Ángel de la muerte.

Capítulo 2: Humana.

Capítulo 2: Humana.

Azrael

Me encontraba viendo como Miguel y Rafael entrenaban.

Debería yo también de estar entrenando, pero será para después.

 ¿Qué haces? —me pregunta Gabriel.

 Viendo como entrenan esos dos — señalo en dirección de los susodichos.

Asiente — Debería de estar entrenando con ellos, pero no lo deseo.

 Bueno es tu decisión, si lo deseas hazlo y si no, no lo hagas.

 ¿Ya te dijeron de tu misión? — cambia de tema.

—¿Qué misión? — lo miro confundido.

Cuando iba a responder, escucho mi nombre.

— Azrael

Miro en dirección a la persona que me ha llamado, y es uno de los querubines de padre.

— ¿Deseas algo? — pregunto.

— Padre te ha mandado a llamar.

— En un momento voy.

Me despido de Gabriel y me dirijo al salón, en donde debería de estar padre, pero en vez de él están aquí los del consejo.

—¿Dónde se encuentra padre? — los miro.

— Padre nos informó que estaba ocupado, resolviendo algo — los miro atento — Nos encargó que nos ocuparemos de ti.

— Bueno — me siento al frente de ellos —Para que me llamaban.

— Debes de ir a la tierra, necesitamos que vigiles a alguien — me informa, el mayor de ellos.

— ¿Cómo? Saben que yo no he bajado a la tierra hace siglos.

¿En qué piensan? Desean que todos los humanos mueren.

Los miro confundidos — Son órdenes de padre.

Si son ordenes debo obedecerlas.

Suspiro — Que más me toca, ¿Cuándo me voy?

— Mañana en el medio día.

Me levanto de mi asiento y me dirijo a mi habitación.

¡Yo! el ángel de la muerte va a bajar donde los humanos, ¿Irónico no?

Que podemos decir de mí, soy alto, color de cabello castaño y Soy la muerte.

Tengo que estar apartado de los humanos, ya que cada vez me acerco alguien fallece.

No me gusta ser la muerte, ver como cada vez alguien muere, ver cómo la gente sufre es algo aterrador, pero que voy hacer ese es mi destino, si alguien me diría que debo elegir mi destino, lo haría y sin ninguna duda, me gustaría tener el cargo de Rafael, Uriel o Gabriel, pero no esto.

Esto es una condena.

Algo que odio con todo mi ser.

— ¿Qué te dijeron? — pregunta Gabriel.

—¿Tu ya no lo sabias? — lo miro.

—Solo sabía que padre te mando a llamar, solo eso.

— Debo de bajar a la tierra de los humanos  

Me mira confundido — Y eso ¿por qué?

— No lo sé.

— ¿Cuándo te vas?

— Mañana en la mañana — suspiro, no me gusta estar con los humanos.

— Te deseo lo mejor.

— Gracias.

**

— Cuídate por favor — me abraza Rafael.

— Lo haré, nos vemos.

— Adiós — dicen al unísono.

**

No me gusta estar con los humanos, son malvados, destructivos, dañan todo lo que vean o toquen.

Me encontraba afuera de la casa de la persona que seguiré, cuando llega un demonio ¿Qué hace aquí?

Al momento sale una muchacha de cabellos negros, de piel blanca y de una hermosa belleza.

Los comienzo a seguir y al momento paran en un colegio.

¿Cómo lo sé? Fácil vengo estudiando todo de los humanos.

Hace siglos que no bajaba a este mundo de destrucción.

Al momento llega otro demonio

¿Este colegio está llenos de ellos o qué? — pienso.

Se les acerca y comienzan a conversar, es en serio seré niñero de una humana.

Me alejo del lugar ya que los demonios se dieron cuenta que me encontraba con ellos.

Desaparecí y me alejé de todos los humanos, no quería que haya problemas y que algunos mueran.

Me encontré con algunos de mis servidores o ángeles de la muerte, cada humano tiene un ángel, él se encargará en cumplir la función de darle la muerte respectiva.

Lo único que siempre he hecho es darles las clases, explicarles y todas esas cosas.

Me sentía extraño al estar aquí.

Después de unos minutos regresé donde se encontraba la humana, la vi entrando en una cafetería, la comencé a perseguir, debía de tener cuidado de esos demonios, podían hacerle algo y eso no me iba a gustar.

Entro al baño de mujeres, cuando estaba por esperarla en la puerta, sucedió algo raro.

Ella me vio. ¿Cómo era eso posible? no me gusta nada esto, tuve que escapar ya que la humana me podía perseguir, los humanos no podían notarnos ¿esto es raro?

Tengo que preguntar al consejo, esto no es común.

**

Nuevamente regresamos a la casa de la humana, debo saber de ella, le pediré la información a Rafael, él es bueno en estas cosas.

Ya me aburría de estar acá a fuera, a lo lejos vi a un pajarito que se encontraba agonizando, parecía que alguien lo había golpeado, no sé por qué los humanos son así de violentos, malos.

Lo agarré con mis manos y lo pude ver mejor, es muy hermoso al pasar los minutos el pajarito se murió.

Tengo una suerte — pienso.

Pero qué iba hacer siempre que me acerco a la gente que está agonizando muere.

Hago un hueco con mis manos en la tierra y lo coloco ahí al pajarito. Después de enterrar al pájaro, nuevamente fui a la casa de la muchacha para saber si se encuentra mejor.

Pasaron horas, minutos y pude ver como los demonios se retiraron, al verla que ya iba a dormir, tuve que buscar un lugar donde quedarme.

Tendré que acercármele a la muchacha para cuidar de ella, esos demonios le podrían hacer algo malo, y por el momento estoy a su cuidado.

En estos momentos me encuentro vagando en las calles, todavía no encuentro un lugar en donde quedarme.

Miro a lo lejos, como ha ocurrido un accidente, y por lo que observo la señora está agonizando.




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