Al salir de la cocina pude darme cuenta que la gente se había multiplicado, si seguían a este ritmo la casa estaría llena antes de medianoche. Y gracias a dios no era la mía.
— ¡Oye Mad! —gritaron a mi espalda.
Liam me sonrió y me ofreció un vaso rojo con contenido misterioso dentro.
— ¿Qué es? – fruncí el ceño.
—Vodka
—Paso— le regrese el vaso.
—Es tu cumpleaños, no puedes rechazarme un vaso, Williams.
—Puedo y lo hare —se lo tendí— si me disculpas tengo que ir a buscar a Clara.
—De acuerdo, de acuerdo— levanto las manos— te salvaste esta vez.
Me reí y seguí mi recorrido, las luces de colores hacían que me mareara a pesar de no haber bebido casi nada. Todos parecían divertirse y pasársela bien, yo también lo hacía, aunque no había sido mi idea al principio.
La puerta nuevamente se abrió y un nuevo grupo de chicos entraron observando el lugar, mi corazón parecía que bombeaba más lento cuando vi a un chico con cabello castaño y chaqueta negra, parecía buscar a alguien alrededor, cuando no encontró nada se giró y camino en dirección hacia la sala con dos chicos detrás de él.
—Aquí estas— Clara apareció frente a mí con su cabello rubio moviéndose en todas las direcciones mientras bailaba y me tomaba de la mano— Anda ven, será divertido— me sonrió.
—Ahora no puedo, me duelen horrible los pies.
Ella hizo un puchero.
—Lo siento— dije.
La deje y seguí caminando entre las personas que bailaban por toda la casa, luego me encontré a mí misma buscando a los tres chicos que habían entrado a la puerta hace unos minutos y ni siquiera sabía por qué.
De pronto comenzó una pelea en la planta alta, cuando iba a subir Liam ya iba de camino allí con cara de pocos amigos.
— ¡Maldición, dije que sin peleas! —grito separándolos.
Kendall y Scott se hicieron hacia atrás al ver la sangre que el chico derramaba de su nariz.
La pelea termino y nosotros bajamos buscando que nadie más cometiera problemas, mi atención se desvió en cuanto sentí unos labios en mi mejilla.
—Feliz Cumpleaños, Mad— susurro Aaron dulcemente.
—Llegaste— lo abrazo y él me sonríe.
—No me perdería tu cumpleaños, y dime ¿Cómo ha estado la fiesta sin mí?
Me encogí de hombros.
—No tan mal, ya separamos una pelea y Clara está comenzando a emborracharse
Aaron se rio.
— ¡Amigo, necesito tu ayuda! — grito James a nuestra espalda.
Él me sonrió en forma de disculpa.
—Ahora vuelvo— susurro y acto seguido, se fue.
Seguí observando la fiesta y cuando escuché que algo se había quebrado de nuevo en el piso de arriba, subí.
Había chicos bebiendo y bailando junto a chicas, lo normal justo cuando iba a asomarme al baño la puerta de esta se abrió unos centímetros y una mano salió para tomarme del brazo y meterme. Mi boca fue cubierta y eso arruino mi plan de gritar y pedir ayuda.
—Shhh, tranquila no voy a hacerte daño— la voz masculina me sonaba familiar pero dado a que estábamos a oscuras y que me estaba cubriendo la boca no confiaba en quien sea que me tenía allí.
—Soy yo, Eliot.
Entre en pánico al igual que mi corazón, me revolví entre sus brazos, esto era una broma cruel.
—Maddy, soy yo, mírame— encendió la luz y me pegue a la pared.
Cuando sentí que me tomo de cabeza y me obligo a mirarlo comprobé que era él. Su piel morena, su cabello negro hacia atrás, sus ojos oscuros mirándome con desesperación.
—No puedo creer que estés aquí—limpie mis lágrimas.
—Lo sé, yo tampoco puedo creerlo, pero estoy aquí y necesito tu ayuda.
Le ordene a mi corazón que parara de bombear tan fuerte, podía escuchar los latidos en mis oídos, no podía creer que él estuviera aquí, pero al mismo tiempo me alegraba, ambos habíamos perdido la única conexión que teníamos en común, Kale.
Me recordaba que él había existido y Eliot era real. No había estado sufriendo una pesadilla. La había vivido.
— ¿Mi ayuda?
—Me persiguen – dijo tomando una gorra que estaba en el suelo, en color negro— No sé quién, pero sé que me persiguen, quieren matarme.
Cerré los puños con fuerza tratando de hacer que dejaran de temblar. Eliot se puso la gorra y bajo la visera lo suficiente para que sus ojos no se vieran.
— ¿Y cómo puedo ayudarte?
—Necesito que me ayudes a encontrar a Kale.
El aire que tenía en mis pulmones salió.
—No puedo ayudarte con eso...él murió— dije mirando a otro lado. —Pensé que lo sabias...
—No, no fue así, está vivo no sé cómo lo logró, pero está vivo.
Entonces comencé a quedarme sin aire, no podía respirar así que me pego a la pared al mismo tiempo que mis mejillas son inundadas por las lágrimas. Kale estaba vivo. No sabía si estaba llorando por el alivio o por todo lo que había hecho para tratar de olvidarlo no sirvió de nada.
—Sé que es mucho para ti, lo siento.
— ¿Por qué te creería? —dije limpiando mis mejillas— Tú fuiste quien me amenazo diciendo que lo dejara en paz ¿No lo recuerdas?
Eliot bajo la mirada avergonzado.
—Kale no volvió a hablarme después de eso— recordó— Pero te digo la verdad Maddy, he estado vigilando a algunos de los ángeles que lo iban a asesinar, no sé porque razón no lo hicieron, no vi que sucedió solo salí volando cuando Kale me lo pidió.
— ¿Kale? — no podía creer que después de tanto tiempo decía su nombre sin que me doliera el pecho.
Suspiro.
—Debería contarte todo eso, pero no aquí.
—Dímelo— le ordene— Necesito...
Asintió, comprendiendo mi desesperación.
—Entonces tenemos que irnos de aquí— dijo y me puse de pie de inmediato.
Abrí la puerta y salí aun con lágrimas en mis ojos, no podía creerlo, Kale estaba vivo.
Parpadee al darme cuenta que estaba chocando con personas por no poner atención en el camino, la gente seguía bailando ajeno a todo el tornado de emociones que tenía dentro de mí, Eliot había dicho que estaba vivo, no sabía cómo, pero lo había conseguido y eso era motivación suficiente para ir a buscarlo.