¡Ángel enséñame a volar!

Capitulo 1

1 noviembre de 2004

Entro a la cocina desesperada, no encuentro mis zapatos y ya se me hace tarde para la escuela.

-Mamá ¿sabes acaso donde están mis zapatos?

- ¿y qué voy a saber yo, si no me pongo tus zapatos? - responde está dándole comida a diego, mi hermano.

-Es que no lo encuentro por ningún lugar y ya se me hace tarde para ir a la escuela, ¿podrías ayudarme a buscarlo? Por favor- digo juntando mis manos en modo de súplica y haciendo un puchero.

Mamá suelta un suspiro- lucia, sabes que no puedo, estoy dando de comer a tu hermano

- ¡pero mamá! - protesto

- ¿Qué pasa aquí? - aparece papá, ve mi rostro- ¿lucia, que pasa?

- estoy desesperada papá, no encuentro mis zapatos de la escuela, y mamá no puede ayudarme a buscarlo.

-hablas de estos zapatos- dice levantando sus manos y mostrándome mis zapatos, suelto un grito y corro abrazarlo

 

- ¡gracias papá! - le quito los zapatos y lo beso por toda la cara- ¡Te amo! ¡Te amo! - y procedo a sentarme en una silla y colocarme mis zapatos,

-umm- dice sobándose las mejillas con una sonrisa- No sabía que eso te iba a poner tan contenta.

Termino de ponerme mis zapatos y me levanto para despedirme de mi familia- adiós mamá- le doy dos besos- adiós bebé- y le doy un beso en el cachete y él me contesta con "bubu" el diminutivo que usa para llamarme- adiós papá- y lo beso de nuevo.

-nos vemos después de la escuela- digo saliendo

- ¿no vas a desayunar? - oigo el llamado de mamá y me devuelvo, tomo una tostada de la mesa y me voy.

Nunca imaginé que esa era la última vez que los vería.

Si lo hubiera sabido creo que le hubiera dado más besos, más abrazos, o creo solamente que me quedaría con ellos.

***

20 septiembre de 2012

 

Mis ojos se abren bruscamente y de mi boca expulsa agua, mis pulmones arden y siento una mano en mi cabello y otra en mi espalda, pero solo puedo concentrarme en expulsar toda el agua de mi cuerpo, mi garganta arde y cuando tomó un respiro mis pulmones duelen tanto como si estuvieran respirando monóxido de carbono y comienzo a toser incontrolablemente.

- tranquila, tranquila respira despacio- una voz varonil llega a mis oídos e inconscientemente me tenso-todo está bien- y cuando esas manos acarician mi espalda en un suave movimiento me volteo rápidamente hacia el dueño de la voz encontrándome unos zafiros tan azules como el mar que solo podrían pertenecer a un ángel, mirándome con preocupación- ves, todo ya paso- y una de sus comisuras se levanta en una pequeña sonrisa, mis ojos siguen ese gesto y vuelven a sus ojos, donde además de preocupación puedo apreciar tristeza ¿Por qué un ángel estaría triste? Me pregunto.

Y así nos quedamos un momento solo mirándonos a los ojos hasta que sus ojos de repente cambian y me miran con rabia ¿Qué le abre hecho yo a este ángel? - se puede saber en ¿qué demonios estabas pensando? - su fuerte voz me saca de mi estupor y me alejo de sus brazos- acaso ¿estás loca? ¿Qué hubiera sucedido si yo no estuviera aquí para ayudarte? - ¿ayudarme? ¿Por qué necesitaba ayudarme? - sabes lo inconsciente que eres, el daño que le provocarías a tu familia si algo te pasara - ¿familia? – debes saber que no importa que tan mal lo estás pasando así no se solucionan las cosas, con tu muerte no lograras nada – me suelta, solo lo observo intentando comprender de que está hablando, si yo no quería morir solo quería vivir.

- ¿acaso eres muda? ¿Por qué no me respondes? – me espeta,

No, no soy muda, pero se me olvido pronunciar las palabras, ya que cuando lo hacía nadie me escuchaba y entendí que era innecesario hacerlo – pienso.

- ¿al menos me estas entendiendo? – me pregunta y yo solo logro asiento con la cabeza – gracias a Dios – suelta un suspiro y se pasa la mano por su cabello, mis ojos siguen ese gesto y observan su cabello que en esta luz parecen castaño - ¿podrías decirme dónde vives para llevarte a tu casa? Como comprenderás no te voy a dejar aquí sola, quien sabe si vas intentar suicidarte de nuevo.

¿suicidarme? – lo observo confundida – suicidio: Acto donde una persona se quita su propia vida, al parecer este ángel no sabe que yo no tengo alma, que no tengo una vida que quitar- pienso.

- ¿vas a decirme dónde vives? – su voz me saca de mis pensamientos y solo niego con la cabeza – entonces ¿no vas a decirme? - niego, quiero que entienda que yo no vivo en ningún lugar, que solo estoy- no te entiendo – se pasa la mano por la cara, un gesto que asocio que tiene frustración ¿estoy frustrando a este ángel? - ¿podrías ayudarme? Porque estoy perdido aquí – me mira con suplica en sus ojos.

-aquí – las palabras salen de mis labios en un susurro y suenan extrañas- aquí- vuelvo a decir y miro a mi alrededor.

- ¿vives aquí? – me mira escéptico, solo asiento - ¿Dónde está tu familia? – niego - ¿no tienes familia, ni ningún conocido? – vuelvo a negar – Dios ¿Por qué me pasa esto a mí? Solo esto me faltaba – miro como observa el cielo, como si estuviera haciendo una súplica.

Seguramente Dios si escucha las suplicas de este ángel – pienso.

-mira, no puedo hacer más- me mira como suplicándole que lo entienda, y mete una mano a su bolsillo y saca una cartera- te daré esto, te alcanzara para al menos buscar un lugar para pasar la noche y algo de comer- me extiende unos billetes, pero yo solo lo observo – toma – su mano toma la mía y pone los billetes en ella y la cierra.

Se siente tan cálida en comparación con la mía- pienso.

-Espero que de verdad no intentes nada- sus ojos buscan una confirmación en los míos y al parecer la encuentra, suelta un suspiro- cuídate- se levanta de la arena y se sacude los pantalones, mis ojos lo siguen, no quiero perderme de nada, se da la vuelta y mis ojos lo observan alejarse, de repente se voltea y me mira, no sé lo que piensa, pero niega con su cabeza y vuelve a retomar sus pasos, mis ojos lo siguen hasta que lo pierden de vista.



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En el texto hay: angeles, romance, ficcion juvenil

Editado: 30.03.2022

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