Ángel de la Muerte.

Capítulo 12

Abrí los ojos y luego volví a cerrarlos, la luz era tan molesta que tuve que parpadear varias veces para que se acostumbraran.

—Buenos Días.

Levante la cabeza a mi pesar y mire alrededor, no era mi habitación. Cuando vi una silueta moverse hacia mi giré para poder enfocar mejor la vista, me di cuenta que era Liam.

—Dime que no me puse tan ebria— me toque la cabeza, maldita sea dolía horrible.

—Lamento decirte que si— se río y se sentó junto a mí en la cama. — Vomitaste tu vestido Mad.

Mire bajo la sabana tenía una camisa de Liam.

—No puede ser— me cubrí la cara y escuché su risa.

—Me pediste que me quedara así que dormí en el sofá—a punto al grande sofá gris que tenía junto a la ventana.

—¿A qué hora termino la fiesta? —me senté.

—A las cuatro de la mañana, todos se fueron excepto James y Clara ellos están en la otra habitación.

Asentí.

Sabía que había bebido, pero a tal punto de vomitar mi vestido, era algo que desconocía de mí.

—¿Qué hora es?

Liam vio el reloj junto a él.

—Ocho y cuarto.

—Oh no puede ser— me levante— Mis padres me llamaran en quince minutos, les dije que no terminaría tarde la fiesta.

Liam no dejaba de verme y baje la mirada. Su camisa a penas y me cubrían mis bragas.

—Oh diablos, voltéate— dije tratando de bajar más la camisa, él obedeció.

—Puedes tomar uno de mis shorts— comento viendo había la ventana, lo hice y luego tomé mis tacones, el vestido estaba en el cesto de su ropa sucia. —Mi vestido...

Se giro a mirarme de nuevo.

—Te lo llevo el lunes, lo lavaré.

—Gracias. ¿Podrías llevarme?

Asintió y salimos de la habitación, el lugar estaba hecho un desastre latas de cerveza por el suelo, vasos, cosas tiradas, cuadros.

—Lamento todo esto Liam, tu papá va a matarte por mi culpa.

—No fue tu culpa, fueron esos idiotas que pelearon aquí arriba.

Bajamos las escaleras e hice una mueca cuando mis pies descalzos sintieron el resbaloso piso, al salir de su casa camine lo más rápido posible a su auto y me llevo a casa, cuando finalmente llegamos me baje.

—Gracias, gracias— le di un beso en la mejilla al asomarme por la ventana y él sonrió.

Corrí a toda prisa y forcejeo al no poder abrir la puerta con la llave, dos tirones después entre y tiré los tacones en el suelo, el reloj encima de la tele marcaba las 8:28 a.m.

—Tus padres no están.

Eliot estaba sentado en el sofá viendo la televisión apagada.

—Había olvidado que estabas aquí— dije haciendo mi cabello hacia atrás.

—¿Conseguiste ver a Kale?

Me senté en el otro sillón y miré fijamente el teléfono esperando a que sonara, los minutos que habían pasado con él en el baño regresaron a mi cabeza.

—Lo vi y hablé con él, pero no me dijo nada que pudiera contarte se fue deprisa antes de que pudiera decirle nada...

Eliot me miro.

—Te pusiste totalmente ebria ¿No? Luces...

—¿Horrible? Lo sé, mi maquillaje debe estar corrido por toda mi cara

Se río y enseguida el teléfono comenzó a sonar y sin pensarlo lo tome.

—Hola.

—Maddy, soy mamá ¿Como estas cariño? — se escuchaba algo cansada.

—Bien, ¿Como están? ¿Ya desempacaron?

—Sí, estábamos en eso de hecho ¿Como estuvo la fiesta? ¿Te divertiste?

—Si mamá, fue...— de repente se me vino a la mente Kale, volver a ver su rostro, sentir sus manos, su respiración— increíble.

—Suenas contenta

—Lo estoy, me divertí mucho y mamá...vas a enloquecer cuando llegues.

—¿Que sucede? —pregunto seria, me toque la cabeza.

—Me pinte el cabello— dije y retire el teléfono, sabía que me gritaría.

—¡Maddy Williams! ¡¿Qué hiciste qué?!

—Quería un cambio mamá, me gusta de hecho.

Por el rabillo del ojo vi a Eliot sonreír.

—No, no puede ser, cuando lleguemos hablaremos seriamente contigo, aun no puedes tomar esas decisiones...tu cabello rubio mi niña— escuche que bufo— aprovecha estoy últimos días porque cuando llegue iremos a arreglarte al salón de belleza.

—¿Que hizo? — escuche a papá de fondo.

—Se pinto el cabello ¿Puedes creerlo?

—Genial. —dijo él.

—¿Genial? ¿Hablas enserio Robert? Tu hija de solo diecinueve años acaba de maltratar su cabello rubio natural.

—¿De qué color Maddy? —pregunto papá.

—Castaño.

—Morena, que bien— dijo.

—Envía una foto— dijo Mamá y me reí— Aun así, cuando llegue iremos a deslavarlo.

—De acuerdo— rodee los ojos.

—Llegamos pasado mañana, te queremos— dijo y colgó.

—Bueno...si me disculpas— dije dejando el teléfono en su lugar y levantándome— iré a dormir porque mi cabeza va a explotar.

—¿Y Kale? —preguntó Eliot.

Me detuve y suspiré.

—No sé dónde está, él me dijo que hallará la manera de hablar conmigo otra vez así que no puedo ayudarte por ahora.

Subí las escaleras hasta llegar a mi habitación y fui directo al baño tomé una aspirina y me fui a dormir.

Sábado en la noche y yo apenas acabo de despertar. Baje a hacerme la cena y luego me fui al sofá para ver una película, Clara no estaba así que no podía llamarle para que viniera, Liam probablemente este en un lío con su padre y no quería hablarle a Aaron, no quería hacer las cosas más difíciles así que en cuanto termino me volví a dormir.

Un trueno me despierta y me doy cuenta que estoy en mi cama, los relámpagos se veían fuera de mi ventana y la lluvia chocaba con ella, las sábanas estaban envueltas en mi cuerpo de cuando me movía mientras dormía. Una silueta junto a la ventana en el sofá veía hacia afuera, no sentía miedo así que me senté en la cama.

—No quería que te despertaras— murmuró girando su cabeza un poco para verme. — Pero no manejo el clima.

Kale estaba aquí, en mi habitación. Después de casi un año estaba aquí conmigo. Él se levantó y se sentó junto a mí.




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