Angel Guardian

-Capítulo 18- Sin salida.

Primera corrección: || 29/ 08 / 2019 ||        

-Marrom-

Tiempo después.

— ¿Cuánto lleva inconsciente? —inquiero alzando una ceja con frustración. Observo su enorme silueta tendida en la pequeña cama que tengo a la vista.

— Diez o quizá doce horas, ¿quién las cuenta? —responde encogiéndose de hombros.

Niego en silencio con el ceño fruncido y cruzo los brazos antes de hablar.

— Te acabo de preguntar Rex, se suponía que estabas vigilando su condición —señalo a Ethan para hacer énfasis en mi aclaración.

— ¿Disculpa? —pregunta mostrando gran sorpresa y alza los brazos indignado—. ¿Cuándo fue qué acordamos eso?

— Mientras gritabas "Me estoy desangrando" —imito el tono chillón que utilizó anteriormente—, te dije que yo conseguiría cosas para que podamos reabastecer provisiones mientras que tú cuidabas la guarida y el estado de sus heridas.

— ¿No podías ser más específica? Si no mal recuerdo, en el instante que llegamos a esta pocilga, saliste sin preguntar o avisar a donde te dirigías —explica vociferando. Se recuesta en el sofá más cercano con delicadeza y luego acomoda su postura de una manera más varonil—. ¿Sabes Bunny? No recuerdo haber acordado nada contigo en ningún momento.

— ¿Acordar algo conmigo? —no puedo evitar curvar los labios con humor, me siento en un pequeño sillón justo frente a él de forma encorvada para acercar mi rostro al suyo—. Dime, Rexy. ¿Quién daba las ordenes antes de que yo llegara?

Levanto una ceja y sonrío con autosuficiencia.

— ¿Quién responde con una pregunta a otra pregunta? —se cruza de brazos serio y lanza una mirada acusadora, al parecer no es tan tonto como pensé.

— Aún no has respondido a mi pregunta.

— Ni tú a la mía —suspira con cansancio y se rasca la nuca confundido—, es una pregunta tonta suponiendo que ya lo sabes de antemano.

— ¡Exacto! —afirmo satisfecha y continúo con mi breve explicación—. Las cosas se hacen de ese modo por un simple motivo. ¡No naciste para estar a cargo! —chasqueo los dedos al culminar mi afirmación.

— ¿Podría dejar de cuestionar mis habilidades de liderazgo e ir al punto? —se apoya en el respaldo del sofá y gira a un lado el rostro todavía enfadado—. Eres realmente irritante cuando tomas decisiones por tu cuenta, no debes olvidar nuestro acuerdo.

— No las cuestiono, simplemente estoy dejando claro que careces de habilidades para liderar un equipo —me encojo de hombros para restar importancia y entorno mis ojos de forma dramática—. Por eso, yo voy a cuidar de Ethan y de ti hasta que el cerebro de esta operación esté en óptimas condiciones para funcionar.

— No puedes decidir eso por tu cuenta, ambos nos hemos escondido por los alrededores con frecuencia y yo soy el más indicado para llevarnos a una distancia prudente —refuta levantándose con decisión y comienza a recorrer la habitación con la mirada.

Observa la pared amarillenta media desconchada —reflejando en su expresión la misma desagradable sensación que recorre mi sistema—, de seguro debió ser blanca, por lo que es más que notorio el estado de abandono en el que se encuentra la infraestructura. El olor a incienso y humedad contamina el aire de este vejestorio y la suciedad no ayuda en lo más mínimo. Ahora que veo con atención. el piso está cubierto con una alfombra desgastada, en definitiva, este lugar es un desastre.

Estamos en una especie de oficina. Pero no es una oficina común, este es el lugar menos esperado por cualquiera que lleve uniforme azul y contenga placa de metal con esposas en los bolsillos.

— De seguro a ti se te hubiera ocurrido venir —digo con sarcasmo poniendo los ojos en blanco.

— A mí se me hubiera ocurrido algo mejor que un almacén con apestoso olor a incienso —bufa tosiendo y agitando la mano en el aire, en un intento fallido de eliminar el horrible olor de sus vías respiratorias.

Buena suerte con eso, es imposible eliminar esa clase de olor, en especial si todo el lugar apesta a lo mismo.

— Es inútil —suspiro sosteniendo el puente de mi nariz con preocupación—, esto es una iglesia —intento citar algo inteligente para que logre entender— "Mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca".

— Eso sonó igual a Ethan —me mira sorprendido—. ¿Acaso se fumaron la misma mierda o qué?

— El arte de la guerra, Rex —ignoro su estupidez y prosigo—. Se llama leer, además, hay cosas que debes aprender si quieres sobrevivir en un campo de batalla. Cualquiera que posea alguna pizca de sentido común lo sabe.

— Pero, ¿debemos tomar las palabras de un libro tan literal? —coge su barbilla y se pasa los dedos, pensativo—. Estamos a unas calles de la estación de policía.

— ¿Cuándo eras niño alguna vez jugaste a las escondidas? —inquiero recelosa, no sé por qué me tomo tantas molestias en explicar esto. Puede que sea mucho para procesar y creo que su sistema se quedó trabado hace como cinco horas.

— Un par de veces. ¿Por?

— Dime cuál era el último lugar en el que buscabas —le pido indicando que se esfuerce—, debes recordar Rex.

— No estoy seguro —niega confuso—, creo que cuando la llevaba... Uhmm ¿Los lugares pequeños?

— Bastante cerca —suspiro negando con la cabeza y respondo—, en el lugar donde contabas. Tu última opción era en el lugar donde contabas porque creías que el resto se había dispersado, salías a buscarlos y solo se salvaban los que permanecían ocultos estando cerca de la meta.



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En el texto hay: novelajuvenil, romance, angel de la guardia

Editado: 10.06.2020

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