Ángel [vancouver #1]

Capítulo 35. Mundo paralelo

Ángel.

Llegamos a Las Vegas alrededor de las 8.15 después de haber bajado del avión y el haber pasado como mínimos dos horas en taxi. Olivia y Gwren se fueron directas a su habitación, mientras tanto yo me dediqué a contestar todos los mails que había recibido desde el día anterior.

Tenía una cita con el director Straling mañana a las 8.oo am donde tanto Gwren como Olivia, debían asistir conmigo. Mientras tanto, tenía otra cita.

Desde hace unos cuantos meses me había estado viendo con Danna Moretz en pequeños restaurantes en Atenas y ahora, era nuestra primer cita formal.

Desde aquél incidente en mi morada, los dos decidimos alejar ese pequeño asunto y enfocarnos más en cuestiones de trabajo,

Danna es una abogada reconocida con diploma y desde la salida de Freddy, había estado con un deterioro en esa área ya que se había llevado a mi mejor postor.

— Nos vemos en el café que está a unos metros del hotel en el que estás, ¿vale? — pregunta Danna desde la línea.

— Por supuesto, nos vemos.

— Hasta entonces.

Cuelgo la llamada.

Me alejo de la recepción y le pido mi llave al muchacho que se encuentra en el escritorio. Después de tener una leve conversación con aquél afroamericano, me dirijo a mi habitación.

Las mucamas se han encargado de dejar tendida mi cama al igual que dejar mi correspondencia. No puedo creer que me persiga desde otro continente hasta América.

Doy un leve suspiro y lanzo la chamarra del padre de Gwren a la cama, al igual que mis maletas.

Me desvisto rápidamente, tomo una toalla y entro a la ducha. Cuando estoy en el interior, rápidamente abro la llave y dejo que el agua corra.

Paso al menos unos cinco minutos en la ducha para después tomar la primer ropa al azar de la maleta, me visto. Después de poner las ropas en su lugar correspondiente, me miro en el espejo: me agrada el cómo me combinan los vaqueros con el abrigo que me regaló Elena el año pasado.

Tomo el folder que está en la mesilla y salgo de la habitación. Afuera está repleto de puertas blancas similares a las mías, todas están alrededor de una alfombra roja y a lado, hay unas mesillas con unos floreros encima. Son hondos, blancos y con unas orquídeas dentro.

Camino por el pasillo y después de dar mi llave en recepción y quedarme con mi tarjeta, salgo. Camino unos cuantos metros antes de llegar al café que está al lado de la boutique.

El café/ restaurante es una combinación de estilo vintage con una elegancia poco peculiar. Hay tonalidades oscuras y a la vez encantadoras. Las mesas son solo para dos personas y las farolas cuelgan de los techos. Supongo que un Starbucks era de esperarse.

Danna se encuentra justo frente a la ventana con un bonito vestido corto de encaje color hueso. Ella está estudiando los papeles que le he dado.

Hace apenas unas semanas recurrí a ella, ambos (junto con Vince) vemos el caso de las empresas Keller. Aún sigo con mi propósito y de tan sólo recordarlo, me cabreo con la misma intensidad como ese día.

Cuando ella se percata de que la miro, levanta el mentón. Me sonríe como toda vieja amiga y se pone de pie.

— Ángel, ¿cómo estás? — pregunta mientras nos sentamos en la mesa. Ella coloca los papeles justo en medio de nosotros.

— Estoy bien, sólo un poco cansado por el viaje — me excuso mientras pongo los brazos sobre la mesa. Ella asiente y con pluma en mano continúa revisando los papeles.

— Bueno, supongo que deberás descansar hoy, mañana tenemos junta con los socios y el señor Straling.

Asiento y recojo un conjunto de hojas. Me pongo a leer, trata acerca de las finanzas de las empresas Keller. Son de hace dos años.

Pasamos al menos unos cuantos minutos antes de que la mesera venga y nos ofrezca un café. Danna pide un frapuccino y yo sólo me conformo con un café solo.

Ambos continuamos con nuestras inspecciones tratando de encontrar cualquier señal de lavado de dinero, manejo ilícito de mercancías, contratos de matute o cualquier otra pequeñez que tenga que ver con las empresas Keller. Sé que cualquier acto ilícito puede ser llevado a la corte y por supuesto, esa sería mi oportunidad.

Después de dos tazas de café encuentro unas cuantas deudas y también la compra contrabandista de los locales TeaCoffe. Era de suponerse. Por parte de Danna, ella encuentra unas cuantas maquilladas en cifras lo cual me deja absorto y con una sonrisa en la cara.

— Esto es impresionante, sólo encontrar un desvío de dinero y estaré más que fascinado — comento en broma. Ella se ríe y me lanza un codazo juguetón.

— Si bueno, creo que... oh — ella se detiene en seco.

— ¿Qué sucede?

— Ella está aquí.

Giro la cabeza.

Ella está ahí, de pie junto a Olivia con una mirada absorta y a la vez desilusionada. Parpadeo un par de veces. Nuestros ojos se conectan en un duelo de miradas y con eso me lo dice todo.

Danna empieza a pedir disculpas a gritos, pero la ignoro. Me pongo de pie y empiezo a dirigirme a la salida.

— ¡Hey, Ángel! — Danna dice mi nombre, la ignoro y llego a la puerta.

— ¡Gwren! ¡espera! — le grito, ella se ha ido. Miro absorto la calle, buscando su paradero. Pareciere que tanto a ella como a Olivia se las ha tragado la tierra —. Gwren...

— Ángel, yo... — Danna está a mi lado, sujetando mi brazo con ambas manos. Me suelto de su agarre. Salgo del Starbucks —. ¿a dónde crees que vas?

— Tengo que buscarla y explicarle que...

— No tienes nada que explicarle, además, estamos en algo sumamente importante. Sólo tenemos hoy, por favor....

— Pero yo...

— Tienes TODO el tiempo del mundo. Vamos adentro, necesitamos asesorarnos, esta puede ser la oportunidad que estabas esperando junto con Bonspland. Ángel... no lo eches todo por la borda.

Me quedo mirando la carretera.



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En el texto hay: amigos, drama, amor

Editado: 11.10.2020

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