Ángel [vancouver #1]

Capítulo 60. El principio del fin

Ángel.

Despierto con el murmullo del viento golpear la ventana de la habitación, me remuevo en la cama intentando volver a dormir, sin embargo, al sentir el lado de mí vacío abro los ojos.

Esto completamente sólo.

Me siento en la cama, mirando la habitación con suma atención, buscando algún rastro de Gwren pero mis resultados son nulos. Cojo mi ropa del suelo y me pongo mis pantalones, salgo de la cama descalzo y sin la camiseta, con los tirantes caídos al lado de mis costados.

Encuentro mi camiseta frente a la barra y no puedo evitar reírme ante su comentario de Gwren anoche: "ya puedes decir que me lo hiciste sobre el mostrador", vaya proeza, si hubiésemos estado en otras circunstancias sin duda alguna, me sentiría bastante afligido por el hecho de irse tan temprano, antes de que siquiera tuviera la oportunidad de levantarme pero sin duda alguna, éstas son las circunstancias en las que comprendo perfectamente el que se haya marchado.

Saco mi móvil del bolsillo trasero de mis pantalones y me sorprendo al encontrar varios mensajes por parte de Elena siendo apenas 8.30, admito que no es demasiado temprano como para mostrar el que me siento contento de que hoy voy a casarme pero tampoco es como si estuviera lanzando flores con una enorme sonrisa en el rostro.

Abro sus mensajes.

Elena.

[7.30 am] Bueno, llegó el día del infierno, digo, de la boda.

Pongo los ojos en blanco, divertido, sin duda alguna: Elena desde la mañana ha tratado de hacerme mejor el día pero después de lo ocurrido a noche no creo que eso sea posible.

¿Cómo diablos pretendo desprenderme de Gwren si ella ha sido capaz de sacrificar cada una de sus reglas auto personales por mí? Peor aún, ¿Cómo puedo librarme de esa sensación en mi pecho que reclama dolor con la simple idea de dejarla? Admito que anoche cumplí una de mis más grandes fantasías a su lado pero no es razón como para decir el que me he aburrido de ella o el que lo he probado todo porque eso es una mera mentira. Yo no podría aburrirme de ella y por supuesto, nunca tendría suficiente.

Vuelvo la vista a mi teléfono y leo los mensajes:

Elena.

[7.45 am] ¿A dónde fuiste a parar anoche? Pasé por tu habitación y no te encontré, quería ver si necesitabas huir, ya sabes, los nervios de la boda ¿no? Sabes que tengo el Maverick esperando si no te sientes realmente listo.

¡Ja! Sin duda: Elena tiene el mejor sentido del sarcasmo que cualquier otra persona, es más que notable incluso en un mísero mensaje sin vida. Sonrío ante la forma tan reciproca de apoyarme en la peor decisión de mi vida o al menos a su manera.

Elena.

[8.00 am] ¿No me estás contestando a propósito o estás con alguien que inicia con G en la cama? Me estoy imaginando cosas, hermanito.

Trago saliva con fuerza. En algo que estoy más que conforme y de acuerdo con Gwren es en el hecho de no querer que nadie se entere de lo que pasó anoche — además de que no es algo como que vaya a contar a cualquiera que tope en mi camino — y mucho menos Elena. Siento mis nervios de punta al pensar en el que su imaginación puede ir más allá del surrealismo.

Elena.

[8.20 am] ¡Oh no! Sea donde sea que estés... ¡sácame de ésta! Jane está en mi habitación pidiendo respuestas de tu paradero, le dije que saliste del hotel así que más vale que te vayas si es que no te has ido, ¡y no regreses! Yo puedo decir que has contraído una fuerte infección y con ello impedir la boda.

Ángel.

[8.37 am] Me encanta que pese a todo sigas conmigo y todavía con tu humor de las infecciones estomacales :D entretén a la fiera, regresaré a mi habitación de inmediato.

Elena.

[8.40 am] ¡¿Entretenerla?! ¡Esa suripanta rubia está destruyendo mi habitación tratando de sacarle la sopa a Sara! ¡Y ni siquiera estamos enteradas! Mejor empieza a mover el culo Vancouver, no sé cuánto podamos aguantar.

Suelto un largo suspiro y dejo el teléfono sobre la barra. Recojo mi camiseta del suelo y la coloco en su lugar, abrochando rápidamente cada uno de los botones y por consiguiente acomodar los tirantes negros a la altura de mis hombros. Meto mi móvil a uno de mis bolsillos del pantalón y salgo de la habitación de Gwren aún con el recuerdo avivado en mi memoria.

***

La abuela Cecil me recibe con un abrupto grito de frustración cuando me mira entrar por la puerta de la que se supone sería mi habitación. Nubia me mira, mientras tanto, con una muesca que muestra desencanto, como si sintiera el pesar que me carcome al saber que ha llegado el día en el que voy a desposar a una mujer que no amo. Sé bien que todo lo hago por ese bebé que es mío y que, como bien dijo Gwren, voy a amar con toda mi alma si es que ya lo hago.

— ¡¿Dónde has estado?! — grita mi abuela mirándome con un ceño fruncido. Suelto un arduo suspiro y me encamino a mi recamara, la abuela me sigue, sermoneándome —. ¡La pobre de Jane ha tenido un ataque! ¡Está embarazada! ¡Ponte de su parte!

— ¡Ya estoy aquí, vale! Salí a dar una vuelta, necesitaba aire fresco para asimilar el que desde hoy no voy a ser más soltero — trato de mi gemir de malogro al notar sus ojos verdes de mi abuela mirarme con apatía —. Mira, ya... estoy un tanto cansando con el asunto de la boda, sólo quiero... que termine.

— ¡¿Pero qué has dicho?!

— Cecil es mejor que te calmes — inicia Nubia sujetándola del brazo, presiento que mi abuela sabe más de lo que quiere demostrar.

— No, nada de que me calme — ella se suelta del agarre de mi nana y camina hacia mí, intimidándome con su cabellera cana y sus fuertes huesos que la hacen ver pretenciosa —. Ayer te vi ir tras esa chiquilla que no hacía más que mostrar el hecho de que está más que encandilada con un hombre que está comprometido — pone los ojos en blanco y palmea mi pierna —. Lo bueno es que nunca te fijarías en una chica como esa a costa de dejar a alguien tan maravillosa como lo es Jane.



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En el texto hay: amigos, drama, amor

Editado: 11.10.2020

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