Ángel de la muerte

Para ti, lector

“Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.”
Mateo 5:14-15

Gracias.

Te agradezco por recibir esta obra y haber llegado hasta aquí, por haber permanecido en el trayecto y haberles dado vida a los personajes. 

Esta novela es especial para mí, no sólo por haber sido la primera, sino por ser mi impulsivo para compartir lo que más quiero: el amor de Él. Hoy, dieciocho de septiembre de 2020, cumplo una meta que se veía lejana hace unos meses, un sueño inalcanzable de siete años de ardua práctica y caídas. 

No sólo plasmé la historia de unos ángeles y sus vidas, sino que también deseé buscarle propósito a lo que hago, lo que me encanta hacer; escribir. Quiero dejarte algo más que un recuerdo, quiero que una pieza de esta obra marque una diferencia en ti y tu corazón.

Cada retazo de este libro tiene algo detrás, y es que cada uno de los personajes tenía un objetivo, un mensaje.

Hoy deseo que te mires al espejo y sonrías, que aceptes con amor propio y sinceridad lo que ves en el reflejo, que reconozcas que el perdón ha llegado a tu vida y no debes seguir sumido en la burbuja constante de la culpa, del miedo, de las inseguridades...

Deja de buscar felicidad en las cosas terrenales o personas imperfectas, búscalo a Él, quien sí es perfecto y tiene planes de bien para ti, y deja descansar todo tu dolor sobre sí. No te martirices por tu pasado, sonríe y sé consciente de que Su entrada a tu vida te hace una nueva creatura, un nuevo ser.

Todo lo viejo queda atrás, todo lo que ha estado antes de Él.

Todos sentimos, en algún momento, que hemos apagado nuestra luz. Somos seres humanos, vivimos muchos sentimientos y nos enfrentamos con distintos obstáculos que nos limitan en el camino. 

Recuerda que, para los hijos de Dios, todo nos sirve para bien. No te aferres al mundo, aférrate a la eternidad de paz que Su sacrificio te confirió y entregó en la mayor prueba de amor existente.

Eres luz porque Su gloria se ha manifestado en ti, eres una luciérnaga que brilla en medio de la oscuridad.

Y sí... a veces se apaga, pero siempre vuelve a fulgir.

Recuérdalo hoy, mañana y siempre que te sientas vacío, insuficiente, inferior...

Yo te digo que volverás a brillar, sólo confía.

Confía en Él.

A. N.

 

 




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