Dos años después de la guerra
—Creo que este cuadro se verá genial en la sala de estar— dijo mi chica mientras entraba con una gran sonrisa a nuestro nuevo departamento, el verla sonreír me trae memorias de aquel día en que casi la pierdo en manos de ese demente, si no hubiera sido por la ayuda de Hades, el dios del inframundo, quizás esto no sería posible, pues al parecer cierta diosa le pido el favor a su amado esposo que sostuviera el alma de la mujer que yo amo, gracias a la potencia de mi magia y mis sentimientos, ese simple beso en su frente arrastró su esencia de vuelta a su cuerpo.
—¿En qué piensas mi rey?— sus brazos me envolvieron por la espalda.
—Solo recordaba el gesto tan lindo de Perséfone para nosotros— ella sonrió comprensiva.
—Le estaré eternamente agradecida, literalmente le debo mi vida, pero creo que deberíamos enfocarnos más en nuestro futuro de ahora en adelante—
Me di la vuelta y envolví mis brazos en su cintura —Así es preciosa— le di un beso rápido
La solté para que siguiéramos organizando nuestras cosas y una llamada del primer príncipe de los ángeles blancos iluminó la pantalla de mi teléfono, y pensar que cuando apareció frente a nuestra casa con esa herida casi mortal se le olvidó darnos ese pequeño detalle.
—Hola Azarion, ¿Cómo estás?— mientras hablaba, Jessica entró a una de las habitaciones con unas cajas.
—Hey Artemis, disculpa que te moleste el día de hoy, sé que Jess y tu están en proceso de organizar su nuevo nido de amor—
Solté una risa —Tranquilo, no molestas amigo—
—Te llamó para informarte que el nuevo tratado se acaba de firmar entre nuestras razas, los dioses olímpicos tienen la libertad de salir de sus dimensiones y los ángeles blancos podremos visitar o vivir en la tierra según dispongamos, quiero agradecerte, si años atrás, no hubieras propuesto en esa reunión que ubicamos un lugar distante para vivir en la tierra, quizás nunca hubiéramos podido hacerlo— sonreí, cuando lo propuse fue por simple altruismo, pero en el momento que me entere que su raza tenía prohibido pasar mucho tiempo en la tierra para que no se “contagiaran” volví eso una de las prioridades dentro de mi agenda y escuchar que ya confían lo suficiente en ellos para que puedan vivir libremente aquí me llena de alegría.
—Por fin, era lo más justo— suspire —Estoy muy feliz que todo fluyera de buena forma y en gran parte es gracias a ti—
—Así es, otra cosa es que por más que buscamos no hemos podido encontrar el cuerpo de Camarael, pero lo que sabemos con certeza es que falleció, sin embargo, no sabemos para qué alguien querría sus restos—
Tensé la mandíbula por unos segundos, pero suspire —Tarde o temprano sabremos qué ocurrió—
—Tienes razón, pero ya te dejo continuar hermano, solo te llamaba para compartir las buenas nuevas—
—Gracias, de verdad—
—Es bueno saber que las cosas buenas siguen tocando a nuestra puerta— la voz de Jess se hizo presente dentro de mi cabeza.
—Así es hermosa— respondí de la misma manera —¿Puedes venir un momento?—
Escuché sus pasos en el pasillo, rápidamente saqué la pequeña caja de terciopelo de mi chaqueta y me puse de rodillas, su expresión al verme pasó de la confusión, a la sorpresa y luego a la incredulidad.
—En estos casi tres años de relación, hemos compartido lo bueno y lo malo, la vida nos ha dado mil batallas que superamos juntos, tomados de la mano y con la fuerza de mil tifones, hoy mientras armamos nuestro primer espacio como pareja, con manos temblorosas, pero con el corazón lleno de amor, quiero pedirle a usted, su Alteza Real Jessica Maltes, reina de las brujas arcanas y mi alma gemela ¿Aceptarías ser mi esposa?—
Las lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas y una enorme sonrisa adorno su rostro mientras movía la cabeza de forma positiva —¡Si, claro que acepto!— coloque la sortija en su dedo, mientras sonreía como idiota, porque la mejor mujer del mundo, seguiría haciendo de mis días únicos y especiales, en las buenas, en las malas y sobretodo, en las mágicas, porque una profecía que inicio hace más de tres mil años se encargó de que nuestras almas se encontraran en el lugar y en el momento justo, regalándonos un amor sobrenatural que está preparado para superar cualquier obstáculo o barrera y seguir triunfando incluso contra la muerte misma.