"Ángel de la Guarda"

18: "El encuentro Singular (III)"

Luego de tres días de haberme enterado de la situación, observé que el señor White había contratado a otra secretaría y que era muy atractiva; no era nada extraño porque él cambiaba de secretaría casi siempre, lo raro era que esta vez había contratado a una mujer un poco más joven que las otras y lo peor es que la señorita Sonia ya no iba a la oficina del decano como lo hacía antes. 

Un domingo me desperté muy temprano y bajé a comer algo, no me había cambiado de ropa y al bajar estaba el señor White de visita en mi casa; mi reacción fue rápida y me escabullí para que no me vean, pero luego noté que él no estaba solo, había traído a la nueva secretaria y estaban conversando con mi padrastro.

—Sí así es, ella está como practicante pero luego se irá a estudiar al extranjero —decía muy alegre el señor White.

—¡Oh, eso es magnífico! , debo admitir que es muy admirable de su parte señorita Laura —ella estaba vestida con un traje muy sexy y también estaba sonriendo.

—Muchas gracias señor Puka, supe que su compañía no ha parado de ascender y déjeme felicitarlo por eso —mi padrastro simplemente estaba cautivado con la secretaria.

—Vaya señor White, su secretaria es educada y muy bella, es mucho mejor que esa indigente que tenía antes a su lado —lo primero que se me había venido a la mente es que el señor White cambiaría su rostro a molestia y que iba a recriminar a mi padrastro por insultar al amor de su vida, pero sucedió todo lo contrario y él solo sonreía y no hubo ni una pizca de reacción ante esas palabras.

—Si, a veces una se deja llevar por la compasión pero ya aprendí mi lección —pero ¿qué cacahuates está diciendo? Este no es el señor White que conozco ¿dónde quedó ese hombre tan respetuoso y digno?¿no va a defender a la señorita Sonia? ¡Lo veo pero no lo creo!

—Me da gusto escucharlo hablar así, pero dejando de lado ese tema quiero saber...—decidí subir a mi recámara y no salir de allí hasta que mi padrastro termine de hablar con el decano. Intenté hallar una razón lógica para tratar de entender la actitud del señor White, pero no la encontré y solo me dediqué a realizar mis cosas pendientes.



 

●●●● 

Así pasaron cinco meses y él seguía sin cambiar de secretaria, ya me estaba entristeciendo por la situación que pasaba y lo peor es que George tampoco sabía nada y sin él, no podía saber con certeza plena que estaba pasando entre ellos. Para despejar mi mente empecé a caminar sin rumbo fijo mientras escuchaba música instrumental, y me paré justo en el restaurante "Gloriosa Sazón" y decidí entrar para tomar un rico jugo de fresas para calmar mi sed ; iba a retirarme para seguir con mi caminata cuando vi que ellos estaban hablando en un rincón. 

Al ver esa escena decidí estar lejos pero mirándolos para no perderme ningún detalle, ellos estaban sentados hablando como si fueran desconocidos, no pude acercarme lo suficiente como para escucharlos, pero lo que sí sabía es que ellos estaban serios y no había esa química que había entre ellos cuando se conocieron.

Al final ella se levantó y salió con pasos rápidos del restaurante, sólo había pasado dos minutos desde su despedida cuando vi al señor White llorar amargamente; yo miré hacía otro lado para que no me viera y no se sintiera avergonzado, pero parece que a él no le importaba quien lo miré porque lloró por un buen rato como un niño que perdió a su mamá...


 

●●●●

Después de dos horas, decidí ir al departamento para hablar con George y decirle sobre la escena que había visto, al llegar me recibió muy enfadado.

—Hola ¿pasó algo? Te veo...—y él se acercó y me miró con los ojos enfurecidos.

—¿Molesto? ¿furioso? Así es, ¡lo estoy!

—¡¿Qué?! ¡¿por qué?! —en eso apareció la maestra cambiada de ropa, estaba vestida de negro como si fuera a un funeral.

—George ayúdame con...—entonces se percató de mi presencia y fue muy cordial conmigo —hola señorita Puka.

—Buenas tardes miss ¿pasó algo? —pregunté mientras miraba la habitación, pues estaba llena de cajas como si ellos se fueran a mudar.

—Oh no, no —ella entendió mi pregunta y miró alrededor para minimizar la escena —¿te refieres a esto? Es solo una remodelación.

—Ah, entiendo pero ¿no son muchas cajas? 

 —Creo que son las necesarias —respondió sonriendo dulcemente.

—¡Sonia esto es inaceptable! —recriminó su hermano mientras pateó la caja.

—¡George!

—¡¡¡Ese imbécil está engañándote y quieres que no haga nada!!! —esas palabras me tomaron por sorpresa, no era posible que el decano haya engañado a la maestra—¡¡¡solo me dices que lo deje en paz!!!

—¡Creo que no es un buen momento..!—intento calmarlo porque yo estaba presente, pero era inútil.

—¡¡¡No Sonia, es un buen momento!!! —él se le acercó y empezó a hablar como si la desafiara, en algo que debo valorar de George es que a pesar de que tiene 19 años, era ya un poco maduro para su edad con respecto a los demás chicos y cuidaba muy bien a su hermana mayor —a ese idiot* le dedicaste los mejores años de tu vida, tú eres la mujer que todo hombre desea ¿y él qué hace? Solo te busca para que escuches sus problemas ¿acaso no tienes los tuyos? A él solo le importa su propio bienestar y tú solo sonríes y no haces nada para dejarlo ir; ¡Por una vez en tu vida deja de tener fe y esperanzas en él! ¡¡¡NUNCA CAMBIARÁ!!.

—¡Basta, basta, basta! —ella empezó a derramar lágrimas de dolor y entonces juntó sus manos en señal de ruego —¡¡¡te pedí que lo dejarás en paz, no lo menciones!!! ¡¡¡¿ESTAMOS?!!!

—¡¡¡Pero..!!!




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