Ángeles Caídos – La Profecía del Primer Príncipe

Capítulo 12 - Cuando los corazones se rompen

Sentí los rayos del sol filtrarse por las cortinas, sus brazos rodeaban mi cintura, mientras su cabeza se apoyaba en mi pecho desnudo, dejé que su exquisito aroma me envolviera por completo y me permití observar mientras descansaba.

—Eres un acosador mirándome de esa forma— soltó de repente con voz soñolienta.

Solté una risa sincera y profunda —Solo estaba admirando la belleza de mi hermosa reina—

Ella sonrió —vamos a prepararnos para bajar a desayunar— me soltó, se puso de pie y me dejó admirar su divina desnudez —¿Te bañas conmigo?— preguntó coqueta.

Me puse de pie enseguida —Claro preciosa— entramos juntos a la enorme ducha, nos mimamos un largo rato y nos disfrutamos el uno al otro.

Al salir de la ducha comprobé que el cielo seguía teñido de ese rojo perturbador, los noticieros humanos están repletos de este acontecimiento atmosférico, muchos daban explicaciones científicas, como siempre lo hacían cuando pasaba algo que no entienden.

Luego de que desayunamos, caminamos en los jardines y mientras veíamos a las aves pude ver cómo levantaban el escudo para proteger el castillo de los ataques enemigos, un suspiro se escapó de lo más profundo de mi ser, pero sentir a mi chica me regalaba toda la paz que necesitaba en este difícil momento.

El sonido de un trueno retumbó por todas partes, la imagen de un hombre con el cabello largo y rubio apareció entre las nubes, sus ojos azul eléctrico brillaban poderosos, desdeñosos, pero a la vez perdidos y bañados con un toque de locura.

—El tiempo del juicio ha llegado, yo Camarael, el más antiguo de los ángeles me encargare de acabar con la escoria que contamina este mundo y sanar un mal que debió ser arrancado desde la raíz eones atrás— levantó los brazos y rayos comenzaron a caer en todas las direcciones, la barrera fue impactada varias veces, pero resistió los golpes sin problemas.

—Debemos ir al castillo de mis padres— tomé la mano de Jess, abrí un portal rápidamente, las personas corrían en todas direcciones, desde aquí también se veía esa figura inmóvil, con los brazos levantados y los rayos seguían impactando contra los escudos.

—General, todas las razas están bajo ataque, pero las barreras mágicas han resistido. Sin embargo, se estima que muchas edificaciones humanas se han visto afectadas y tienen varias bajas— apreté los puños impotente.

—Les diré a mis brujas que levanten barreras sobre varios refugios y que ayuden a transportar a los humanos a ellos—

—Gracias Jess—

—Estamos juntos en esto— me dio un beso y salió corriendo hacia el interior del castillo para contactar a su segunda al mando que se había quedado a cargo del castillo arcano.

—Prepara a los escuadrones, todos deben estar listos para luchar— antes de dar más órdenes se escuchó una trompeta y legiones de ángeles en armaduras plateadas comenzaron a descender en todas direcciones —Ha comenzado—

Mi traje de batalla negro y mis alas se hicieron presentes, las cadenas en mi espalda hoy se sentían más pesadas que de costumbre y mi fiel espada serafín apareció en mis manos lista para la batalla, alcé el vuelo, salí de la barrera y cientos de soldados vinieron tras de mí, las tropas enemigas eran significativas, se habían asentado en un claro del bosque que rodeaba nuestros dominios.

—Atravesaremos el bosque con sigilo y los tomaremos por sorpresa— todos a mi alrededor asintieron —Coronel André cuento con usted para que cubra mi espalda—

—Siempre será así mi General—

—Que la virtud esté con todos ustedes mis hermanos—

Atravesamos los árboles con sigilo, la tensión era palpable y el silencio alrededor era notable. Al llegar al borde del bosque comenzamos a bajar por la colina a toda velocidad, el enemigo nos ubicó y comenzaron a correr en nuestra dirección, el choque de las espadas fue inmediato, el ambiente se llenó del aroma a sangre derramada y gritos de guerra, si bien mis soldados eran mucho más altos, ágiles y fuertes que los enemigos, los blancos contaban con un número mayor de tropas.

—Morirán escoria— gritó uno de los ángeles intentado golpearme con su espada, rápidamente bloquee el golpe, las chispas saltaron en el aire con el choque del acero y con mi mano libre le lance un rayo que lo atravesó dejando un hueco oscuro donde antes estuvo su corazón, cayó al suelo y seguí luchando con todo lo que tenía.

—Están llegando más General— gritó uno de mis comandantes a todo pulmón

—Mantengan los flancos— grite la orden, mientras le cortaba la cabeza a uno de los enemigos. Pero el ver a varios de mis soldados sin vida se me apretó el corazón, los conocía a cada uno de ellos y entrenamos juntos por siglos.

A pesar de estar parejos, estamos perdiendo terreno, pero el aullido de los lobos llegó como música para mis oídos, cientos de cambiantes atravesaron los árboles, tomando al enemigo por sorpresa, media hora después no quedaba un solo ángel blanco en pie.

El alfa Ronaldi se acercó a mí en su forma humana e hizo esa extraña reverencia tan característica de el —General, las cosas pintan feas, los vampiros han caído, los elfos tuvieron que retirarse y las hadas se están reagrupando después de acabar con los pelotones que las atacaron— tomó aire —Las brujas y las brujas arcanas han salido victoriosas, pero han tenido muchas bajas, los cambiantes hemos podido soportar el ataque, pues las tropas eran mínimas y cuando terminamos venimos a apoyarlos, su pueblo ha recibido el ataque más potente desde todos los flancos—

—Muchas gracias Ronaldi, sin ustedes quizás no lo hubiéramos conseguido— la figura seguía reflejada en las nubes, pero su mirada calmada se volvía cada vez más molesta, pues no esperaba tanta coordinación y resistencia —Volvamos al castillo—

La batalla frente a la barrera seguía en su apogeo, una daga que conocía bien pasó cerca de mi oreja y se clavó justo en la cabeza de un soldado que me iba a clavar su espada, mi hermana me guiño el ojo y siguió luchando, mis padres peleaban con todo lo que tenían, Jess utilizaba su magia para eliminar cuántos soldados podía y los lobos se lanzaron a la carga sin pensarlo dos veces.




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