Angel cruel

Capítulo cuatro. "maratón de..."

Maratón de…

Han pasado quince días desde que le dije a Santi parte de mi pasado, quince días y sigo aquí en mi casa y encerrada en mi habitación, no he querido ir al colegio al menos mis padres me permitieron estar en casa por estar “enferma” solo no tenía ganas de nada.

Quince días en lo que pensaba que iba a salir de aquí y resulta que sigo aquí, mis esfuerzos son en vanos y me rendí, seguiré con mis días.

Un fin de semana en charla con mis padres porque así lo quisieron aun viendo mi total desinterés en la charla junto con el psicólogo que una vez trabajó conmigo, ahí permanecí sentada frente a él, asentía con la cabeza cada vez que decía algo, quería que esto acabar ya, era una tortura mental para mi y mi poca paciencia charlar sobre mi pasado.

Al final de la charla voy de inmediato a vestirme, iría a la casa de Santi, lo he extrañado demasiado, mis padres no querían que los viera todos estos días, se supone que mis propios enemigos son ellos y no los de afuera, ni siquiera Alexander.

—¿Irá con Santiago? -Cuestiona mi madre sabiendo lo obvio.

—Claro. —Respondí.

—Tienes permiso hasta la nueva, Meredith, ni más ni menos.

—No te preocupes, si tendremos sexo solo serán minutos y no horas, al menos que haya maratón. —Respondí siguiendo peinando mi cabello.

—Meredith, no seas grosera, recuerdas que no te mantienes sola.

—Por desgracia.

Ella marchó advirtiéndome que debo de ser menos grosera y me amenazó con enviarme con la abuela a Argentina, prefiero morir antes que eso suceda, mi abuela materna aún vive en los siglos pasado y su mentalidad es mediocre.

Tomo mi celular junto con los audífonos colocando mi playlist favorita y marcho, claro tengo que ir a pie porque me quitaron el carro y ni siquiera así me impedirían mi libertad, estar encerrada en esa casa es peor que la prisión y estar rodeado de delincuentes.

Supongo que Sandra tenía razón que al menos debo de intentar vivir, por mi misma y por Santi quien me ama con locura, a pesar de que le conté todo lo que ha pasado es la única persona que me creyó sin ni siquiera dudarlo, es la el hombre con quien no quería nada y ahora tengo todo, mi lado enamorado es un nivel alto.

Ya casi llegando observo una pareja discutir, bajo el volumen para disimular y poder escuchar, pero no lograba por la distancia, sin embargo, dejé el chisme y seguí y quería llegar, extrañaba aquellos brazos donde me sentía protegida y caliente por supuesto.

—¡Al fin! —viene hacia mí y de inmediato sus brazos rodean mi cintura, esa sensación tan bonita que me hacia sentir especial e importante. —Te he extrañado como un loco.

Sus besos confirman lo mucho que me extraño, ese beso infernal que me atrae y lleva a cometer los pecados más mortales de la humanidad.

Ya acabando la bienvenida entramos a su casa, el plan sería seguir viendo la serie que hemos empezamos como hace un mes y no logramos terminar por falta de tiempo.

Nos disponemos de preparar palomitas, aunque haya comprado doritos suficientes, coca cola y varios chocolates de mis favoritos, las palomitas es lo más esencial de esto.

-Es que esa chica es lo suficientemente estúpida para seguirle el juego. -Grité mientras que Santiago reía.

Era una de las desventajas de ver películas o series conmigo, cualquier estupidez de los personajes me quejarme hasta más no poder me frustraré, una de las razones por la que pospusimos la serie.

—La salva que es linda porque el cerebro se quedó en su casa. —Reproché enojada tomando un sorbo de mi vaso de coca cola.

—Verte enojada es divertido. —Expresa mi estimado novio riéndose. —Creo que es más divertido que la propia serie.

Se acerca y planta un beso en mis labios.

—¿Oh sí? Me postularé como actriz entonces. —Dije riendo.

Seria un fracaso porque para actriz ja, no sirvo para cantar mucho menos para actuar.

—Sería tu fan número 1.

—Te diría que tienes mal gusto, joven. —Respondí acomodando mi cabeza en su pecho.

—Te amo.

—Yo a ti.

Sentí una de sus manos entre mis piernas provocando sensaciones en mi cuerpo de excitación, llevaba falda, pero la falda venía incluido short, era como una falda deportiva que constantemente usaba.

Esa misma mano subía lentamente hasta mis pechos, yo estaba concentrada en la tele y a la vez en lo que hacía.

—Más tarde, ¿Sí? Realmente quiero ya terminar de esta tortura.

—Está bien. -Plasma un beso.

—Pero un maratón ahorita, ¿Eh?

—Acepto.

La protagonista tenía varios trastornos psicológicos según su especialista y entre ellos la bipolaridad y depresión, era una chica obsesionada con sentirme mal todo el tiempo, gritar, exasperarse por cualquier motivo, en ocasiones se causaba daños a si misma y al rato actuaba como si nada y hacia las cosas felizmente, ella despreciaba a todos a su alrededor realizaba frecuentemente diversas cosas para captar la atención de todas las personas, sobre todo la de los hombres.




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