●●●●
Samuel y Lucía se encontraban en el bosque ““The deep forest” perdidos, él había dicho que ir por el bosque sería un atajo para llegar de forma más rápida a la plaza y evitar el tráfico. Sin embargo, llevaban más de dos horas caminando en círculos y fue cuando cayeron en cuenta que estaban perdidos...
—Tiene que ser una broma, ¡¿en serio olvidaste el camino hacia la plaza?! —exclamó Lucía preocupada mientras miraba a su alrededor y no podía observar el cielo y el camino correcto hacia la plaza.
—Soy muy malo para las direcciones....—decía él mientras observaba los árboles y el cielo, aunque el ambiente era fresco así que la escena era un poco “romántica”.
—¡Pero la plaza está a solo media hora desde el edificio, no dos horas!
—Lo sé pero...
—¡No...digas...nada! Ahora debemos salir de aquí antes de que anochezca —ella caminaba rápido y él se estaba quedando atrás mientras contemplaba las hojas del suelo. Cada paso que daban se escuchaba el crujir de las hojas secas; Samuel paró de caminar y miró hacia el cielo, el sol estaba brillando y las nubes tenían una tonalidad naranja. Lucía también paró de caminar para escuchar el viento susurrar, esa sensación de frío y calor la tranquilizó un poco para darle paso a pensar en cómo llegar a la plaza.
—Samuel, creo que sé cómo… —pero notó que Samuel estaba arrodillado y miraba que sus manos se movían con rapidez —¿qué haces?
—Estaba recogiendo las hojas y algunos pétalos de las flores, son muy lindas y suaves —ella intentó disimular su sonrisa mientras lo miraba, era como un niño explorador que miraba por primera vez un bosque.
—Aunque estemos perdidos en este bosque un poco tenebroso, es hermosa la vista…¡pero ya debemos irnos!
—De acuerdo, solo déjame tomar una fotografía ¿si? Quiero guardar un pequeño recuerdo de esta aventura.
—Esta bien —como Samuel estaba en cuclillas, Lucía hizo lo mismo y se tomaron una foto para capturar el momento. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que la mejor fotografía es la mente humana y aquel momento quedaría grabado en la mente de ella, porque a pesar de que se hayan perdido, estar con él por alguna razón, le daba tranquilidad.
—¿Puedo ver como quedó?
—¡Claro! —ella vio el celular de Samuel y pudo ver que él irradiaba luz, su sonrisa simplemente era perfecta y se sintió un poco opacada por eso.
—¿Cómo es posible que salgas tan perfecto?
—Tú también sales perfecta…—ambos se miraron y sintieron que sus corazones palpitaban muy rápido, la escena era romántica y estaban solos. En ese momento Lucía tuvo un inexplicable impulso por acercarse a él más de la cuenta para sentir su calidez y oler su aroma a flores silvestres, y así lo hizo… —¿Lucia?
—¡Ay! Perdón, me tropecé —dijo ella fingiendo que su pie había resbalado, en su mente comenzó a pensar que estuvo a punto de invadir su espacio personal y darle un beso, pero al darse cuenta que él se mostraba asustado, decidió desistir de acercarse.
—Debemos buscar el camino y rápido —Samuel tenía las orejas enrojecidas y Lucía sentía que sus mejillas estaban muy calientes. Ambos decidieron fingir aquel momento y se levantaron para ir rumbo a la plaza para encontrarse con Víctor y Sofía.
●●●●
Arturo volaba entre las nubes perdido entre sus pensamientos, no solo estaba preocupado por no encontrar a Sebastian, sino que ahora no podía creer que Martin estuviera tan grave que debía permanecer en “El Santuario”. Aún recordaba las palabras de Dios y se repetían constantemente: siempre observo todo e intervengo solo cuando es necesario…
No obstante, no encontraba sentido que no interviniera ayudándolo a encontrar a Sebastian y que pueda recibir un castigo por desobedecer sus reglas como corresponde. Cuando regresó a su realidad, vió un demonio con alas negras pasar por allí, al principio decidió no hablar con él, pero al sentir vibras familiares y oscuras, decidió acercarse.
—¿Por qué…estás aquí? —preguntó Arturo con mucha cautela, sin embargo, el individuo al darse vuelta, vio su sonrisa y aura oscura y entonces pudo reconocer de inmediato quién era.
—Vaya, vaya, pero a quién tenemos aquí, ¡mi viejo amigo Arturo!
—¿Tú? —Arturo retrocedió muy asustado, sus manos empezaron a temblar y notó que entre las nubes se formó una tormenta eléctrica, algo que significaba que un demonio tenía mucho poder.
—¿Ya no me reconoces o qué? —Arturo por un lado se alegraba de verlo con vida, pero al mismo tiempo, sabía que aquel ya no era el mismo de antes y ahora se habían convertido en enemigos.
—Han pasado décadas desde tu…
—Si, si, lo sé, pero no quiero recordar ese momento —dijo aquel demonio siendo sarcástico e intentando evadir el tema, pero pudo observar que Arturo estaba en posición de combate y entonces se puso alerta.
—Tú te lo buscaste juzgando a Dios, conocías las reglas perfectamente y aún así lo desafiaste —respondió Arturo con determinación, pero el demonio movió sus ojos y su sonrisa desapareció.
—Veo que…aun sigues siendo el perro faldero de esa deidad.
—¡Dios es más que eso, y lo sabes!
—Tonterías Arturo, simplemente adoras a un ser que siendo tan poderoso como dicen, no puede exterminarnos a nosotros —respondió aquel demonio señalándose a si mismo, mientras desenvaina su espada “Durendal”que tenía guardada en su espalda.
—¡Así no funcionan las cosas! —exclamó Arturo con mucha furia, luego notó que el demonio empezó a volar en círculos sin dejar de mirarlo, lo cual lo mantuvo en alerta y eso aumentó más sus nervios.
—Tal vez Arturo, pero llegará alguien que abra los ojos de las personas y que dejen de adorarlo, ¡anhelo que ese día llegue! Y, ¿sabes qué? Tú serás el primer ángel en saber toda la verdad de Dios y serás como yo…
—¡Jamás! —el demonio empezó a reír en carcajadas y eso ocasionó eco en el cielo y los rayos empezaron a atacar a Arturo, él sacó su látigo dorado y comenzó a defenderse en lo que podía.