"Ángel de la Guarda"

20: "¿Dónde estabas?"

Sebastian al ver que ellos se estaba alejando, salió de su escondite y se puso a pensar en lo que habían dicho; para él algo no cuadraba según su conocimiento básico (recordemos que Sebastian es un ángel joven y por lo tanto su conocimiento de los reglamentos divinos son muy básicos, y era un poco "flojo" para aprenderlos como se debe). 

 —¿A qué se refería con qué les va a pasar? —decía Sebastian en voz alta—no recuerdo un castigo para los ángeles que buscan a los fugitivos por su cuenta.

—Debo admitir que te salvaste—dijo una voz siniestra.

—¡¿Quién eres?!—exclamó Sebastian asustado.

—¿Ya olvidaste mi voz..?—se escuchó una risa malévola al fondo del callejón y luego apareció el demonio "A" mientras sostenía un paraguas y fumaba una pipa.

—¡"A"! Menos mal, creí que era alguien más —suspiró Sebastian aliviado.

—Como siempre eres muy despistado —sentenció "A" mientras lo miraba.

—Viste todo ¿verdad?—preguntó incrédulo.

—Definitivamente "Dios está contigo" —dijo irónicamente mientras reía de forma siniestra, Sebastian se molestó por la burla.

—¡Ya basta! Que lo que hice por salvar a Lucía fue muy peligroso.

—Ya lo creo Sebastian, pero dime ¿ya pensaste en mi oferta?

—Aún lo estoy pensando—el demonio solo sonrió malévolamente y cogió a Sebastian del cuello y lo levantó contra la pared. 

 —Mmmmm, se está poniendo más difícil la espera —sus ojos de "A" resplandecieron con un color naranja vivo mientras lo ahorcaba más y su boca salió un brillo amarillo—y yo odio esperar...

—¡Oye...tranquilo, si no te...diera mi energía...¿no...crees...que...ya estuvieras...muerto?! —"A" solo sonrió y lo soltó, Sebastian tosió mucho mientras se paraba.

—Buen punto, te lo dejaré pasar porque me animaste la noche con un hermoso espectáculo de persecución —sentenció "A" sonriendo con maldad mientras se alejaba, Sebastian tosió por un buen rato ya que al usar su "energía" se debilitó en fuerza y los demonios se aprovechan de ello y pueden incluso matar a un ángel débil.

—Oye...¿cuándo tengo plazo de entregar la respuesta? —preguntó Sebastian, el demonio paró de caminar y miró al cielo mientras le respondía seriamente.

—Tienes hasta la luna llena. Si llegas a pasarte un solo segundo...te aseguro que soy capaz de matarte con tal de cumplir el pacto; ya sabes como es esto, así que estás advertido —luego se escuchó un estruendo y el demonio desapareció en el acto.

 

●●●●

Lucía estaba desorientada y poco a poco pudo recobrar el reconocimiento, estaba en su dormitorio y muy bien arropada.

—¿Dónde...estoy? ¿qué...pasó?—en eso se asomo Sofía preocupada.

—¡Lucía despertaste! ¿cómo te sientes?

—¡¿Sofía?! —Lucía se paró muy aprisa, se tropezó por el asombro y cayó al suelo —¡¿qué haces aquí?!

—¿No lo recuerdas Lucía? Oh no...—ella negó con la cabeza y Sofía la miró confundida mientras la ayudaba a levantarse, entonces le explicó todo—yo estaba caminando de regreso a mi casa y observé que una señora mayor estaba intentando ayudar a alguien y al acercarme me di cuenta que eras tú, la ayude a traerte a tu cuarto y pues aquí...estoy —al terminar de hablar, Lucía empezó a dolerle mucho la cabeza y comenzó a recordar.

—Iba a tener un accidente de tránsito...—entonces Lucía corrió de prisa mientras gritaba—¡¡¡Samuel!!! ¡¡¡¿Dónde está Samuel?!!!

—¡¿Qué?! ¡¿De qué hablas?! —preguntó preocupada mientras corría tras de ella.

—¡¡¡Samuel!!! —gritaba Lucía mientras miraba a todos lados.

—Oye...no...corras así...explícate —decía Sofía agitada, en algo que debemos recalcar es que Lucía cuando estaba alterada, era muy rápida en su manera de actuar (aunque exagera un poco).

—Él...estaba a mi lado cuando un auto venía hacia nosotros, lo demás me resulta...muy borroso —respondió Lucía mientras se agarraba la cien, para ella no recordar significaba una sola cosa...que algo no andaba bien.

—Tranquila Lucía, él está bien lo sé —dijo Sofía tratando de calmarla.

—¿Cómo lo sabes?

—Las malas noticias son las primeras en llegar, además él es un chico fuerte e inteligente apuesto que está bien...—ambas se disponían a entrar al edificio cuando vieron una silueta correr en medio de la lluvia.

—¡Lucía ¿estas bien?!

—¡Samuel! —ella corrió a verlo, pero en vez de abrazarlo como cualquier ser humano lo haría, lo empezó a golpear (aunque eran golpes no tan fuertes) — ¡¿dónde has estado eeeeh?! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba?!

—¡Aaauuu! ¡Ya tranquila! ¡Yaaa! —Samuel se trataba de cubrir con los golpes que le daba Lucía mientras Sofía se reía de la situación.

—¿Qué estoy viendo? —dijo mientras se mataba de la risa—no sé si asustarme...

—¡Sofíaaaa aaaayudaaaameeee! —exclamó Samuel mientras Lucía lo correteaba, Sofía se quedó pensando mientras trataba de calmarse por la risa.

 —Esto es muy gracioso, pero a la vez un poco ¿raro? —luego de razonar un poco, se dio cuenta de lo que pasaba —no puedo creerlo, ¿cómo no me di cuenta? Que tonta soy.

 

●●●●

Después de casi media hora de persecuciones (por parte de Lucía hacia Samuel), los tres se dirigieron hacia la puerta del edificio para tratar de aclarar lo que había pasado.

—Haber déjame ver si te entendí Samuel, dices que el auto venía hacia ustedes y tú en una rápida reacción ¿empujaste a Lucía a la vereda? —dijo Sofía mirando fijamente a Samuel.

—Si así es —respondió desviando la mirada.

—Entonces ¿cómo es que no tienes ningún rasguño?

—Es que soy muy ¿fuerte? —Samuel se rió al decir eso, pero Sofía no estaba convencida.

—Mmmm esta bien —luego analizando la situación, siguió con otra interrogante —entonces ¿por qué dejaste a Lucía tirada en el suelo?

—¡No la deje tirada en primer lugar, y en segundo lugar fui detrás del auto que intento atropellarnos! —exclamó Samuel "molesto".




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