Epílogo
Haniel
Cinco meses después de que todo acabó, las cosas han cambiado de manera radical.
Abel cumplió su palabra de dejar a Karissa y Gabriel en manos de personas iluminadas por Bethania, serafín de Ciel.
Aún puedo percibir las punzantes dagas de dolor que se incrustan en mí cuando la evoco, cuando mi mente se adentra a esos confines donde ella acapara todo, cuando mi piel se eriza al memorar sus sutiles besos y su mirada esplendente.
La extraño... una parte de mí tiene un vacío que aún no logro superar.
Desciendo sobre el techo transparente del aeropuerto y los veo. Allí están ellos; Eva, Riss y Briel. Hay dos adultos a sus costados quienes, supongo, son sus padres adoptivos. Hay sonrisas en sus rostros y sanación; lucen tranquilos, sin cargas insufribles sobre sus hombros.
Me vuelvo a mi invisibilidad y me adentro sin más. Avanzo como un espectro entre las personas y clavo mi vista en ellos.
Ríen como antes no lo había visto, charlan de forma amena y sus familiares recientes también se unen.
Karissa es capaz de sentirse segura al lado de un verdadero papá, y Gabriel ha encontrado una madre donde apoyarse.
Eva suspira y musita hacia ellos:
—Gracias. —Acaricia sus cabellos y esboza una sonrisa que, esta vez, sí llega hasta sus ojos—. A pesar de la distancia, cuenten conmigo para lo que sea. Estaré llamándolos siempre, ¿de acuerdo? —entrecierra sus párpados y guiña un ojo. La bocina resuena con el llamado a su vuelo; ella se arremanga su mochila y toma la valija dirigiéndoles un último gesto cariñoso—. Los quiero... mucho.
—Cuídate, Eva —contesta Karissa y mete sus manos a sus bolsillos.
—Te esperaremos... —Gabriel curva sus labios con un mohín de complicidad—… siempre.
Volátiles segundos después, Eva empieza a alejarse y cruza el umbral que la llevará a donde la esperan para introducirse al avión. Karissa y Gabriel se abrazan entre sí, y una opresión en mi pecho me cala con la nostalgia.
Éramos siete, y ahora sólo quedan dos unidos.
—Así que... ¿hermanos, Riss? —suelta una ligera risa que me hace elevar mis labios. Ella lo imita y golpea su torso con fraternidad.
—Eres mi familia desde que te conocí, Briel. Nada va a cambiar eso.
Se estrechan con ahínco y cierran sus ojos confiriéndose calma. Ellos están bien.
—¿Nos vamos? —inquiere el señor a sus espaldas. Se separan y asienten al entrelazar sus manos mientras caminan lado a lado.
En un último instante, Gabriel se gira y sonríe hacia mí con una promesa de que esta no es la última vez que nos veremos.
Al final, conocimos nuestras debilidades y nos volvimos nuestra propia fortaleza. Ya no hay barreras que nos detengan de seguir adelante y levantarnos, ya no estamos cegados por la oscuridad y mantenemos la certeza de que el futuro nos depara puertas, incluso cuando antes pareciera que se hubiesen cerrado, quitándonos esperanza.
Fuimos siete almas en busca de consuelo, una luz, un atisbo de vida; pero hallamos muchísimo más al conocernos, al cruzar nuestros caminos.
Hallamos refugio.
Eva recuperó la confianza en sí misma.
Karissa enfrentó sus miedos.
Gabriel comprendió que su valor no se definía por los demás.
Abel conoció la parte noble del mundo terrenal.
Raziel superó su corazón roto.
Y yo... aún continúo en la travesía de encontrarme, pero con la seguridad de que habrá luces a mi alrededor que me recordarán cómo llegué aquí.
Me recordarán quién soy.
Cuando el firmamento nocturno ha ocultado el sol, una de las estrellas rutila con mayor ímpetu que las demás.
Y lo sé, sé que es ella, sé que sigue en mí... porque aún continúa vivaz en mi corazón.
—Lo lograste, Alex... Ellos son felices.
A pesar de todo, el fin marcó el principio de algo nuevo, algo diferente.
Las constelaciones son testigo de ello.
FIN
¿Cuál fue tu personaje favorito?
¿Escena preferida?
¿Qué sientes en esta historia?
¿Qué ha dejado en tu corazón esta novela?
Dejo este espacio para que digas lo que sea <3:
¡Gracias infinitas por llegar hasta aquí!
A. N.