"Ángel de la Guarda"

10: "Una Apuesta"

Ambos se fueron juntos al edificio y mientras caminaban, Lucía conversó un poco con Samuel para conocerlo más.

—¿De dónde eres? —esa pregunta inquietó un poco a Samuel.

—De Wellston —Lucía se puso pensativa y confundida.

—¿Eh? Que extraño, no conozco ese lugar —Samuel entonces se apresuró a responder.

—Es que somos un lugar olvidado, por eso mis padres se mudaron de allí para mi futuro.

—¡Oh! Ya entiendo, pero ¿tienes hermanos? —otra vez Samuel estaba inquieto.

—No, soy hijo único, mi madre me consiente demasiado, por eso mi padre discute un poco con ella —dijo riendo, pero Samuel entonces notó que Lucía se puso muy triste —¿dije algo malo?

—No es eso, es que me hubiera gustado tener a mis padres conmigo ahora —decía Lucía pensativa —de esa manera, no hubiera sufrido tanto, ni estuviera tan sola...

—¿De qué hablas? —preguntó Samuel incrédulo, aunque sabía a que se refería ella.

—No, nada —ella se dio cuenta que habló de más y cambió te tema —en...fin...¿Qué harás el fin de semana?

—Nada...no tengo planes —luego él se entusiasmó —¿por qué?

—No nada, solo preguntaba —entonces Samuel se puso "triste".

—¡Auch! —exclamó mientras se agarraba su pecho, fingiendo dolor.

—¿Qué paso?

—Pensé que me invitarías a salir...

—¿Por que lo haría? —ella se mostró confundida.

—Pues...porque somos amigos —respondió pícaro —y los amigos, pasan tiempo juntos.

—¡Wow! Perdoooón si te ofendí —dijo Lucía muy sarcástica mientras movía sus ojos en señal de fastidio.

—Bueno, si no me invitas a salir, yo seré quien te invite a salir.

—No, no, paso

—¿Me vas a rechazar?

—Tengo cosas que hacer, estudiar para los exámenes, realizar ensayos ¡¡¡en fin!!!

—Esta bien, esta bien —entonces Samuel aprovechó la oportunidad de acercarse más a Lucía —haremos algo, ¡una apuesta!

—Dinero no tengo, así que...

—No, no —Samuel se acercó a la miró —el premio consiste en que uno de los dos invitará a salir al otro.

—¿Ese es tu premio? —ella hizo una mueca que mostraba que estaba aburrida—pensé que serías más original...

—Bueno bueno, además de invitar a salir, podrás pedirle lo que el otro quiera.

—Mmm ¿lo que quiera? —Lucía se puso contenta y pícara —esto se hace más interesante...pero ¿Cuál es la apuesta?

—La puesta es quien de los dos puede alcanzar la máxima nota en el curso de teología —Lucía abrió muy grande sus ojos, hacía eso cuando estaba enfada e incómoda al mismo tiempo.

—¡¿Esa es tu apuesta?! —él la provocaba al propósito, porque sabía que ella detestaba a Dios.

—Uy, pensé que eras perseverante... —ella lo fulminó con la mirada.

—Lo soy, pero no pretendas que haga un curso que odio más que a nada —él se encogió de hombros y se acercó a ella.

—No entiendo tu odio por el curso, pero esa es mi apuesta —ya habían llegado al edificio y se despidió muy pícaro —mañana esperaré la respuesta... 

 

 

●●●●

Al principio, Lucía iba a negarse a aceptar rotundamente, pero había un pequeño detalle...ella no tenía el dinero para pagar las deudas que la atormentaban, recién recibiría su sueldo 17 días después del plazo de vencimiento, y los exámenes finales eran en una semana.

Había dos posibilidades, ella se negaba a hacer la apuesta y en 17 días se queda sin departamento y la expulsarían de la universidad por falta de pago, y la otra posibilidad era que, aceptaba la apuesta y estudiaría lo que odia en todo el mundo, y al aprobar, Samuel la ayudaría con los gastos.

Al día siguiente, en la hora del receso Samuel le preguntó sobre la apuesta, ella lo miró y le respondió.

—¡Uf! Tendré que aceptar...—suspiró Lucía fastidiada.

—¿En serio? ¡Bien! —exclamó Samuel emocionado —¡¡¡veremos quien gana!!!

—Puede que no sea la mejor en el área de Teología, pero cuando me propongo algo yo...

—¡¡¡Samuel!!! —ambos voltearon y desde lejos divisaron a Victoria, la chica más popular y sexy de la clase de medicina.

—¡Ay no! Otra vez ella...—se agarraba la cabeza Samuel, ya que Victoria siempre lo acosaba.

—Vaya, mayormente los hombres se alocarían por ella, pero tú...—Lucía se reía irónicamente de la situación, mientras que Samuel solo se mostraba preocupado.

—¡Aquí estás! ¿cuándo iras a mi casa a ensayar el cómo inyectar al paciente? —Victoria se mordía los labios muy sensualmente y le agarraba el cuello para besarlo.

—Victoria, lo siento pero yo estoy muy ocupado ¿si? —él se soltó de Victoria, pero ella seguía acosándolo.

—Bombón, si quieres puedo ir directamente a tu casa a practicar —luego Victoria miró a Lucía que se estaba riendo y se acercó a ella con mueca de diva —¿y tú? Piérdete estúpida.

—¡Aich! Ya me iba

—¡Lucía! —Samuel le hizo muecas de desesperación y pedía ayuda con su rostro —¿ya te vas?

—Adiooooos —respondió Lucía, ella no quería tener problemas con Victoria, era un dolor de cabeza tratar con ella.

Victoria era muy popular por su personalidad sexy, pero sobretodo por lo problemática que era cuando se metían en su camino. Una anécdota que todos saben en la universidad, es que ella estuvo a punto de denunciar a la maestra en la secundaria por abuso de autoridad; pero la verdad era que, la maestra la había dejado en vergüenza enfrente del salón, por besarse con un auxiliar mucho mayor que ella.

Ella era muy abusiva porque tenía dinero, pero lo que nadie sabía era que sus padres nunca le prestaban atención, solo tenía como amiga a su perrita "Fufi", y para que sus padres sepan que "existía", se metía en problemas.

—Samuel, solo será una nochecita —Victoria se acercó y habló en susurros con tono sexy —hoy iré a tu casa.

—Noooo puedo...tengo el turno de noche en el trabajo —ya iba a perder la paciencia cuando el decano llamó a Samuel.




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