Desperté no de tan buen humor y fui a la cocina a servirme cereal en un tazón. La cabeza había dejado de dolerme al instante en que volví a quedarme dormida, el resto del día sería igual de aburrido que el anterior, caminé hacia el sofá me recosté y encendí la televisión.
— ¿Los humanos siempre son así de aburridos?
Gire la cabeza un poco hacia mi derecha, Eliot estaba sentado otro extremo mirándome.
—Tú deberías saberlo.
—En realidad no, siempre fui el Ángel que asignaba a los demás con los humanos, jamás había visto a uno ni hablado con ninguno...
—Hasta el día en que interrumpiste a la mitad de mi sala y robaras mi manzana.
—No la robe, rodó hasta mí. Y sí.
Rodé los ojos y seguí viendo el televisor.
—Kale vino a noche— comente, él se giró. —Supe lo que le paso después de que te fuiste.
— ¿Y bien?
—Antes tienes que decirme ¿Por qué no puedes tu hablar directamente con Kale? Porque tengo que ser la mensajera de ambos
—No se trata de eso Maddy, mira voy a explicarte como yo sé. Nosotros, los Ángeles no podíamos vernos en la tierra, los arcángeles si podían, pero al parecer, después de que Kale muriera las cosas cambiaron, tú misma los viste en la fiesta, yo los vi, vi a Kale incluso...han cambiado las cartas del juego y no sé porque o para qué, pero no debe ser para algo bueno...— miro al frente— no sé qué es lo que tienen entre manos y entre menos sepan que él y yo tenemos contacto mejor.
Asentí y después le conté lo que había visto en los recuerdos de Kale, después de que él se escapara, el trato que le habían ofrecido y que no tuvo otra más que aceptar y contra su voluntad. Eliot solo se quedó en silencio como reflexionando lo que acaba de decirle.
—Muchas cosas encajan ahora...— murmuro.
— ¿Qué quieres decir?
—Necesito hablar con él, Maddy ¿Puedes traerlo? — me miro un poco desesperado.
— ¿Yo? Yo no hago eso, él simplemente aparece cuando quiere...
—Cuando puede...debe estar custodiado por los dos arcángeles...
—Como te dije, están detrás de ti y se supone que Kale por ser el que te conoce los guía, aunque está haciendo todo lo contrario.
— ¿Crees que vendrá esta noche? —me pregunto.
—No lo sé, creo que sería muy arriesgado que lo haga
—Estaré aquí, lo esperare...
Asentí.
—Entonces prepárate para aburrirte el resto del día.
A las dos de la tarde mis padres llamaron de nuevo, hablamos un rato y luego me fui a hacer los deberes, Eliot desapareció después de que había comido y entonces me tomé un momento para reflexionar lo que había hablado con Kale a noche.
Ahora él era el ángel de la muerte y cada vez que lo pensaba por alguna razón se me ponían los vellos de punta, suponía que era por el nombre tan macabro.
Los arcángeles querían que estuviera de su lado, pero ¿Por qué? ¿Porque Kale? ¿Qué tramaban? Él mismo les había dicho que querían algo a cambio, al negarse lo obligaron a tomar un puesto que él no quería y…aun así comenzó a formar parte de lo que tramaban, aunque no sabíamos de qué se trataba. Luego me puse a pensar en lo que me pregunto sobre Aaron ¿Me creía capaz de acostarme con él?
— ¿Qué haces despierta tan tarde?
Alejé mi mirada del televisor y vi a Kale a un lado de este, tenía el cabello despeinado.
— ¿Te has escapado?
—Algo así— se cruzó de brazos. — ¿Me estabas esperando?
—Algo así— dije yo y sonrió— Eliot me ha preguntado por ti, pero yo le dije que no soy mensajera de nadie...
—Y tienes razón no lo eres. — se acercó y se puso de cuclillas frente a mi tomando mis manos en las suyas. — eres mi vida entera.
Suspiré y pegué mí frente a la suya, estaba de nuevo al borde de las lágrimas.
—No puedo creer que estés aquí.
—Créelo porque no me iré a ninguna parte.
Mi corazón parecía una tormenta, no podía controlarlo, cada toque suyo, cada palabra, cada suspiro mandaba pequeños choques eléctricos por todo mi cuerpo.
— ¿Dónde están tus padres? — su pregunta me dio risa.
—Son dos noches las que vienes y ¿Apenas me preguntas?
Se encogió de hombros.
—No he tenido oportunidad en pensar en muchas cosas...
—Fueron a un viaje de negocios de mi papá...
— ¿Cuándo regresan?
—Mañana por la mañana creo, depende si el vuelo se tarda, todo va a ser diferente cuando lleguen...
—Van a odiarme— dijo mirándome a los ojos, con una de sus manos retiro un mechón de mi cabello y lo puso detrás de mi oreja— sé que lo harán.
—No digas eso— mordí mi labio.
—Te hice sufrir pequeña, ellos lo saben, yo lo sé y tú por mucho que quieras borrarlo y convencerte de que no sucedió también lo sabes, no quiero imaginarme todo por lo que pasaste...
Limpio una lagrima que caía por mi mejilla.
—Te llore todas las noches, te imaginaba en todos lados, tome tu traje...dormía con él en mis brazos, fui a un psicólogo para ayudarme a olvidarte...no funciono.
Note el dolor en sus ojos.
—Lo siento tanto, jamás quise que pasaras por eso.
Suspire negando.
—Ya paso, no importa.
Se quedo en silencio un buen rato, miró nuestras manos entrelazadas y las beso.
—Me hicieron creer que habías muerto y me torturaron después de eso, ellos me hacían ver cosas que yo no quería...
— ¿Por eso dijiste eso en el baño? ¿Creíste que era una de tus ilusiones?
—Si...
Acaricio su mejilla derecha, odiaba verlo sufrir.
—Estoy aquí y tú también es todo lo que importa— dije antes de plantarle un beso en los labios.
Kale había sido (y seguía siendo) lo mejor que me había ocurrido en toda mi vida, lo amaba de una manera que nadie entendería, tan intensamente como él a mí. Esperaba, rezaba por que las cosas fueran mejor esta vez, nada de problemas, de alejamiento o de indiferencia, juntos podríamos superar cualquier cosa.