๑۩.Ángeles Caídos.۩๑

ஜ۩۞ஜ El ángel caído y la traidora ஜ۞۩ஜ

Lilith.

Acto I-Parte 2

Mi sistema se encendió en una luz roja gigantesca que gritaba "peligro" en coro. Mi cuerpo, moviéndose por instinto de supervivencia, comenzó a correr como si le hubieran inyectado el semen de un unicornio. En medio de mi huida desenfrenada, mi cuerpo tropezaba con piedras y las ramas de los árboles. Parece que el universo está conspirando en mi contra. Bien dicen que Dios da sus mejores batallas a sus peores guerreros. Si quería ver un espectáculo cómico, aquí tenía uno.

Cuando pensé que las cosas no podían empeorar, me estampé contra un árbol. Lado positivo: dejé de sentir el aroma de esa criatura. Lado negativo: creo que es porque me rompí la nariz. Estúpido árbol. La sinfonía de mi voz entonaba notas como "ay" y "ouch".

Intenté levantarme de nuevo, pero mi cuerpo me recordó el precio a pagar por el semen de unicornio: un dolor intenso que me quemaba por dentro.

Mis piernas temblaron con violencia. Si no fuera por el estúpido árbol, habría besado el suelo una vez más. Al posar mis dedos en él, noté unas talladuras en su corteza rugosa, como un mensaje secreto. Dejé que mis yemas siguieran las formas de las marcas, tratando de desentrañar su misterio.

Las inscripciones en la corteza me saludaron con un mensaje decepcionante: "L+L" con una tachadura. Mi mente no pudo evitar pensar en "vandalismo celestial". Aun así, esto solo es una simple cursilería romántica. Aunque parece que esta historia de amor no había terminado bien, como decía mi abuela (no tengo abuela), "no te enamores". Pero esto también significaba que no estoy sola; había otras personas cerca. Mis dedos siguieron explorando y encontré más palabras talladas en la madera: "Adán", seguido de un signo de más, y luego "Eva". En ese instante, mi respiración se cortó al darme cuenta de dónde estaba.

—Te tengo, sucio demonio —exclamó una voz mientras unos brazos fuertes me aprisionaban con asombrosa fuerza. Era un ángel, no había duda alguna, su aura era radiante.

Contuve mi respiración un momento. Me acabo de meter en un problema gigante. Dios, ilumíname o elimíname. —No estás equivocado, soy Lilith del primer cielo — corrigió su afirmación, pero mi garganta se apretaba impidiéndome hablar con normalidad.

—¿La traidora?

—¡Por todos los seres celestiales! No tengo nada que ver con eso —Rayos, ¿por qué me conocen por eso? Sería más fácil librarme de esto si fuera solo una humana de montón.

—Aun así, este es el jardín del Edén, terreno prohibido —susurró mientras se acercaba a mi cuello, ocasionando tensión en mi cuerpo—, donde el pecado original tuvo su gran inauguración. Lo sabes, ¿verdad? Después de todo, fuiste tú la que causo este caos.

—Y-yo no sé de qué rayos habla, creo que se ha equivocado de partitura celestial. No soy Lucifer, soy inocente —aclaré con la voz cortada. No necesito que mi reputación me arruine hoy —. Ayúdame a volver al primer cielo, se lo suplico, o llama a Miguel, él puede confirmar que soy inocente.

—No necesitas excusas.

—Estoy diciendo la verdad —elevé mi voz desesperada. Este ángel no me está escuchando.

—Está bien, puedo encontrar una solución más tranquila —solté un suspiro aliviada, pero este duró menos que mi motivación cuando sentí un frío metal en mi cuello—. Una alternativa a nuestras diferencias. Escuché que tu cuerpo es diferente al de los humanos normales; no puedes morir, pero sientes dolor y tus heridas no sanan rápido. ¿Cuántos cortes puedo hacerte antes de que te desmayes? —sentí cómo su lengua pasaba por mi cuello, generando un escalofrío espantoso. Este ser está loco.

—¡Suélteme! —mis manos temblorosas se cerraron con una furia ardiente que recorrió mis venas. Solo había espacio para el deseo de destruirlo.

—¿Qué vas a hacer? —río con malicia—. ¿Me vas a atacar? —su arma pasó por mi mejilla cortando mi carne.

Un grito de dolor se escapó de mi garganta. La sangre corría por mi rostro, y la sensación era indescriptible.

El tiempo se convirtió en un boceto borroso, mi respiración se volvió cada vez más alterada. Sentía cómo mi garganta se cerraba, sin dar cabida al aire, mi corazón latía a una velocidad dolorosa.

Justo cuando sentía que el abismo me envolvía, una ráfaga de viento cálido me rodeó. Era como si alguien hubiera lanzado un hechizo de seguridad en medio de esta pesadilla sin fin.

—No la toques —una nueva voz se escuchó de fondo, era ronca y llena de autoridad.

La mano del ángel desconocido se retiró, como si el simple tono de aquella persona fuera suficiente para hacerlo huir. En el momento que me soltó, un fuerte estruendo resonó a mi alrededor.

Cuando fui consciente de lo que estaba pasando en mi entorno, me encontré en el suelo como una hoja caída. El aire parecía chispear con electricidad, y una sensación extraña de alivio me recorrió. Mis manos seguían temblando.

—Lilith —una voz grave me sobresaltó como una toalla helada en la espalda—, cálmate, no te haré daño. ¿No me reconoces?

Su voz era cercana, pero no podía distinguir qué tan cerca estaba. Hasta que sentí una palma cálida tocar mi mejilla.

—No me toques —respondí, apartando su mano. La pregunta de quién era seguía danzando en mi mente, aunque su voz me resultaba vagamente familiar.

—Lo siento, no quería asustarte —menciona apenado.

Podía sentir su aura demoníaca que emanaba de esa criatura. Parecía que mi vida se había convertido en una ruleta rusa, y vaya que el universo tenía un sentido del humor retorcido. Estaba atrapada en el mismísimo Edén con un demonio a mi lado, un demonio sin escrúpulos. Pero en este momento, me sentía tentada a pensar en él como mi héroe. Quizás no debí haberlo golpeado; después de todo, él me ayudo y parece preocupado por mi situación.



#7103 en Fantasía
#8592 en Otros
#2617 en Relatos cortos

En el texto hay: humanos, angelesydemonios, romance

Editado: 14.01.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.