Capítulo 7 - El despertar de una reina

Me abrí paso entre las personas que estaban deslumbrados frente a las puertas de la enfermería, cuando me proponía entrar sentí los brazos de mi padre abrazarme por la cintura, evitando que entrara en el ala médica.

—¡Suéltame, debo salvarla!—

—No puedo permitirte entrar— volteé la mirada y su rostro pálido me hizo detener mi forcejeo.

—Jessica está ahí dentro, prometí protegerla de todo— dije en tono bajo y preocupado

Él movió la cabeza de forma negativa —No lo entiendes, hace milenios que no sentía ese tipo de magia—

Teniendo en cuenta lo que mi padre decía, sentí un tipo de poder que nunca había presenciado, ver a mi madre frente a nosotros con una mirada nostálgica y culpable solo me confundió más; la luz se recogió hacia el interior de la enfermería cerrando las puertas consigo.

—Herdian, debes soltarlo— mi padre la miró como si estuviera loca.

—Si una de ellas está ahí dentro no dejaré que le haga daño—

Ella volteo la mirada y el frío de sus ojos hizo que mi padre me soltara de golpe —Aún no dejas ir esos prejuicios tuyos— el bajo la mirada y ella me observo a mi —Adelante hijo— le di las gracias con la mirada.

Comencé a caminar con precaución, empujé las puertas y abrieron con un chirrido leve, lo primero que divisé fue a la doctora y las enfermeras inconscientes en el suelo.

—No te preocupes, solo se desmayaron por la cercanía de la onda expansiva— mi cabeza se movió rápido y ubiqué a Jessica poniéndose de pie, ni siquiera parecía que acabara de despertar luego de un ataque demoníaco, su cabello estaba más brillante, su piel se veía aún más perfecta que antes, la sonrisa que me regaló era la de siempre, pero al ver sus ojos sentí un escalofrío al encontrar algo que antes no estaba ahí, una magia poderosa, antigua, peligrosa y sobretodo entrenada.

—Jess, ¿te sientes bien?— pregunté con precaución dando pasos medidos en su dirección.

Ella volteo los ojos divertida, mientras abría los brazos —¿Acaso no me veo bien?— movió la mano con destreza, me movió hacia ella atrapándome desprevenido, envolvió sus brazos en mi cuello y me beso con fuerza, con seguridad y deseo, muy distinto a nuestro primer beso, pero no pude resistirme, la abracé por la cintura y la levanté sintiendo como sus piernas se envolvían en mi cintura.

Separamos nuestros labios por un momento para recuperar la respiración —No recordaba que besabas de esta forma—

Me sonrió con picardía —Yo no sabía que los ángeles fueran tan pecaminosos— mis ojos se abrieron de par en par y la coloque rápido en la camilla, mi primer instinto había sido el lanzarla, pero no quería hacerle daño, no dejo de mirarme en ningún momento con diversión mientras yo ponía distancia entre nosotros.

—¿Cómo lo…?— No me dejo terminar la pregunta

—Supe— movió la cabeza a un lado —Hay mucho que explicar, pero por favor dile a tus padres que entren primer príncipe y déjale saber a Herdian que no les voy a hacer daño—

Me tomó un momento procesar tanta información de golpe, pero caminé rápidamente hacia la puerta y le pedí a mis padres que pasaran solos, Jess estaba de pie nuevamente al lado de la camilla.

—Saludo cordialmente al rey y la reina de los ángeles oscuros— sus palabras salieron naturales, como si las hubiera dicho miles de veces, pero no hizo ningún tipo de reverencia y en ningún momento apartó la mirada de nosotros.

Mi madre sonrió y mi padre la miraba precavido, la primera fue quien respondió —Recibimos sus saludos, reina de las brujas arcanas— sentí que me faltaba el aire y comencé a toser, antes que mis padres hicieran algo, la chica estaba a mi lado pasando las manos en mi espalda con mirada de preocupación, esto no pasó desapercibido por mis progenitores.

—Respira Arti, prometo que cuando hablemos todo estará claro— regule mi respiración y le di las gracias bajando la cabeza con respeto, ella tomó mi barbilla y me alzó la vista —Tu nunca tienes que bajar la mirada o hacer una reverencia en mi presencia— me sonroje y mis padres dieron una sonrisa a labio cerrado.

—Creo que necesitamos una explicación de su parte— dijo mi padre poniendo su rostro inexpresivo, la chica a mi lado suspiro y los miró directamente.

—¿Realmente pensaron que mi raza se extinguiría de esa forma tan estúpida?— miro directo a mi madre —Mi reina, usted nos enseñó todo lo que sabemos y creamos con el pasar de los siglos, que fuéramos atacadas no fue su culpa, sabíamos que ocurriría y era necesario para que este encuentro fuera posible—

Los ojos de mi madre se aguaron —No fue justo— el rostro de Jess se suavizó y miro a mi madre con cariño.

—No lo fue, pero le digo que era necesario— miro a mi padre —Sellamos nuestra magia, como bien saben ambos, a diferencia de las brujas comunes que nacen con poderes individuales y afines a un elemento natural, que deben entrenarlos y están atados a hechizos, las arcanas transmitimos nuestra magia de generación en generación, cuando una muere, otra recibe nuestros dones al nacer, parte de nuestras memorias y junto a estas el saber para utilizar su magia en todo su potencial. Al descubrir que seríamos atacados por los plumas blancas, unimos nuestras fuerzas para sellar nuestra magia y que se liberara en el momento adecuado.

—Un movimiento inteligente, aunque no sé porqué me sorprende, siempre fueron bastante astutas— dijo mi padre —pero ¿por qué no decirnos? siempre fuimos aliados—

Ella asintió —Nunca dudamos de su amor y lealtad para con nosotros, pero si dejábamos que se involucrarán, estarían condenados a una guerra con los ángeles blancos, no podíamos permitir que lo que con tanto esfuerzo construyeron se viera perjudicado. Así que tomamos la decisión más inteligente para ese momento, que era desaparecer, dejar a todos creer que habíamos muerto y que ese ataque al castillo de nuestro aquelarre había sido efectivo, pero nosotros seguimos con nuestra vida como humanos corrientes, al principio fue un poco difícil, pero tuvimos descendencia, amamos, sufrimos, pero sobre todo vivimos y morimos en paz—