¡Ángel enséñame a volar!

Capítulo 8

20 de diciembre de 2004

 

Tomas y yo vamos juntos a mí casa, nos toca realizar un proyecto juntos, estos días hemos estado más unidos que nunca, aunque las cosas son diferentes, Tomas me trata súper bien pero ahora no oculta que le gusto para más que una amistad y no saben lo feliz que eso me hace, porque a mí también me gusta, y mucho.

Aunque no hemos tenido ningún acercamiento que no sea algunos abrazos y tomada de manos, e veces me doy cuenta de la forma en que mira mi boca, como si quisiera probarla, y yo, yo estoy desesperada porque lo haga.

Cuando llegamos a casa, lo invito a pasar y le invito a ponerse cómodo, yo por mi parte decido quitarme el uniforme y ponerme algo más cómoda, cuando estoy satisfecha salgo, pero antes de reunirme con Tomas decido investigar si mi tío esta en casa, me dirijo a su habitación y lo encuentro completamente dormido.

Suelto un suspiro y cierro la lentamente la puerta para no despertarlo, luego me reúno con Tomas que se encuentra en la sala.

- ¿y tú tío no se encuentra en casa? - me pregunta cuando tomo asiento a su lado.

-sí, pero está dormido, ayer trabajo hasta muy tarde- la mentira sale muy fácilmente de mí, estos días he tenido que hacerlo mucho- ¿comenzamos? - cambio rápidamente de tema.

-claro- me dice y comenzamos a estudiar.

Luego de ese intercambio nos concentramos en la clase, soy muy perfeccionista a la hora de hacer clases y en mis notas solo hay sobre ochenta y cincos.

Cuando estamos agotados decido hacer algo para merendar, y me decido por unas tostadas con mermelada de frambuesa.

-aquí tienes- le digo acercándole un plato.

-gracias- me dice con una sonrisa y toma un mordisco- esta deliciosa- y hace sonidos exagerados de gusto y sin poderlo evitar comienzo a reír.

- debe ser todo gracias a la mermelada, no tiene nada que ver conmigo - digo tomando u mordisco

- no, claro que tiene que ver contigo- me dice mirándome fijamente, dejo de comer- tú haces que todo sea más especial- se acerca más a mí y unas de sus manos se acerca a mis labios – creo que tienes un poco de mermelada ahí- me dice mirándolos fijamente.

Me alejo rápidamente, tomo una servilleta y limpio mis labios, pero no encuentro ni una mancha en ella. Lo observo y puedo jurar que veo sus mejillas sonrojarse levemente.

-pensé que eso funcionaría, lo vi en una película, pero al parecer no funciona contigo- dice rascando nerviosamente su cabeza, haciendo que los rulos negros que la acompañen se despeinen más de lo que estaban.

- pero… yo... – no sé qué decir.

-no te preocupes, no es tu culpa- y vuelve a lo suyo.

Estúpida, estúpida, arruinaste el momento- pienso internamente.

Lo miro, está concentrando leyendo, miro sus labios y miro como pasa su lengua sobre ellos, trago.

Vamos lucia, tú puedes- me animo internamente.

-Tomas – lo llamo. Y cuando voltea a verme, me acerco rápidamente a él y mis labios se pegan a los suyos, depositando tímidos besos de boca cerrada.

Me alejo, siento como mis mejillas quieren explotar de tan calientes que están.

-tú… tú… tú- sus ojos están muy abiertos y de su boca no salen palabras coherentes.

-lo siento mucho- digo apenada tapando mi cara con mis manos.

Siento como unas manos toman las mías alejándolas de mi rostro, veo a tomas con una mirada que se podría leer como si estuviera viendo uno de esos ositos adorables. Pone una mano debajo de mi barbilla y lentamente acerca su cara a la mía. Creo que mis ojos en estos momentos podrían salirse.

Cuando sus labios tocan los míos, cierro fuertemente mis ojos, su boca hace varias presiones en la mía tal como lo hice yo anteriormente, nuestros labios se separan lentamente, pero unimos nuestras frentes, suelto un suspiro y antes de formar pensamientos coherentes vuelve a besarme, pero esta vez entreabre sus labios y yo hago lo mismo tratando de seguir sus movimientos.

Siento como si se me va a salir el corazón del pecho de tanto que estoy sintiendo en estos momentos, cuando nuestros pulmones necesitan oxígeno, nos alejamos.

Nos miramos y lentamente de nuestros labios se forman sonrisas

Creo que no hubo un primer beso tan perfecto como este- pienso internamente. Y de mis labios se forma una sonrisa más grande si eso es posible.

Me gustaría quedarme aquí para siempre.

 

********

 

28 de septiembre de 2012

 

Vamos de camino hacia el lugar donde me enseñaran a tocar el piano, mientras James conduce yo no puedo dejar de tocar mis manos repetidamente, estoy muy nerviosa.

Sé que debo calmarme, pero tengo mucho miedo. No quiero que piensen que soy extraña.

Pero más que todo no quiero que descubran que estoy rota.

Que estoy maldita.

De mis labios sale otro suspiro, ya he olvidado desde que me monte en el auto cuanto he soltado, veo como una mano se posan encima de las mías logrando que estas se detengan. Mis ojos se dirigen a James.

Luego de que lo abrazara inesperadamente, gesto que no solo lo sorprendió a él sino también a mí, me aleje rápidamente y le pedí disculpas, todavía no entiendo que me paso, pero él se lo tomo con mucha calma y me dijo que no le molesto o al menos eso me dijo.

Después de darle vueltas a lo que me dijo decidí hacerle caso, y mientras estábamos cenando le dije que aceptaba ir a una escuela de piano que de verdad quiero aprender y el rápidamente me dijo que sí.

Pero al parecer mi momento de valentía desapareció, porque me estoy arrepintiendo de mí decisión.



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En el texto hay: angeles, romance, ficcion juvenil

Editado: 30.03.2022

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