Ángel de la muerte.

Capítulo 12: Sombra negra.

Maratón 2/3

Capítulo 12: Sombra negra.

Omnisciente

Azrael se encontraba perdido en sus pensamientos, estaba confundido, por un lado, le habían dicho que ya debía de llevar a la humana a el Edén, pero por el otro lado el la quería, no lo sabía, cada vez que estaba con Amaia sentía su corazón acelerarse, las manos le sudaban y sentía ese cosquilleo en su estómago.

El beso que ella le había dado fue hermoso para él, sentía que ella y el, estaban conectados. Todos sus pensamientos estaban revueltos, no sabía qué hacer.

Su juramento seguía en pie, pero ¿Que debía hacer?

Llevarla, cuidarla o como ahora estaba pasando, enamorarse de ella.

Muchas eran sus dudas, también había soñado con ese demonio, bueno eso es lo que el creía. Que ella era un demonio.

Pero busco en los libros, no encontró nada sobre ese demonio.

No había rastro de donde había salido, hay incógnitas por resolver, era lo que se repetía a cada momento.

Tenias muchas cosas en su mente, que no se percató que había chocado con la pobre Amaia.

La miro como siempre estaba hermosa, pero había algo que no le gusto.

Debajo de sus ojos, se notaban unas ojeras, no le gusto para nada verlas.

Se pregunto si ella estaba descansando.

Sus labios también estaban pálidos, iba a replicar algo, a preguntarle que le había pasado, pero no pudo.

La muchacha se desplomo en el piso, antes que caiga, pudo sujetarla, para que no se golpee.

La detallo como siempre lo hacía, se dio cuenta que el collar de ella estaba brillando, quería tocarlo, pero al hacerlo, sintió un fuerte mareo y dolores de cabeza.

Hasta que ya se sintió bien, la alzo para llevarla a enfermería.

Al llegar, la enfermera los atendió, le dijo que debía dejarla en la camilla, que vaya a su curso, que ella se iba a encargar.

Pero al querer hacerlo, sintió como Amaia sujetaba la mano de él, la miro, la muchacha comenzó a removerse bastante.

Intento sujetarla, pero esta comenzó a moverse de manera brusca.

Veía como los ojos de ella estaban cerrados, la muchacha comenzó a nombrarlo, no sabía el por qué.

Hasta que el pudo controlarla, la enfermera inyecto algo en aquella muchacha.

Se tranquilizo, le dijo que la cuide, debía llamar a los padres de la joven, avisarles que la muchacha estaba enferma.

El asintió, la enfermera salió, el vio como Amaia, descansaba, era como que no había pasado nada en unos segundos.

Arrastró una silla para sentarse al lado de la muchacha, agarro la mano de ella y la beso.

La escena era de la más hermosa, pero, había alguien vigilándolos.

Era miguel, observaba como Azrael miraba a la chica con ternura, le pareció repulsivo que un arcángel de Dios, este enamorado de una humana.

Miguel y otros más, conocían el pasado de Azrael, el pasado que se le oculto para que no haya problemas.

Pero ya alguien estaba al tanto de ese pasado, solo faltaba un poco más, para que se desate la guerra, una guerra que estará involucrado todos, desde Dios hasta los humanos.

Ellos iban a conocer lo que en realidad era sufrimiento.

Pero, aunque Miguel creía que era el único que veía la escena, ella estaba ahí.

Mirando los movimientos del susodicho, observaba lo que él quería hacer, observaba a Miguel para que no haga una locura contra la chica y el.

Azrael.

Miraba con mucho amor aquel arcángel que estaba a lado de la chica, ella sabia que en el fondo de lo que la hacia vivir, ella lo ama, lo ama con todo su ser.

Quería que el la recordara, pero ella sabia el por que el no sabia nada. Por eso quería hacer la guerra, para que el se entere quien es ella, que sepa la verdad y ya no se la oculten.

Ella hacia lo posible para que Amaia este junto a él, ella sabía que Azrael ahora tiene sentimientos a la chica, para ella eso era bueno.

Ayudaba mucho con su plan, si salía todo bien, la guerra llegaría pronto y con ella, la muerte de muchos.

Eliminaría todo lo que ese Dios creo, disfrutaría ver como sufren todos, así como ella sufrió algún día.

Quería que sientan ese sufrimiento, por muchos siglos esa oscuridad la persiguió, la soledad, la ansiedad, muchas cosas que tuvo que vivir.

Ya era hora que ella tenga su venganza, siempre lo pensaba.

Ella en sus pensamientos, decía que lo que lo hacía, era por lo que ella sufrió.

Aunque detrás de esa venganza venia un pasado oscuro, muy oscuro.

Algo de lo que muchos nunca se enteraron, de una historia que nunca pudo ser contada.

Pobre de todos los humanos de lo que les espera.

Amaia.

Me remuevo, siento algo pesado en mi hombro, abro mis ojos y por unos segundos la luz cega mi vista.

Cierro y abro varias veces mis ojos, para acostumbrarme a la luz.

Miro a un lado, y quedo impresionado por lo que veo.

Azrael esta dormido, y su cabeza esta recostada en mi brazo.

Paso mi mano por su cabello, es muy suave, veo como se remueve, pero sigue durmiendo.

Veo como su pecho baja y sube al respirar, como sus labios están entreabiertos, es muy guapo.

Miro como en mi mano esta conectado con unas máquinas, y también a un suero.

Miro a mi alrededor, las paredes blancas, algunas flores que decoran la habitación.

Odio los hospitales, nunca me gustaron.

Escucho como alguien abre la puerta y es mi papá.

—Hola hija — llega hasta mí, y besa mi cabeza.

—Hola papá.

Sonríe y mira a Azrael dormido.

—El pobre ha estado aquí desde que te entramos.

Miro confundida a mi padre.

—¿Cuánto tiempo estoy aquí? — pregunto.

—Hace una semana.

Lo miro horrorizada, una semana dormida.




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