Ángel de la Muerte.

Capítulo 7

Había pasado por momentos así casi desde siempre y no podía admitir que me gustaba, pero lo hacía, era una chica y claramente siempre nos emocionaban las compras, pero por alguna razón, desde que él se había ido se llevó mis intereses con sigo mismo. Ahora estaba aquí viendo los vestidos sin interés, pasando de uno a otro como si fuera una hoja en blanco.

— ¿Si te gusta? —preguntó Clara colocándose el vestido sobre ella. —Porque si no te gusta no me lo comprare

—Es hermoso —dije.

—No quieres hacer esto ¿verdad?

— ¡Chicas! —gritó Kendall, ambas nos giramos y la vimos salir con un vestido negro corto y con un hombro al aire.

—Wow —dijimos ambas, realmente sorprendidas.

Ella sonrió.

— ¿Este?

—Ese —afirmó mi mejor amiga, ella se vio unas veces en el espejo y entró a cambiarse.

Clara me tomó de la mano y me sentó en el sofá color vino de la tienda en cuando Kendall desapareció de nuestra vista.

— ¿Quieres hablar? Sabes que puedes contar conmigo ¿de acuerdo?

No podía contarle realmente como me sentía porque sé que se asustaría, a veces tenia ganas de hacer una estupidez de solo no poder tolerar el que no esté él aquí.

—No me siento mal ni nada de eso. —mentí. —es solo que no sé porque ya no me interesa venir de compras.

Por no decir que me sentía como un parasito sin propósito. ¿Por qué tuvo que ocurrirme todo esto a mí? ¿Qué había hecho para sentir este dolor agonizante?

—Te amo Maddy, enserio que lo hago, pero tienes que seguir adelante. —me mostró una sonrisa comprensiva. —si, tal vez Kale fue tu primer amor real, algo que no sentiste ni siquiera por Aaron, pero ¿Tu qué crees que querría Kale que hicieras? Deprimirte o seguir adelante como él lo hizo.

Si tan solo supieras.

—Que siguiera adelante —dije en un susurro, tratando de convencerme a mí misma.

—Vamos, entonces hazlo, que tus padres están pensando que lo estas superando y no quieres mentirles y hacerles creer algo que no es, mejor, demuéstraselo se feliz.

Limpié las lágrimas al mismo tiempo que asentía y la abracé.

—Gracias, no sabría que hacer sin ti.

— ¿Llego en un mal momento? —escuchamos a Kendall y nos separamos.

—Claro que no, llegaste en el momento justo para escoger un vestido a esta preciosa —nos levantamos y sonreí.

Ser feliz.

Al cabo de tres horas y media más tarde, fui a dejar a cada una de las chicas a su casa y me lleve el auto de James a la mía, según el mensaje que acababa de recibir él vendría en una media hora así que entré a casa y dejé mis compras en el sofá, papá estaba sentado viendo el televisor con Mike en sus brazos.

—Oh, ya estás aquí. —mamá salió de la cocina con un tazón de palomitas— ¿Cómo te fue?

—Bien, ¿Como estuvo su día?

—Normal hija. -me sonrió. — ¿Quieres ver una película con nosotros?

Asentí y me senté a un lado de papá.

— ¿Puedo? —le pregunte.

Papá me dio a Mike y lo tomé en mis brazos con mucho cuidado aún era pequeño, pero no lo suficiente como para que tuviera miedo de sostenerlo, además los primeros días era yo quien lo cuidaba pues mamá estaba muy débil después del parto. Él rio cuando toqué su nariz y sentí algo en mi pecho.

—Oh míralos, son tan tiernos. — dijo mamá, sonreí y observé a mi hermanito.

Maddy será una gran hermana mayor.

Levanté la cabeza de golpe y miré por encima de mi hombro, había escuchado eso, pero no era la voz de mis padres.

Está bien Maddy, tranquilízate, respira y ten cuidado que tienes a Mike en brazos.

La película comenzó y de reojo vi a mi padre abrazar a mamá, como algo tan sencillo podría destrozarme y recordarme los momentos que pasé con Kale, parpadeé para alejar las lágrimas y al bajar la mirada me di cuenta que esos hermosos ojos verdes de la pequeña personita que tenía en mis brazos me miraban directamente, tenía que ser la mejor versión de mí para que Mike creciera en una familia hermosa y que supiera que lo protegería con mi vida si fuera necesario.

Al cabo de unos minutos el timbre sonó y supe que James había llegado.

—Es para mí —avisé a mis padres y me levanté con Mike aun en brazos, abrí la puerta y James me sonrió.

—Mira que grande bebé —mejor dicho, le sonrió a mi hermano. — ¿Cómo es que ha crecido tanto? ¿Puedo?

Se lo di y vi sus ojos brillosos.

—Hola campeón ¿cómo estás? Te sientes bien babeando todo el día ¿he?

No pude evitar reírme.

—Hola Mad —levanté la mirada y vi a Aaron detrás de James.

—Hola, no sabía que estabas aquí.

Mejor dicho, estaba demasiado distraída como para prestarle atención a algo más.

—Él no quería venir solo —apuntó a James con la cabeza.

—Cierra la boca —replicó su mejor amigo viendo aun a mi hermano.

—Le da miedo, tú sabes —dijo y me reí.

—Por cierto. —James apartó la vista de mi hermano para verme. — ¿Cómo se la pasaron de compras?

—Excelente, más vale que vayas bien vestido porque Clara compró un vestido hermoso.

A James se le iluminó la mirada.

—Se verá asombrosa, la amo —sonreí con él. — ¿Y tú? ¿Iras, no es así?

—Claro, no planeo quedarme aquí recibiendo sus llamadas acosadoras del porque no fui —repuse recordando lo de hace algunos meses en la fiesta de él.

—Lo siento por eso. —dijo y me entregó a Mike, lo sostuve con una mano mientras con la otra le entregaba las llaves.

—Deberías enseñarle a conducir —dije refiriéndome a Clara.

—Tienes razón. —asintió. —Bueno, nos vemos mañana, vamos Aaron.

Él asintió y lo miró por medio segundo, James se fue y Aaron se quedó mirando hasta que subió al auto. Estaba confundida.

—Bueno, me alegra saber que iras al baile

—A mí también, necesito distraerme. —lo dije más para mí que para él.

Aaron miró el suelo y luego se metió las manos a los bolsillos. Por alguna razón mi corazón se aceleró, conocía sus gestos muy bien y apostaba que quería hablar de algo.




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