Ángel de la Guarda

Parte II

En la mañana Raquel despertó, la claridad que entraba por el ventanal iluminaba la habitación. Se sentó rápidamente en la cama y miró alrededor confundida, no recordaba cómo había llegado ahí, miró su tobillo y notó que estaba vendado, lo que la confundió más. Llevó su mano a su cabeza ante un leve mareo y le vino la imagen borrosa de un joven llevándola a su habitación, pero no podía divisar su rostro.

Sintió el sonido de alguien andando en la cocina con platos y cubiertos, asustada la chica se levantó cojeando y salió de la habitación, se llevó una sorpresa al ver a Ethan haciendo un desayuno

- Buenos días – Dijo el chico con una sonrisa – Perdón por tomarme el atrevimiento de quedarme en tu apartamento, pero ayer vi que estabas muy mal

- ¿Fuiste tú quien me trajo aquí?

- Sí, te vi en el garaje tendida en el suelo y ebria – Raquel se sintió avergonzada – Así que te ayudé y vendé tu tobillo

- Qué vergüenza – Dijo la joven llevando la mano a su rostro – No sé cómo agradecerte

- No tienes que agradecerme, tampoco tienes que sentirte avergonzada

El ángel de la guarda de Raquel había implantado recuerdos en la cabeza de Ethan, haciéndole creer que fue él quien la ayudó. Había hecho una jugada maestra, así Raquel creyó que fue Ethan quien la llevó a su habitación y además esto propició otro encuentro, una oportunidad más para enamorarse.

Ese día los jóvenes desayunaron juntos, se conocieron un poco más, contaron historias graciosas y el ángel se sintió complacido al ver a Raquel riendo de los chistes de Ethan.

Fue en ese momento cuando la joven notó que Ethan tenía unos ojos verdes hermosos y una sonrisa que conquistaría cualquier corazón, se sintió entonces un poco atraída hacia él. Cuando se despidieron Ethan le pidió a Raquel ir a cenar a un restaurante en la noche y ella aceptó.

En la tarde la chica recibió una llamada de sus padres quienes le dieron una reprimenda por irse tan tarde y ebria, ella no hizo mucho caso, pues no podía dejar de pensar que hoy tendría una cita con su guapo vecino.

Mientras cepillaba su cabello delante del tocador, pintaba sus labios de color rojo y se ponía su vestido ajustado de color negro, su corazón no dejaba de palpitar fuerte, estaba nerviosa y era la primera vez que tenía esta clase de sentimientos, su ángel de la guarda la miraba con una sonrisa pícara, pues al fin hará perfecta la vida de Raquel.

La chica estuvo en su departamento esperando a Ethan, quien a las ocho, tal y como habían acordado pasó a buscarla.

Los jóvenes fueron a un restaurante, donde disfrutaron de una exquisita cena y un delicioso vino, rieron, hicieron cuentos tristes y graciosos sobre sus vidas, se escucharon el uno al otro y al final brindaron por ellos.

Luego fueron a un pub, donde Ethan mostró su lado más romántico y sacó a Raquel a bailar, bien cerca el uno del otro, con sus cuerpos tocándose, Ethan agarró su cintura y comenzaron a balancearse al ritmo de la suave música, como en los tiempos de antes. Una cita perfecta que culminó con un beso delante de la puerta del apartamento de Raquel.

La chica no pudo controlar sus emociones cuando Ethan se fue, entró a su apartamento y comenzó a dar brinquitos por toda la sala y gritó bajito, su ángel de la guarda al verla en esta faceta, comenzó a reír y dijo para sí mismo – Sí, ya sé, ya sé, por nada – Por supuesto Raquel no podía escucharlo ni notar su presencia.

Pasaron dos meses de alegría para la chica, Ethan y ella comenzaron una relación verdaderamente hermosa, paseaban por la calle tomados de la mano, se tomaban fotos con la cámara, todo aquel que los viera juntos estaba presenciando al amor en persona, cenaban juntos, iban a la playa para ver el atardecer sentados en la arena y acurrucados, se besaban con una pasión indescriptible y la intimidad era totalmente satisfactoria.

Pero la felicidad de Raquel duró poco, pues un día fue a visitar a Ethan a su departamento y la recibió una mujer, Ethan apartó a Raquel al corredor por un momento y le explicó que esa mujer era su esposa y que este tiempo había estado en un viaje de negocios, pero regresó antes de lo esperado, aunque le dijo que podían seguir viéndose. Raquel solamente lo miró con unos ojos que daban miedo – ¿Acaso me tomas por estúpida? ¿Entonces era todo una mentira? – Dijo la chica, Ethan no sabía qué decirle, pero como Raquel aparentaba ser inocente, pero en realidad era sabia decidió desprenderse de aquello que le hacía daño, aunque le doliera, porque también era fuerte. La joven simplemente se marchó sin decir nada más, reteniendo las lágrimas en sus ojos para evitar darle el gusto de verla llorar a aquel mentiroso.

Pues Raquel sí comenzó a verse a sí misma como una estúpida, y su ángel de la guarda se sintió igual al verla llorar por las noches hasta quedarse dormida – Soy un idiota – Dijo en voz alta – ¿Cómo no se me ocurrió investigar a aquel joven? Lo siento, Raquel –.

La joven lloraba por las noches y el ángel sentado a su lado acariciaba su cabeza. Cuando Raquel sentía a aquella mano invisible consolándola creía que era su abuela fallecida intentando darle ánimos, así que automáticamente dejaba de llorar.

Pasaron los días y el ángel no se rendía, siguió planeando encuentros inesperados con otros chicos, pero a Raquel no parecía interesarle ninguno, menos después de la mala experiencia por la que pasó. En quince días tropezó con quince chicos diferentes, pero ninguno captó su atención, aunque ella sí la de todos, pasaron dos semanas más y quince chicos más pasaron por su lado, pero si antes Raquel se negaba al amor, ahora estaba totalmente convencida de que el romance no era para ella.

Un día, a las tres de la madrugada, la chica inundaba de colores su lienzo, sentada en un taburete de madera frente al caballete, movía su mano que sujetaba el pincel suavemente. El ángel un tanto abrumado por la situación, daba vueltas alrededor de ella y daba un discurso que sólo él podía escuchar – ¡No sé cómo es que no te puede interesar ninguno, he puesto en tu camino a chicos rubios, morenos, guapos, no tan guapos, serios, graciosos, obesos, delgados! ¿¡Acaso hay alguien que pueda conquistar tu corazón!? ¿¡Por qué eres tan difícil, Raquel!? ¡Intento hacer tu vida perfecta, pero no me dejas! – Luego de desahogarse miró a Raquel, que seguía pintando su lienzo y ni siquiera había escuchado una palabra de lo que dijo, fue entonces cuando el ángel sintió la necesidad de comunicarse con ella y preguntarle por qué se negaba al amor.



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En el texto hay: angel, romance, angel y humana

Editado: 27.12.2021

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