"Ángel de la Guarda"

56: “¿Éxito o fracaso? (Parte I)”

Al día siguiente, Lucía estaba en la universidad completando algunos trámites, ese día no tenía clase porque el profesor les avisó a todos por correo electrónico que tenía un seminario en donde él sería el expositor. Ella aún seguía pensando en alguna forma para que el restaurante no vuelva a correr el peligro de ser demolido. Pero, en ese momento Victoria apareció frente a ella. La vio de pies a cabeza y pudo notar que estuvo llorando toda la noche, sus ojos estaban rojos e hinchados y no tenía puesto su maquillaje habitual. Lucía quiso fingir que no la había visto, pero Victoria tomó con mucha fuerza su muñeca que le hizo doler mucho y eso la asustó un poco, pero se aseguró de no mostrarlo ante ella.

—El día está a mi favor, contigo quiero hablar —Lucía volteó a verla y se quitó de su agarre y la miró con frialdad, pero por dentro estaba un poco asustada por su actitud.

—Si es sobre la clase de los procesos biológicos, debes pedirle los apuntes al delegado del curso, yo no tengo nada que ver con eso.

—¿A mi que c*r*jo me interesa eso? ¡Quiero hablar de Samuel! —Lucía frunció la ceja y movió su ceja en señal de fastidio.

—Menos me involucres con eso, ¿quieres?

—Fuiste a decirle sobre la situación del restaurante ¿no? —cuestionó Victoria muy enojada, pensaba que ella le había dicho lo sucedido aquella vez, pero quien le había contado realmente era Sol, pero Lucía no le dijo la verdad porque temía que le hiciera algo.

—¿Crees que perdería mi tiempo comentando sobre eso? ¿Es una broma?

—¡¿Quién más le iría con el chisme?! —Victoria empezó a derramar lágrimas de rencor y quería golpearla allí mismo, no obstante, no quería causar problemas dentro del campus, ya que le había advertido que si ocasionaba un conflicto más y se le abriría una sanción disciplinaria —¡arruinaste mi relación con él!

—Si él se enteró o no de aquella vez, no me incumbre para nada, tú sola cavaste tu propia tumba al actuar así, no me culpes de acciones que fueron provocadas por ti —respondió Lucía con voz firme, no quería que ella notara su nerviosismo, luego le dio la espalda y se alejó de ella para no seguir escuchandola.

—Antes de que te marches, tengo un mensaje para él —Lucía respiró profundo y volteo a verla una vez más.

—No soy tu mensajera, ¿lo sabías?

—Es algo que también te interesa —Victoria se acercó con paso firme y al estar frente a ella, se acercó a su oído —dile que tiene diez horas contando desde ahora para pensar muy bien las cosas, de lo contrario me encargaré que mi padre haga cenizas ese lugar…

●●●●

Después de recoger algunas cajas y atender a algunos comensales, Sol entró al restaurante y vió que la dueña estaba revisando algunos documentos, su expresión era de tristeza y solo observaba el lugar en silencio. Sol no le gustaba para nada esta situación y solo quería que lo que estuviera pasando sea solo una pesadilla. Luego ella salió a respirar aire puro en la parte de atrás del lugar cuando vio que Lucía se acercaba, al verla pudo notar su rostro de preocupación.

—¿Lucía? No te esperaba hoy que es domingo —dijo Sol sonriendo, pero al ver su rostro, su expresión cambió a inquietud.

—Yo tampoco iba a venir, pero es muy urgente lo que te debo contar.

—¿Ocurre algo?

—Había olvidado que…Victoria es hija…del alcalde y siempre…su papá le cumple…sus caprichos —respondió Lucía muy agitada, Sol decidió llevarla a la cocina y le dio un vaso con agua para calmar su sed, luego trajo dos asientos para que ambas puedan sentarse y conversar con más tranquilidad.

—A ver, no estoy entendiendo lo que estás diciendo, ¿por qué mencionas todo eso ahora?

—Ayer, Samuel terminó con ella y me dijo que si no “pensaba bien las cosas”, iba a destruir los restaurantes —respondió desesperada, ahora Sol entendió las palabras que Samuel había dicho ayer.

—Con que de eso se trataba “el asunto pendiente”.

—¡Debemos hacer algo y pronto o la dueña va a perder su negocio y sus recuerdos con ellos! 

—¿Pero qué podríamos intentar? —ambas se quedaron calladas por diez minutos, hasta que Lucía recordó aquella vez que Sofía le había dicho algo sobre el restaurante.

—Sofía me dijo algo sobre esta zona, mencionó que su tía abuela estaba viva cuando este restaurante tenía muchos comensales, básicamente este lugar era…—y fue en ese momento que el rostro de SoniSol se iluminó y por fin hallaron una gran solución.

—¡Un lugar emblemático!

—Precisamente, si conseguimos que aquellas personas hagan buenas reseñas del lugar…

—¡Podremos tener un motivo por el cual no van a derribar el lugar! —exclamó Sol muy emocionada, después Lucía se le ocurrió una idea que podría ayudar al restaurante para que pueda tener más comensales.

—Debemos crear publicidad sobre el restaurante en redes sociales, no creo que sea difícil hacerlo.

—Yo me encargo de eso, llamaré a Samuel para que apoye —apenas Sol se contactó con Samuel, él ya estaba atendiendo a los clientes con mucha rapidez y calidez, algo que extrañaban los comensales. Mientras tanto, Sol estaba con Lucía haciendo publicaciones en distintas redes sociales sobre el restaurante y los años que llevaba existiendo. Pasaron tres horas y no hubo ningún resultado, Samuel cerró el lugar y fue a la cocina para ver cómo estaba la situación y fue cuando vio las caras de las chicas que estaban muy desanimadas. 

—¿Por qué esas caras? El lugar estuvo un poco lleno al menos —dijo Samuel entusiasmado, pero Sol y Lucía seguían tristes.

—No es por eso que estamos así —respondió Sol suspirando.

—¿Entonces?

—Es que queríamos que el restaurante se haga famoso por las redes sociales, pero no hay resultado.

—Deben ser pacientes, ¡no se desanimen! —Sol asintió y sonrió un poco, mientras que Samuel se le ocurrió una idea que involucraría a Lucía y esperaba que, después de todo lo que le ha pasado a lo largo de este tiempo, pueda nuevamente recuperar su fe y con ello su don —por cierto, aprovechando que estamos desocupados, ¿por qué no rezamos?




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