Luego de caminar varios minutos, mientras Jess explicaba las antigüedades e historia del castillo con una sonrisa sincera, la reina de las hadas hablaba emocionada, pues adoraba aprender de nuevas culturas y etnias, mientras los demás solo escuchaban con calma y el líder de los vampiros caminaba con la cabeza baja.
Al final del largo corredor, se abrió para nosotros una enorme puerta de marfil con bordados de oro exquisitos, una gigantesca mesa de mármol con asientos asignados, el mío justo a su lado y los otros por orden de empatía o primera impresión, dejando al rey vampiro lo más alejado posible del puesto principal, este acto pequeño pero significativo no pasó desapercibido por ninguno de los presentes en la sala.
—Tomen asiento por favor— la chica fue la primera en hacerlo y todos la siguieron —Creo que deberíamos ir al grano con las cosas que realmente quieren saber—
El rey de los elfos, siempre cauteloso pero grácil habló por primera vez —Disfruto mucho su forma de manejar las cosas su majestad— le sonrió sincero y ella le correspondió —A nivel de poder de los ángeles oscuros siguen en la cima, sin embargo, ahora su raza es la siguiente, pero como es consciente mi pueblo también es longevo y fuerte ¿Qué representa para nosotros como especie el regreso de la suya?—
—Nada malo su eminencia, imagino que el rey Herdian y la reina Zerafine le pusieron al corriente de todo lo ocurrido, como bien sabe, su raza y la de las hadas ya estaban presentes cuando la mía desapareció— el asintió —No planeamos imponer nada a ninguna corte, pues a pesar todo somos una especie pacífica y llena de talentos que pueden ayudar a todas las demás civilizaciones a prosperar— le sonrió de manera honesta.
La reina de las brujas tomo la palabra —Su majestad está al tanto que la profecía que fue transmitida en la última reunión del consejo estaba incompleta y confío que puede ayudarnos a completarla—
—Disfruto su perspicacia— ambas se miraron por unos segundos y Jess suspiro suavemente —Nosotras no les llamamos profecías, las conocemos como revelaciones, una de mis hermanas predijo el ataque de los ángeles blancos meses antes de que ocurriera, para ellos nosotros tenemos una magia desordenada, aunque nunca fuimos una amenaza, éramos una variable difícil de predecir, pero hay otra especie que cuenta con este tipo de poder de una forma superior—
—Mi especie— dije hablando por primera vez desde que comenzó todo esto —La unión de las brujas arcanas y los ángeles negros es clave—
—Así es, como se nos reveló que seriamos necesarias para la batalla venidera recurrimos a ocultarnos hasta que el momento llegará, el ataque de esos demonios era la clave, su magia del caos choca con nuestra conexión natural y eso era lo necesario para mi despertar, a su vez, los que vigilan las puertas del infierno y su mentalidad en cuanto al poder son parte fundamental de todo esto—
—¿A qué se refiere exactamente?— cuestionó el rey alfa
—La advertencia completa es que buscarán hacerse con el mayor poder de todos, para arrodillar a todas las razas y los convertirá en nuestros guías y maestros, robándose nuestra autonomía, el libre albedrío y sobre todo querrán moldearnos a su imagen y semejanza, pero solo la magia que consideran desordenada podrá hacerles frente—
Todos nos tomamos el tiempo de digerir sus palabras y aunque sabíamos la respuesta, ninguno, ni siquiera mis padres, tuvieron la valentía de afrontar una verdad tan desgarradora que destruiría todas las barreras y creencias que con tanto esfuerzo todas las especies se han encargado de crear a lo largo de las eras.
—No creo que todos estén involucrados en ese plan macabro— lance tratando de alivianar la atmósfera.
—Hijo, los héroes y los villanos existen desde la perspectiva de quien escribe o cuenta la historia— las palabras de mi padre fueron como un balde agua fría.
—Artemis, hay algo más— la miré directo a los ojos —Sabes que hay otra magia a la que ellos le temen y la consideran peligrosa— el entendiendo llegó de inmediato, llevé mi mano al collar debajo de mi ropa y ella asintió.
—¿Quién más podría ser?— la reina de las hadas cuestionó con una expresión un poco más dura a la que acostumbra tener.
—Creo que necesitaremos dos sillas más para nuestros nuevos invitados—
Dos nuevos espacios aparecieron en la mesa, sentí dos energías que conocia bien y no pude disimular mi sonrisa. Las puertas se abrieron y un soldado con una enorme lanza dorada se paró al lado de la puerta.
—Hace su entrada Nyx, diosa griega primordial de la noche— solo Jess y yo nos mantuvimos en calma, porque todos los presentes se pusieron pálidos al ver a la hermosa mujer rubia de ojos violetas, ataviada con un vestido negro con estrellas que bailaban mientras caminaba segura, un tren que rodaba en el piso con constelaciones brillantes en movimiento y una corona negra de obsidiana que contrastaba con el tono pálido de su piel.
—Presentado al señor Apolo, dios griego de la luz, la música, la profecía, la curación y la belleza— la reina de las hadas tuvo que sentarse de golpe por la sorpresa, al ver al hombre guapo de ojos como el sol, vestido con un elegante traje de color azul royal, con detalles dorados y una corona que brillaba mientras emitía pequeños rayos de solares.
—Extendemos nuestro más formal saludo a los reyes del consejo de criaturas mágicas— miro en mi dirección —Artemis querido, que bueno verte bien después del atentado que sufriste hace algunas semanas— me dio una sonrisa sincera.
—Gracias por preocuparte Nyx, sé que tus buenos deseos son de corazón— hice una reverencia leve y sentí varios pares de ojos posándose sobre mí, los de mis hermanos y mi mejor amiga destellaban con cierta molestia.
—Es bueno verte bien, guapo— Apolo me guiño el ojo coqueto.
—Estoy de acuerdo con usted dios del sol, mi futuro rey es sin duda radiante— Jess tomó mi mano y le dio un suave apretón mientras miraba directo al hombre.