Todos los ciudadanos y algunos extranjeros estaban reunidos en la plaza y estaban esperando juntos en la plaza de la ciudad el extraordinario fenómeno astronómico más increíble que la población haya podido presenciar. Los medios de comunicación estaban muy atentos para filmar y las parejas no iban a perder la oportunidad de tomarse fotografías y guardarlo en su mente y corazón.
—Tienes suerte de que tengo sentido de orientación, de lo contrario seguiríamos perdidos —dijo Lucía seria pero a la vez un poco sonrojada por la mueca que puso Samuel al no saber el camino correcto.
—Lo sé, lo siento...
—Ya no importa Samuel, ahora...busquemos a los chicos ¿en dónde estarán? —ambos miraron a todos lados y solo podían observar la multitud que estaba eufórica, a duras penas lograron llegar cerca a la entrada de un restaurante que aún no habían inaugurado —no creí que habría tanta gente, es todo un caos —Lucía al no estar acostumbrada a los vestidos, empezó a temblar de frío y aunque tenía casaca no era suficientemente cálida, Samuel al verla tiritar de frío le dio su abrigo.
—Lo necesitas más que yo, además...el blanco es tu color —dijo Samuel sonriendo de manera pícara, ella puso un rostro serio pero al mismo tiempo...jugueteo un poco con su cabello en tanto sonreía ligeramente —por cierto, ¿por qué se reunió tanta gente?
—¿Acaso no te enteraste? —él negó con la cabeza y Lucía sonrió al saber eso —hoy es el día de la luna de fuego, este suceso solo ocurre cada 100 años. Así que será la última vez que veremos este fenómeno, la mayoría no puede vivir hasta esa cantidad de años.
—Ese comentario fue sarcástico...pero razonable, aunque me gusta pensar que aún puedo vivir hasta esa edad —dijo un poco optimista y entonces contempló más de cerca a Lucía.
—Eso sería posible si eres inmortal Samuel, aunque me gusta tu manera de pensar —ella le devolvió la mirada y allí fue que empezó a sentir que su corazón volvió a latir muy fuerte...sentía que iba a explotar y que en algún momento sufriría un infarto. Samuel se dio cuenta de los nervios de ella y decidió mirar al cielo y fue entonces que pudo ver el eclipse.
—Vaya ¡aquí están! —exclamó Victor a lo lejos y luego se asomó Sofía saludando muy entusiasmada y ambos se acercaron a ellos a paso rápido mientras abrían paso entre la multitud.
—¿Por qué demoraron tanto? —preguntó Sofía un poco angustiada—si la plaza, hasta donde sé, no está muy lejos de sus casas.
—Digamos que alguien fue un mal guía y terminamos perdidos en el bosque “The deep Forest” —respondió Lucía mirando fijamente a Samuel, pero él ya sabía cómo manejar el sarcasmo de ella e incluso se mostró un poco coqueto.
—¿Quién habrá sido ese guía tan malo y a la vez tan galán que te hizo perder el rumbo del camino? —Luía gruñó un poco y Sofía se echó a reír, luego la miró de pies a cabeza y vio el cambio de look asombrada.
—¡Vaya Lucía! Ese vestido te queda hermoso —Lucía al escuchar el cumplido de su amiga se avergonzó un poco, luego Víctor también la vio de pies a cabeza y notó su cambio.
—Concuerdo con Sofía, te ves espectacular, ¡te queda bien el cambio!
—Gracias chicos…—todos rieron por la mueca de vergüenza que mostró Lucía y ella tuvo que cambiar de tema para ya no sentirse avergonzada — por cierto, ¿para qué nos llamaron a los dos?
—Pues…—ahora Sofía es quien estaba avergonzada y le dio un codazo a Víctor para que él hablara, pero también estaba nervioso e incluso su voz sonaba un poco tímida.
—Sofía y yo…¿lo adivinan?
—Tienen una relación —dijeron Samuel y Lucía al unísono, lo cual desconcertó a la pareja
—¿Qué? Pensé que ustedes demorarían en adivinar —dijo Sofía triste mientras hacía un puchero tierno.
—Pues, era muy evidente —respondió Samuel encogiéndose de hombres, y Lucía también hizo lo mismo.
—Si, hasta yo me di cuenta, de hecho ya me parecía raro que se hayan demorado tanto tiempo.
—Es que algunas relaciones toman su tiempo, ¿no Samuel? —preguntó Víctor mirándolo fijamente, pero Samuel en vez de sonrojarse, solo mostró tristeza.
—Pues…tienes…razón…—eso dejó desconcertado a la pareja, pero no a Lucía que estaba viendo el horizonte atentamente y notó algo.
—¡Chicos, ya empezó! —Lucía y los demás se quedaron juntos para contemplar el escenario y vieron que el sol era ocultado por la luna y sucedía ese efecto de fuego, podía ver esas líneas amarillas y naranjas que rodeaban al sol y que las mismas brillaban como el fuego. Todos comenzaron a tomar fotos y Lucía no se quedó atrás.
—¡Samuel ven, tomémonos una foto de este momento! —ella activó su cámara de perfil y Samuel la abrazó en el momento que el temporizador iba a finalizar —oye ¡me agarraste desprevenida!
—La idea es verlo como un momento memorable ¿no? Ahora lo recordarás como el día que te pusiste nerviosa porque un galán como yo te dio un abrazo de oso —ella hizo muecas sarcásticas, pero no refutó nada, después de todo, ya estaba acostumbrada a los coqueteos de él y eran los últimos momentos y debía aprovecharlos.
—Ahora miremos la foto, tal vez quedó mal —ambos se acercaron y vieron la foto, pero entonces Samuel se puso muy pálido como el papel al notar que en la foto se mostraba algo sumamente aterrador y nadie, excepto él, lo notó…
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Las guardianas del “Santuario” estaban observando a cada ángel para ver su condición de mejora y si alguno ya se encontraba completamente sanado. Cada uno tocaba el agua y si brotaba alguna luz blanca, es porque el ángel aún se encontraba débil para salir, sin embargo, una guardiana ni siquiera tocó el agua para saber que Martín ya se encontraba sano, ya que él había salido del manantial nadando hasta la orilla.
—Veo que se encuentra mucho mejor —dijo una guardiana que tomaba su mano de Martín para ayudarlo a pararse, pero notó que sus manos se encontraban frías (el manantial mantiene una temperatura neutral para que los ángeles puedan recuperarse de forma adecuada), y eso le causó confusión y notó que su aura de Martín mostraba una enorme preocupación —debió tener alguna pesadilla para que su energía se muestre débil.