Angel Guardian

-Capítulo 16- No es tan fácil.

Primera corrección: || 27/ 08 / 2019 ||        

-Ethan-

Espacio, es justo lo que necesito en este instante.

Contengo la respiración forzándome a actuar indiferente, pero se me hace imposible no apartar el rostro cada cierto tiempo.

Su intensa mirada es insoportable, no puedo concentrarme.

Hasta hace una media hora todo iba de maravilla, sin embargo, una vez que me puse manos a la obra con el usb comencé a estresarme. Todavía no encontraba lo que quería, estaba muriendo de sueño y el hecho de tener un par de ojos extra observando cada uno de mis movimientos lo vuelve aún más incómodo.

Tiene el descaro de recostarse sobre la mesa en donde estoy trabajando. ¿Por cuánto más planea seguir acosándome?

— Ya sé que irradio belleza hasta cuando babeo, deja de mirarme —Me fuerzo a sonar calmado. ¿A quién quiero engañar? Estoy más que harto de su presencia—. Eres una jodida molestia.

— ¿Y bien? —pregunta ésta, ignorando lo anterior. Quiero estrangular algo hasta hacerlo pedazos y lanzar los restos justo frente a sus endemoniados ojos. Continúa mirando la pantalla de mi laptop a la espera de que termine de decodificar el archivo—. ¿Ya terminaste?

Suspiro de forma sonora y apoyo mis brazos en el borde de la mesa para empujar mi peso y hacer retroceder la silla, de modo que causa un desagradable chirrido. Intento mostrar cuan irritado me encuentro, ojalá pudiera respirar con tranquilidad sin tener que compartir mi oxigeno con ella.

Llevamos más de veinte minutos frente al ordenador y no he logrado descifrar esta mierda que ese policía creó para proteger su información.

— No eres de mucha ayuda —bufo exasperado, paso mis manos por el rostro y hago un esfuerzo por no cederle terreno al sueño—. Al menos podrías darme una idea de cómo descifrar esto.

— Oh no, a mí no me mires —responde negando con las manos y la cabeza—. Yo no uso esas cosas del demonio.

Su respuesta pone a prueba mi paciencia, no me gusta este tipo de bromas. Ya tenía suficiente con Rex, ahora ¿qué iba a hacer con dos? Tal vez termine matando a uno.

— ¿Y cómo pensabas abrir el maldito archivo si no sabes usar una simple computadora? —inquiero levantando una ceja y enfoco mi vista en la suya.

Permanece en silencio por unos minutos, al parecer, buscando una respuesta. Esa actitud es muy sospechosa, no hay nada en ella que me genere confianza.

— Quizás hubiera pedido ayuda... —responde insegura, evitando mis ojos. Mantiene una expresión seria, pero sus mejillas se tiñen de un color carmesí que va intensificándose a medida que continúo observándola fijamente—. Deja de mirarme, no dije nada importante.

¿Ahora se avergüenza?

Su ropa interior está colgada en medio del baño, trabajaba de prostituta en un mugriento pub hasta hace un par de horas y no quiero olvidar mencionar el hecho de que me amenazó a muerte en un baño público.

¿Qué parte de ella me impulsa a considerar darle una oportunidad?

Todas las mujeres en las que había confiado siempre terminaron fallándome, a excepción de mi hermana. No tengo ni un buen recuerdo de mi madre, las consecuencias de sus actos opacaron cada cosa buena que pudo haber hecho por nosotros. La amiga más cercana que pude tener me traicionó acabando conmigo y destruyó emocionalmente a Rex.

¿Acaso podía darme el lujo de volver a depositar una mínima fracción de mi confianza en esta mujer?

A simple vista somos muy parecidos, poseemos el mismo enemigo y mantenemos un pasado que no estamos dispuestos a repetir.

¿Qué cómo lo sé?

Es más simple descubrirlo por ti mismo que intentar entenderlo por terceros.

Muy pocos pueden ver a través de nuestros ojos, pero cada cierto tiempo cruzamos miradas con una persona que puede comprendernos de alguna forma; cuando logras ver todo eso en los ojos de alguien más puedes afirmar con seguridad que estás viéndote a ti mismo en ellos.

Es como ver tu reflejo en un espejo, solo que no eres tú.

Historias distintas, sus propios pesares que sobrellevar y cada uno lucha contra sus temibles demonios. Sabes que está tan roto como tú, sus ojos lo confirman. Sin embargo, no puedes arreglarlo ni mucho menos intentar confiar en ese alguien. Le terminarás fallando tarde o temprano, porque al no poder mantenerte completo, tampoco podrás esperar que ese alguien lo haga.

Destinados a perder el pilar que nos sostiene, dejamos de buscar soluciones permanentes y comenzamos a conformarnos con estar de pie en el presente. Y allí no acaba el peligro. Cuando estás roto corres el riesgo de ir destruyendo a los que te rodean, seas consciente o no de ello.

Por momentos siento la necesidad de buscar los fragmentos que perdí a lo largo de mi existencia, los voy arrancando de quien se me cruce por delante. A veces lo hago sin notarlo, mientras que en otras no puedo evitar hacerlo adrede, necesito sobrevivir de algún modo.

Conozco mis debilidades y muchas de las actitudes explosivas que poseo, es por este hecho que me pongo límites al tomar decisiones. Conocer mis propios límites me ayuda a no tomar riesgos innecesarios, es por eso que mis aliados son pocos.

En conclusión; no hay modo de que dos personas rotas confíen la una en la otra a ciegas y si lo hacen estarán destinados a sufrir muchas decepciones.

Es la ley de la vida. Cada uno sufre con lo suyo, no tiene la suficiente madurez emocional como para tratar con los demonios de alguien más. Eso es lo que significa estar roto, limitarte a sobrevivir.



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En el texto hay: novelajuvenil, romance, angel de la guardia

Editado: 10.06.2020

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