6 meses después de la reunión en el castillo arcano
—General, las fuerzas demoníacas se están moviendo rápidamente en nuestra dirección—
—Dupliquen las defensas en la entrada este y continúen con la evacuación a la ciudad central de los lobos—
El soldado asintió, me dio un saludo y salió volando a llevar a cabo mis órdenes, estos meses han cambiado muchas cosas, los avistamientos y ataques demoníacos se han vuelto cada vez más frecuentes, pero hasta ahora solo se acercan a los poblados distantes y con poca seguridad, los más perjudicados han sido los cambiantes, pues sus asentamientos y manadas tienden a contar con un territorio vasto y alejado de las ciudades principales.
Entre a la carpa donde planeamos las estrategias—Alfa Ronaldi, ¿Cómo va el proceso de evacuación?—
El lobo se puso de pie y dio una reverencia que me dio algo de gracia —Su majestad, no tengo forma de agradecerle que viniera en persona a apoyar a mi gente, no tengo forma de pagarle—
Puse mi mano en el hombro del alto hombre, el levanto el rostro como si lo que acabo de hacer fuera lo más extraño del mundo —No hay nada que agradecer, en estos tiempos difíciles debemos ayudarnos— le sonreí —Y no tienes que hacer una reverencia cada vez que me veas— agregue divertido haciendo que se sonrojara y que los demás en la sala se carcajearan, era bueno escuchar risas para alivianar lo difícil de la situación.
—Gracias— carraspeo y se puso derecho —El ochenta y cinco por ciento de la manada ha sido evacuado y gracias a sus arqueros en nuestras torres ningún demonio ha podido penetrar a nuestro pueblo—
—Si no fuera por ustedes no hubiéramos podido hacer nada— agregó el beta y se ganó un asentimiento penoso de parte de su alfa.
—Me alegra escu…— antes de poder terminar la frase, una mujer entró corriendo a la carpa, por su aroma pude distinguir que era la pareja destinada del alfa Ronaldi.
—Calena, ¿Qué pasa mi luna, debes calmarte y explicarme que ocurre?— la abrazo suavemente
La mujer respiró profundo y secó sus lágrimas rápidamente —Algunos niños estaban en una excursión al interior del bosque— sentí como el ambiente se volvió tenso de inmediato.
Un rugido furioso salió de la boca del alfa —¡Cómo es posible!— miró a su beta —¿Cómo diablos nadie se dio cuenta que los niños no habían sido evacuados?—
Entendía su molestia, pues el protocolo de evacuación siempre ha sido claro y universal —Luna de la manada, ¿sabe a dónde se dirigían?— la mujer puso sus ojos en mí y se puso roja de la vergüenza al reconocerme
—Su majestad, disculpé que no lo noté— hizo una reverencia practicada
—No se preocupe, trajo información vital—
Ella asintió y el alfa inflo el pecho frente al cumplido hacia su destinada —Iban en dirección al lago, estaban con su maestra y la asistente, eran solo dos cursos, por eso quizás no se dieron cuenta de su ausencia porque los demás niños fueron evacuados hace unas horas—
Una explosión se escuchó a la distancia y supe que se nos estaba acabando el tiempo —Yo me encargo—
Los lobos abrieron los ojos —Su majestad, son nuestra responsabilidad y …— levante la mano para que dejara de hablar.
—Tienes demasiadas cosas aquí, yo me encargo— en mi mano apareció mi espada tipo serafín, salí de la carpa y extendí mis alas, alce vuelo rápidamente en dirección a donde me indico la mujer, desde el aire podía ver la destrucción, los demonios habían atravesado dos de las barreras secundarias y podía ver a los lobos transformados despedazando a esas bestias junto a mis soldados, pero los invasores como los bichos que son seguían apareciendo a montones, mientras sobrevolaba a gran velocidad lance un rayo con mi espada que destruyó una fila completa de demonios y dejó una zanja de fuego azul que les impediría el paso por unos minutos para que las tropas pudieran reagruparse.
Mientras me alejaba del ruido de las explosiones, podía escuchar y sentir la presencia de demonios en todas las direcciones del bosque, me tomó menos de un minuto llegar al lago, a la distancia veía dos lobas peleando fieramente con varios demonios, mientras protegían a ocho niños asustados que estaban dentro de un escudo creado por una dríada de alguno de los robles de alrededor.
Aterrice frente a las lobas y de un tajo de mi espada corte la cabeza de varios demonios —¿No les enseñaron a respetar a las damas y a los niños?— di una sonrisa de suficiencia y sentí como las lobas se relajaron un poco —Necesito que cubran mi espalda— ellas bufaron y asintieron.
Los demonios se recuperaron rápidamente y se acercaron a toda velocidad hacia mí, mis movimientos eran gráciles y entrenados, los que se alejaban de mi espada, eran golpeados por mis alas, haciendo que perdieran el equilibrio y terminaran directo en el filo de mi arma, me tomo varios minutos acabar con todos, sentía la sangre putrefacta y el sudor en mi traje de batalla, pero al ver la pila de cuerpos de esas bestias me alegré de haber venido, escuche huesos torcerse, señal de que las lobas volvieron a su forma humana, dure un momento en voltear para que pudieran cambiarse.
—Su majestad— ambas cayeron frente a mí de rodillas, apoyaron sus manos en el piso y bajaron la cabeza —No tenemos forma de agradecerle que nos rescatara—
Me puse a su altura y las ayudé a incorporarse —No es necesario que hagan eso— dije un poco incomodo —Lo importante es que todos están bien— vi como el escudo bajaba y los pequeños corrían hacia nosotros con lágrimas en sus ojos, las mujeres los abrazaron, ellas tenían varias heridas visibles y los niños algunos rasguños y raspones.
—Les defendieron bien— dije a las mujeres y al árbol, activé un círculo de curación alrededor de ellos, sanandos sus heridas con rapidez, las lobas no se lo creían y los niños me regalaron grandes sonrisas.
Abrí un portal, que nos llevó frente al vórtice de evacuación, quedaban unos pocos lobos esperando, incluidos el alfa, el beta y su luna, el fuego ya se expandía de manera salvaje por varias casas cercanas, los guardias ayudaron rápidamente a las mujeres y a los niños a cruzar a un lugar seguro.