Ángel de la muerte

26

Capítulo 26: Lo que las estrellas atestiguan desde el cielo

 

 

Haniel

Los ángeles detienen su vuelo al agolpar los árboles con las ondas de fuerza de sus flancos para mantener el equilibrio sobre los aires. No podemos ser vistos por nuestra invisibilidad, y hemos decidido reunirnos en la cúspide de los álamos cubiertos de nieve, mientras copitos blanquecinos caen del cielo.

El firmamento del anochecer no luce tan tétrico esta vez, aunque la energía lúgubre nos da indicios del camino de las deidades caídas.

Paradis y el resto de la Tierra han reportado un alto nivel de actividad proveniente del Inframundo; los arcángeles continúan conmovidos por la oscuridad cernida ya en los alrededores, y es por ello por lo que los de menor rango nos juntamos en busca de soluciones.

… Aún pienso en Eder, Gabriel... Lo que ha sido desvelado ante nosotros tiene un significado que no podemos eludir. La muerte es una aliada del infierno para las almas perdidas, mas es una transición a Ciel para todos los arrepentidos de corazón.

Isis ha dejado su designio esclarecido: habrá un sacrificio pronto, y uno de nosotros será entregado con el fin de cumplir con el cometido de los behemorth.

Sé que Damon es quien lleva las riendas de todo esto, y aún no recibimos señales de Eva.

Estamos perdidos.

—¿Cómo es que han tomado tanto poder sobre la ciudad? Aquí se ha creado un núcleo de prisiones a cargo de esos entes... Toman posesión de todos los humanos. —Raziel niega con la cabeza y quita sus cabellos largos de sus hombros—. Nosotros sabemos que no se trata de una enfermedad. Los torturan con sus propias y peores pesadillas, es un suplicio que no acaba... —trago en seco y tomo un instante para inhalar profundo.

Me adolece voltear y vislumbrar la cabaña a metros de distancia; Alex está allí aún en descanso.

Otro de los seres celestiales que forma el círculo se posiciona en el centro de éste con los puños apretados y una expresión autoritaria.

—Debemos llevarlos de vuelta al averno; tenemos que descubrir por qué hacen esto... —el hombre de iris marrones contrae el rostro con lamento. Todos nos sentimos así, muchos humanos inocentes son llevados a la perdición y, aún con todos nuestros dones, no hallamos una vía por la cual auxiliarlos—. He visto lo que han hecho con los niños... Padre está furioso.

—Debe haber una forma —comenta otro.

—Necesitarán una fuente celestial para subsistir, o arderán y se transformarán a su naturaleza —expone Solen, un hombre de cuerpo fornido y ojos mieles.

Diferentes voces intervienen.

—Los behemorth deben buscar una fuente, alguien que se haya aunado a los ángeles o tenga algún vínculo.

—¿Eso es posible?

—He oído historias de ángeles que se enamoran en la tierra...

—¡Debería ser castigado!

—¿Quién dice eso? Si es un ángel guiado, habrá encontrado el amor porque así debía ser.

—Nuestro deber es cuidar de la humanidad.

—Protegerlos...

—¿Cómo lo haría alguien atado por amor?

—Es nuestro destino cumplir.

—¡No es justo que se tomen esas libertades!

—¡Por esos vínculos las deidades han incrementado en el mundo! —y así sigue el debate de los motivos y razones por los cuales Paradis y el resto de los países son invadidos por el halo del abismo en cada recoveco oculto que pertenece al cosmos.

Cuando lo sepan se desatará una guerra de conclusiones y luchas donde se determinará el castigo.

—Me enamoré de una humana.

Lo que vocifero causa que todos se acallen y se viren hacia mí; algunos con expresiones estupefactas, otros con reprimenda y otros con compasión. Avanzo hacia el eje al llamar la atención de todos los presentes. Destilo una fina capa de sudor en mi cuerpo, y es que el nerviosismo me ha corroído con fuerzas, pero son los únicos que pueden ayudarme. Los chicos están indefensos y Alex necesita estar rodeada del aura angelical que la proteja de la presencia demoniaca.

Estoy desesperado por salvarlos.

—Y no sólo eso… —inspiro—, me enseñó a amarla. Y lo hice, lo hago... Le entregué mi único tesoro en los cielos. —Muchos jadean por la sorpresa. Todos poseemos piezas en nuestro hogar, pero esa es la única entre mis manos después de haberlo perdido todo por Vanessa—. Hace un día fue atacada, justo en el lazo izquierdo de su pecho... Su corazón quedó destruido, pero logramos salvarla, alguien... especial. Creo que...

—Extrajeron tu halo por medio de ella. —Asiento cuando soy intercedido por Raziel. Ella se vuelve cabizbaja y exhala con pesadez—. ¿Sabes lo que significa eso, Haniel?

—Sí —farfullo. Estoy seguro de lo que hice.

Entregarme a ella fue la decisión más importante de mi inmortalidad.

—No te alejarás, ¿verdad?

Curvo mis labios con suavidad.

—Jamás.




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