Ángel de la Muerte.

Capítulo 2

Sus ojos me miraban fijamente mientras yo hacía lo mismo, mi corazón estaba acelerado, no podía controlarlo, sentía el calor de mis mejillas, me sentía tan patética, pero al mismo tiempo tan amada.

Feliz cumpleaños acarició mi mejilla.

Te acordaste. dije en un suspiro.

Juntó sus cejas.

 ¿Cómo no iba a acordarme? Desde el día que naciste mi vida cambió completamente

Algunos mechones de su cabello castaño caían sobre su frente, me parecía más adorable de lo que ya era.

Cierra los ojos susurro.

 ¿Por qué? me reí nerviosa, él besó la punta de mi nariz.

Solo ciérralos, por favor me vio con ternura así que acepte inmediatamente.

Escuchaba los latidos de mi corazón, y quizá él también lo hacía porque escuche su dulce risa.

Ábrelos.

Obedecí y me llevé las manos a la boca.

Kalesusurre.

Él sostenía una cadena delgada con un dije de un corazón plateado y me mostró una media sonrisa.

Espero te guste lo levantó un poco más.

Me encanta, no tenías por qué comprar un obsequio

Quería hacerlo. se encogió de hombros, tímido ¿Puedo?

Claro limpié mis lágrimas y levanté mi cabello para que pudiera ponerme el collar, se colocó lentamente detrás de mí y sentí el frio metal en mi piel. Es hermoso.

No más que tú murmuró.

Me giré y le besé su mejilla.

–Maddy, es hora de ir al colegio ¡Despierta!

Abrí los ojos y escuché a mi madre golpear la puerta de mi habitación que estaba cerrada.

– ¡Voy! –grité y me senté en la cama, me froté los ojos y luego con la punta de mis dedos toqué el dije de corazón, seguía aquí. Una nostalgia inmensa se posicionó en mi pecho, cerré los ojos y me lo quité dejándolo encima del cajón.

No podía vivir en el pasado. No más. Lo amaba, pero no quiero más dolor, mamá pensaba que tenía depresión y tenía que demostrarle que se equivocaba, estoy bien.

Me levanté de la cama y corrí hacia el baño, me di una ducha rápida, me vestí para luego bajar y desayunar con mi familia.

–Hola Mike –saludé al verlo en brazos de mamá, le besé la mejilla y a mi madre también.

–Cariño ¿Dónde está mi corbata? –papá bajó trotando las escaleras, dejó el maletín en el sillón y nos besó a los tres en la frente. –Buenos días niña

Me despeinó y gruñí.

–Noooo, tardé en arreglarlo –dije acomodando mi flequillo.

Papá río y tomó a Mike en sus brazos.

–Está junto a los trajes –dijo mamá caminando hacia las escaleras. –siempre están allí.

Desapareció y me serví un vaso de jugo.

–Primer día de clases ¿eh? –me miró mientras mecía al bebé.

–Algo así –me reí.

–Te dije que estaba allí –mamá bajó las escaleras y luego le entregó la corbata a papá mientras hacía señales para que le diera a Mike. Papá se puso la corbata, bebió un poco de café y cabeceó para que lo siguiera.

–Hora de irse –tomé mi mochila y caminé hacia la puerta mientras les daba tiempo a mis padres de despedirse.

–Ya voy, ya voy –dijo papá detrás de mí.

– ¡Espera! –me detuve y corrí escaleras arriba.

– ¿A dónde vas? ¡Se va hacer tarde! –gritó mamá

Entré a mi habitación, tomé de nuevo el collar y bajeé corriendo, papá ya estaba en la camioneta así que corrí y subí.

–Wow, debería estar haciendo películas de acción-dije.

Papá rodó los ojos.

¿A quién trataba de engañar? Actuando como si no me importara el pasado, como si Kale no hubiese sido lo mejor que me pudo pasar en la vida. Lo seguía amando y lo seguiría haciendo hasta el final de mis días. Él fue el amor de mi vida.

–Hola Señor Williams, Hola Mad.

Miré por el espejo retrovisor y vi a Clara mostrarme todos sus dientes, sonreí de lado y la vi ponerse sus audífonos, papá siguió conduciendo hacia el colegio.

Me puse el collar y dejé mi vista en él, era lo único que me unía a Kale, el único recuerdo existencial de que había estado aquí y me había amado hasta el último momento.

– ¿Te sientes bien? –Papá toco mi mano.

–Si ¿por qué? –levanté la cabeza y vi que seguía viendo hacia la calle, pero me daba miradas fugaces.

–Estas llorando.

Parpadeé y toqué mis mejillas, maldición.

–Sí, sí, estoy bien. –limpie mi cara. –Es solo que me emociona regresar.

– ¿Es todo? –pregunto papá.

–Es todo –afirme.

Papá no parecía convencido.

– ¿No tiene nada que ver con el chico? –lo miré –es solo, sé que no quieres hablar de esto, jamás quieres y tu madre y yo acordamos en que te daríamos tiempo, pero no vemos avance.

–Ya pasaron tres meses papá, ya lo superé –miré por la ventana.

–¡Ya llegamos! –gritó Clara, la vi por encima de mi hombro y ella se quitó los audífonos –Oh, lo siento ¿grité?

Medio sonreí y la vi bajarse de la camioneta, papá me hizo mirarlo.

–Te quiero cariño, me preocupas y tienes que saber que a veces la vida es injusta, yo haría todo lo que fuera necesario para que fueras feliz.

–Lo soy –toqué su mano. –Gracias papá.

Me incliné, besé su mejilla y bajé.

– ¡Te veo en casa! –gritó y me despedí con la mano mientras lo veía irse.

Clara entrelazó su brazo con el mío y me llevó hacia el auto de Scott, un Audi a4 en color negro. Un regalo por su cumpleaños. Antes de que llegáramos James caminó hacia Clara y la levantó de la cintura mientras le daba vueltas y luego la besó y la abrazó, amaba verlos juntos, pero ahora... no quería ver a nadie demostrarse amor.




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