"Ángel de la Guarda"

43: "Una canción"

Pasó una semana y ambas fueron de compras a un lugar muy elegante y quedaron cautivadas con el lugar, simplemente brillaba de tantos cristales y espejos que tenía, sin contar con las paredes de color marfil. 

—Buenas tardes señoritas, ¿puedo ayudarles en algo? —dijo una señorita con traje de sastre de manera muy cordial, Sofía sonrió y se acercó muy amigablemente, definitivamente estaba emocionada.

—¡Claro! Hace una semana hice una reservación para probarnos unos vestidos de gala, de preferencia que tengan encaje.

—¡Por supuesto! Acompáñenme por favor...

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Lucía estaba sorprendida por el lugar tan elegante y con muchos espejos, quedó tan cautivada con las luces y la comodidad que generaba la habitación que no se dio cuenta que estaba sonriendo, aunque después le recordó a la mansión que fue con Javier y eso cambió su rostro de asombro a incomodidad. 

—¿Pasó algo?  ¿Estás bien?

—¿Eh? No, no es eso... es solo que...¿Tenías reservado este lugar hace una semana? —Sofía simplemente sonrió de manera nerviosa y se puso colorada.

—Digamos que tenía la corazonada que nos invitarían a la reunión, además ¡aquí los vestidos son preciosos!

—No niego eso, pero...—Lucía al ver el precio, quería salir corriendo —yo no podría pagarlos aunque quisiera, están casi fuera de mi presupuesto.

—Por eso ni te preocupes, yo los compraré.

—¡¿Qué?! ¡No! —dijo Lucía seria, sabía que estaría en deuda con Sofía y odiaba tener deudas con las personas, considerando que siempre se aprovechaban de ella por aceptar "favores".

—Lucía, sé que te preocupa que me tengas que devolver el dinero de una u otra manera —Lucía estaba desconcertada al saber que Sofía había acertado sobre lo que pensaba ella en ese momento —pero piénsalo así, es como un pago por todas las veces que escuchaste mis problemas y por estar ahora conmigo, no podría estar más agradecida y esto es una muestra.

—Pero...—Sofía negó con la cabeza sonriéndole y entonces Lucía suspiró —está bien, lo aceptaré solo por este día.

—¡Siii! De paso, pruébate estos vestidos, te quedarán genial con tu cuerpo.

—¿Está bien? Aunque no son mi estilo, pero es bueno...¿intentar cosas nuevas?

—Exactamente, ve.

 

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Víctor y Samuel entraron a toda velocidad y casi precipitadamente al lugar, era grande y con grandes espejos que simplemente quedaron cautivados por tanta elegancia y comodidad.

—Bueno... aquí es amigo, ahora debemos buscar a la señorita para las sesiones y rápido.

—Un segundo ¿Sesiones? Me dijiste que era una reunión —allí entendió el engaño y mostró su rostro de molestia —¡Oye tu..!

— ¡Lo sé! ¡Lo sé! Es que...no ibas a aceptar que te tomaran fotografías, pero debes aprovechar tu belleza al máximo —respondió Víctor sonriendo.

—¡No! Me engañaste y ahora me largo.

—¡Bienvenidos! Víctor ¿y..? —Samuel volteó a verla y entonces ella quedó casi hechizada.

—Samuel, un gusto.

—El gusto es mío corazón, pasen a la sala para la sesión fotográfica por favor —dijo ella casi suspirando.

—Lo siento, pero yo no ¡mmmmm!—Victor se acercó y tapó la boca de Samuel como si su vida dependiera de ello.

—Está un poco nervioso, pero ahora iremos ¿si?

—De acuerdo ángeles divinos, no se demoren...—cuando ambos vieron que la chica se fue, Samuel quitó con mucha fuerza la mano de Víctor de su boca.

—¡Que no iré! 

—¡Por favor, solo una vez! —al igual que Sofía, Víctor podía hacer la cara más tierna del universo cuando lo deseaba, sin que se diera cuenta eso era lo que las chicas amaban de él.

— ¿Enserio? De acuerdo sinvergüenza, si solo es esta vez está bien...

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Ambas estaban vestidas con encajes preciosos, Lucía tenía puesto un vestido de cóctel de manga larga bateau color celeste y Sofía algo parecido pero su espalda estaba casi descubierta y el color era coral.

—Estamos divinas, debemos tomarnos fotografías antes que se vaya "la magia"—dijo Sofía, pero la señorita de sastre las interrumpió.

—Señoritas, ¿podrían hacerlo en otro lado? Vendrán dos modelos para una sesión.

—¡Oh! ¿podemos verlos?

—Por supuesto, pero sin fotografías.

—¡Claro!

Sofía tenía curiosidad de saber quienes eran los modelos y tal vez pedirles para que sean sus acompañantes, pero grande fue la sorpresa al saber que quienes estaban allí en el lugar eran Samuel y Víctor. Ellos estaban sorprendidos por verlas vestidas, estaban maravillados y Samuel quedó hechizado al ver a Lucía con aquel color que le recordó la vez que ella le dijo que el celeste era el color de los ángeles. Mientras todo eso recordaba, sonó una melodía que a todos los dejó helados...

<<¿Por qué mi corazón late muy fuerte? Si solo es una canción...>> —pensaban todos desconcertados...

—Jóvenes —todos salieron del trance y miraron a la señorita que estaba confundida por lo que estaba sucediendo en ese momento —pónganse al lado de estos espejos para que se muestre su reflejo.

—¿Está segura? —preguntó Víctor.

—Si observas el catálogo, es así como se toman las fotos actualmente, rápido chicos que solo tenemos media hora —Samuel y Víctor posaban tal cual les decía el fotógrafo, ambas quedaron cautivadas por los chicos que mostraban ser profesionales a pesar que no lo fueran. La melodía era muy romántica para la sesión de fotos y la señorita suspiraba de vez en cuando por Samuel que por cada fotografía que le tomaban, mostraba más coqueteo; al acabar la señorita se acercó a Víctor muy satisfecha. 

—¡Las fotos quedaron geniales! Su dinero lo deposité en tu cuenta Víctor, pero no sé la de tu...amigo —dijo mordiéndose disimuladamente los labios, Samuel retrocedió algunos pasos y se escondió detrás de Víctor como un niño, ya que la actitud de la señorita le recordó a Victoria.




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