Ángel de la Muerte.

Capítulo 10

Mañana. Mañana era el día. Todos en casa parecían emocionados, hasta el pequeño Mike. Con su risa de bebé, papá me llevó al colegio y me besó la mejilla para despedirse, por la noche iríamos a cenar en familia para festejar mi cumpleaños porque mañana mis amigos me harían la fiesta que tanto habían planeado.

—¡Que tengas un buen día!

—¡Igual! —sonreí y fui directo hacia mis amigos que reían sobre algo. —Hola, chicos.

—¡Mad! —gritó Scott sonriendo.

—¿De qué hablaban? —pregunté acercándome a mi mejor amiga y a su novio.

—Sobre mañana, creo que la mayoría del colegio se enteró de la fiesta...

Mis ojos se abrieron un poco e inmediatamente mire a Liam que se encogió de hombros.

—Papá dijo que no había problema, siempre y cuando estuviera todo ordenado por la mañana.

Asentí, el timbre sonó y todos nos dirigimos dentro.

En los días que habían trascurrido habían sucedido tantas cosas, por ejemplo, me habían retirado los puntos y ahora solo tenía una cicatriz en mi antebrazo izquierdo, Aaron dijo que su padre había tratado de hacer el menos daño posible a mi piel, pero no importaba, estaba bien con la marca. Scott y Kendall al parecer seguían juntos...o al menos eso creíamos todos, aunque no los viéramos, las miradas que se lanzaban por los pasillos eran tan obvias, por su parte Kendall no volvió a hablar con nosotros, supongo que por la incomodidad que había pasado cuando ella y Scott pelearon en medio del estacionamiento y casi todo el colegio los había visto. Quizá ellos no querían que los vieran juntos después de eso, pero de que se querían, se querían.

Por otro lado, Aaron y yo nos llevábamos mejor que nunca, éramos buenos amigos y agradecí que nuestra amistad no se había destrozado, lo quería mucho pero sentía más cariño que amor, no podía negar que me dolía no tenerlo a mi lado todos los días después del colegio, pero tenía que dejar mi egoísmo a un lado, no le hacía ningún bien lastimando e ilusionando su corazón, así que como amigos funcionábamos mejor, los chicos al enterarse de la noticia no hicieron nada más que apoyarnos y animarnos para que las cosas no fueran extrañas dentro de nuestro grupo, Liam había tenido dos citas con una chica que estaba en nuestra clase de Biología, María, de hecho la invitó a mi fiesta y no podía esperar para ver a todos felices en un mismo lugar, en paz.

Cuando las clases terminaron, James, Aaron y Clara me llevaron a casa, me despedí y corrí bajo la leve llovizna que amenazaba con ponerse peor, subí las escaleras y entre a mi habitación, escuchaba a mis padres en su habitación y Mike llorar, deje la mochila en el suelo y me acerque a la cama al ver un vestido largo y negro con unas aberturas en ambas piernas, junto a ellas unos tacones rojos y una nota.

"Con amor, mamá y papá"

Contuve las lágrimas y tomé el vestido, era hermoso, sin tirantes y a pesar de no habérmelo probado ya me encantaba. Comencé arreglando mi cabello, alaciando y haciéndomelo hacia atrás y luego maquillándome, use un labial rojo y me rice las pestañas, me cambie y me vi en el espejo, sonreí.

Cuando tocaron mi puerta, tomé mi bolso y salí, papá tenía puesto uno de sus tantos trajes, corbata negra y zapatos del mismo color.

—Señorita Williams, ¿Esta lista?

Sonreí aún más y tomé la mano que me extendía.

—Me siento como en una cita —dije cuando comenzamos a bajar las escaleras.

—Es una cita, con tu familia. —lo vi sonreír.

—Me harás llorar—dije y ahogué un chillido, al ver a mamá con un hermoso vestido plateado, detalles de piedras hermosas y su cabello rubio recogido en una coleta larga y preciosa, mi pequeño hermano tenía un mameluco en forma de traje y no pude evitar correr hacia esa personita y darle un beso en ambas mejillas, él sonrió y me sentí la hija y la hermana más afortunada del mundo.

— Señoritas, avancemos que tenemos una reservación.

La cena fue fenomenal, en uno de los restaurantes más exclusivos de todo el estado y a pesar de que no me importaba a donde iría a cenar con mi familia tenía que admitir que el lugar y la comida era excelente, faltando una hora para la media noche nos retiramos a casa y mis padres se fueron a dormir, papá mañana saldría en un viaje de negocios, mamá y Mike lo acompañarían, obviamente dije que yo no iría dado a que mis amigos me había planeado la fiesta desde hace unas semanas, ellos entendieron.

Cuando desperté me di cuenta que mi habitación estaba llena de globos rosas con helio justo en el techo, no había ningún espacio sobre mí que no estuviera cubierto por rosa, papá y mamá entraron con un pastel y unas velas con el número de mi cumpleaños. 19.

—¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños hermosa Maddy, feliz cumpleaños a ti! —cantaron ambos.

Sonreí, papá acercó el pastel.

—Pide un deseo.

Cerré los ojos y soplé las velas.

—¡Sí! ¡Ahora a comer pastel antes de ir al colegio!

Ambos se retiraron y cerraron la puerta dándome privacidad para arreglarme, hoy era mi cumpleaños, hoy todo saldría bien.

—¡Vamos Maddy! —me apresuró papá.

Termine mi pedazo de pastel.

—No creas que te tengo compasión porque es tu cumpleaños —se rio y pase empujándolo levemente mientras me limpiaba mi boca con la servilleta, sus maletas estaban en la sala de estar y me despedí de mi madre y Mike que estaba dormido, volverían el lunes temprano así que el fin de semana estaría sola en casa, bueno realmente no quería, pero convencería a Clara de que se quedara conmigo todo el fin de semana, era mi cumpleaños no podía decirme que no.

—No —dijo Clara en cuanto le Conte mi plan.

—¿Qué? pero si es mi cumpleaños, no puedes decirme que no—me ajuste la mochila.

—James y yo saldremos el fin de semana en la cabaña de sus padres, se la prestaron así que...

—No puede ser— bufé y seguí caminando, ella me tomó de la mano.




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