¡Ángel enséñame a volar!

Capitulo 7

14 de diciembre de 2004

Hoy es mi cumpleaños, aunque nunca pensé que iba a cumplir mis 17 y que mis padres no iban a estar presentes. Es extraño, mis cumpleaños para mí eran los días más felices que tenía, pero ahora lo que siento es un terrible nudo en el pecho que no me deja respirar.

Termino de cambiarme y me miro al espejo, mi pelo ya está por debajo de mis pechos, nunca me había llegado tan largo, mi madre siempre se encargaba de cortarlo para que se me hiciera más fácil peinarlo para la escuela.

Miro fijamente mi reflejo, nunca me había dado cuenta de lo tanto que me parecía a mi madre, mi pelo negro y lacio, al igual que el de ella, pero ella siempre lo llevaba a los hombros, mi nariz, mi boca, tan parecida a la de ella, lo único que es diferente es el color de ojos, porque los de ella eran negros y yo tengo los ojos mieles como mi padre.

Los extraño tanto, y no sé si algún día dejare de hacerlo, porque cuando pienso que ya no están más aquí duele, me duele mucho.

Tomo mi mochila y salgo de mi habitación, mientras me dirijo a la puerta veo a mi tío en un sofá en la sala, está completamente dormido y tiene una botella aferrada a su pecho, me acerco y lentamente se la arrebato lentamente y la pongo en el suelo.

-por favor no te pierdas tú también, no quiero quedarme sola otra vez- le susurro quedo, pero dudo que me haya escuchado.

Cuando llego a la escuela, solo quedan algunos estudiantes dirigiéndose a su aula, y cuando llego frente a la puerta de mi aula, me detengo y tomo un suspiro para darme valentía.

Abro la puerta y me dirijo a mi asiento, y encima de mi escritorio veo una pequeña caja de regalo, observo a mi alrededor y veo a Tomas mirándome y me susurra un feliz cumpleaños. La maestra llega, así que me apresuro a sentarme.

Tomo la pequeña cajita en mis manos y quito el lazo encontrando un collar con un dije de un sol cristalino, lo tomo y lo levanto, y cuando los rayos del sol de una ventana lo tocan, este emite luz de varios colores, es magnífico.

Miro a Tomas otra vez, tal vez las cosas no son como antes, pero lo está intentado y creo que podemos llegar hacer como antes o aún mejor, porque de verdad estoy tan sola y necesito a alguien que todavía me necesite.

Creo que siente mi mirada porque voltea a verme- es hermoso, gracias- le digo entre labios asegurándome que la maestra no nos presta atención-de nada- me dice de igual manera.

Y después de todos estos días de tanto llorar de mis labios sale una gran sonrisa.

Creo que voy por el camino correcto para ser feliz.

23 septiembre de 2012

 

Me detengo inmediatamente desde que a mis oídos llega la voz de James y miro hacia la ventana, no quiero ver sus ojos enojados hacia mí.

- ¿Por qué te detienes? De verdad estaba disfrutando escucharte- escucho sus pasos, se está acercando- a pesar de que no eres Mozart, de verdad me gusto- puedo escuchar la burla en su voz, mi ceño se frunce, no me gusta que se rían de mí- no, no te lo tomes a mal, lo que pasa es que se ve que no sabes tocar el piano, pero aun así no fue tan malo- me dice y siento como se agacha hasta estar a mi altura.

-lo siento- mi voz es un pequeño susurro – ahora mi voz sale más fácil y no se siente tan ajena – pero mis ojos siguen en la ventana.

- lucia mírame- me dice, más no lo hago- por favor mírame- esta vez mis ojos lo observan ¿Por qué a la luz de la luna parece tan perfecto, tan irreal? - no estoy enojado, cuando llegaste a esta casa te dije que podías disponer de todo lo que quisieras, así que no hay nada de qué preocuparte ¿está bien? – asiento lentamente sin dejar de mirarlo.

- ¿te gusta el piano? - me dice luego de unos segundos mirándonos en silencio.

-sí, me gusta- y no sé por qué, pero siento como se sonrojan mis mejillas.

- umm ya veo ¿sabes tocar? - me pregunta, veo en sus ojos curiosidad.

- no- y si antes mis mejillas estaban rojas ahora están ardiendo, mi vista e dirige hacia otro lado que no sea a él.

- ¿te gustaría aprender? – mis ojos se dirigen inmediatamente hacia él ¿me enseñaría?, parece que ve mi duda porque comienza a negar- no, no me refiero a mí, hace mucho tiempo que no toco el piano y no creo que vuelva hacerlo nunca- sus ojos se dirigen hacia el suelo.

Ahora tengo mucha curiosidad ¿Qué le habrá pasado a este ángel para que no quisiese volver a tocar otra vez? ¿se le habrá acabado la melodía como alguna vez yo me quede sin voz?

-pero eso no viene al caso ahora- sus ojos se dirigen otra vez hacia mí y me da el intento de una sonrisa- si quieres aprender puedo llevarte a un sitio donde aprendas- me inquieto. No quiero salir. No quiero ver a nadie extraño – tranquila, no pasa nada- parece que vio mi inquietud- no haremos nada que no quieras, pero cuando te sientas segura me avisas, y yo te llevare ¿de acuerdo? - asiento.

Luego de eso james como siempre preparo la cena en compañía de Nina y yo, que siempre lo observábamos embelesados, pero claro por motivos diferentes.

Nina embelesada en la comida.

Y yo, yo solo embelesada por él.

*********************

 

27 de septiembre del 2012

 

Cierro el libro, y como ha pasado estos últimos días no me he podido concentrar. Luego de que James me ofreciera llevarme a un sitio aprender a tocar no he podido pensar en nada más.

Estos últimos cuatro días me he quedado en la noche observando el piano, aun después de cenar lo hago, mientras todos duermen yo solo lo observo y me imagino ahí, tocándolo, sintiéndolo, creando melodías.

Y aunque con todas mis fuerzas quiero aprender, me aterroriza estar rodeada de gente, estar a solas con alguien que no conozco.



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En el texto hay: angeles, romance, ficcion juvenil

Editado: 30.03.2022

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