómo están esos golpes?
—Pues bien, no son tan dolorosos como otros. —Largué indirecta, tantas veces nos hemos acostados bajo la oscuridad, no soy capaz de mostrarle lo que hay en mi cuerpo, creo que es hora de contarle, no quiero que se entere por Black en algún momento. —Santi, tenemos que hablar.
Abrir esta herida me costará lágrimas, pero tengo que hacerlo, cada día me consumo en un abismo negativo que no me permite vivir.
—Eso suena a que me terminará. —responde y de inmediato le digo que no es eso.
—Es sobre algo de mí, que forma parte de mi pasado y posible futuro, es algo que me duele, me quema el alma cada día que pasa, necesitas saber quién soy yo realmente. Es algo delicado, pero seré directa y sin rodeos porque es algo que yo no aguanto más y antes de que él venga te cuente todo de mí, esté listo.
Respiro, sé que mi propio enemigo pertenece a mi ser, soy yo. En algún momento recaeré y volveré a algo que no he querido, mis padres nunca han vuelto a tocar el tema y no sabe lo mucho que me afecta en que solo me dijeran: “lo superará” ¡Cuidé y protegí a mi hermano! ¡Ellos no! Yo sacrifiqué todo para que no los lastimaran, soy yo quien tiene cicatrices y dolor.
Siento ya mis ojos húmedos, pero tengo que ser fuerte.
—A mis 15 años salí con un chico quien creía que era mi primer amor, pero en realidad era esa perdición que me condenaría a lo que a ningún ser humano quería que les pase.
Tomé pausa.
—Ese chico que decía que me amaba creó miles de inseguridades en mi , tomando en cuenta de que me apostó, cuando me enteré intenté alejarme, pero no me dejó en paz, estaba en mi casa en la ciudad de Barcelona en ese entonces solo estaba con mi hermano, él junto con un su enamorada de ese entonces y otros tres chicos intentaron abusar de mi hermano, lo pude evitar, evité que mi hermano pasara por un trauma que sé que algo recuerda, sin embargo, sólo es ansiedad y no le dañaron físicamente, no le dejaron marca.
Las lágrimas recorrían por mis mejillas.
—Me crucifiqué para que lo dejarán y asintieron, ese quien decía ser mi amor, Alexander Black, me ha torturado, abusó de mi docena de veces en un solo instante junto con sus otros amigos, su novia… —tomé respiro, me toco el abdomen porque ahí se encuentra mi peor herida, —Ellos no me dejaron en paz, no me dejaron respirar, lloré porque solo tenía quince años, lloré porque no pude contraatacar en el instante hasta que saqué fuerzas y tuve un enfrentamiento con la chica, Emily era su nombre.
Sentí como Santi ya se estaba poniendo tenso.
—Ella provocó una cicatriz en mi abdomen, ella quiso asesinarme, más su jugada no le salió como quería, pude defender. Tomé el cuchillo que tenía y la acuchillé alrededor de diez veces, la ira en ese momento me tenía cegada, solo quería que muriera y me dejara en paz, murió claramente.
“Alexander está resentido aun, en ese entonces él reaccionó peor que anterior, dijo a sus amigos que se marchara que iba a resolver él mismo, me tuvo días en un sótano, sin comer, sin tomar agua y sobre todo me tenía en una tortura infernal, me tocaba asquerosamente, él nuevamente lo hizo hasta que se cansó, en medio del llanto y el dolor le mencioné a Emily tuvo un arranque de ira, me golpeó tan fuerte que perdí la consciencia y tuve en coma dos meses, dos meses en coma en donde yo a pesar de eso aun sentía todo ese dolor.
Aun tengo ese recuerdo en cuanto su furia explotó hacia mí, me golpeó contra la pared una y otra vez, me decía que le quité al amor de su vida, que lo iba a pagar muy caro.
—En cuanto desperté mis padres no hablaron solo dijeron que nos cambiaríamos de ciudad, mis hermanos tampoco dijeron nada, él no lo hizo, ni me preguntó cómo estaba.
Sus abrazos me reconfortaron, no lo suficiente como quería, pero es algo que no puedo reparar, ese día mi alma se quedó en esa escena y jamás ha decidido volver hacia mí.
Santi era una bendición en medio de mi propio caos, sé que en Sandra y en él podía confiar, ellos me cuidaban y se preocupaban por mí, los único desde que me conocieron.
Desde que entré en esa facultad con su vestimenta normal, pero extravagante a la vista de todo: una chica rubia ojos marrones, flaca y estatura promedio entró sin una gota de emoción que no demostró hasta el segundo año.
La chica con su laptop en mano y que saludaba a los que le saludaba sin sonreía, no era tan genial y aun así logró captar la atención de todos.
—Pensé que no volvería, pero me equivoqué, cuando llegué a casa él estaba aquí, intentó amenazarme, aun quiere venganza por lo de Emily, sé que no sentía amor, era obsesión solo para hacerme daños a mí, ni siquiera la amaba, cuando llegue a la ciudad hasta la actualidad siento deseo que buscar a esos tres pares y asesinarlos, ellos están bien disfrutando de la universidad, yo no lo esto haciendo.
Me levanté de la cama, los ojos de Santi gritaban sufrimiento y pena hacia mí. Apago la lampara, me retiro el pantalón ancho que estaba utilizando, el polo; solo me quedé en ropa interior.