—¿Ya hablaste con ella?
Dijo Jacob en un rincón. Michelle estaba arriba de su celda.
Él era uno de los pocos inmortales que eran castigados de esta forma. Sus celdas estaban colgadas , y por debajo un vacío que parecía infinito.
—Sí, esta bien.
—¿Ella te preguntó por mi?
—Si pero no le conteste.
Jacob estaba muy flaco, sus labios estaban muy secos, su cabello había crecido más y se le notaba algo de barba en su mentón. Tenía el aspecto de un vagabundo desolado, no dormía hace muchas noches. Y no podía sacarse de la mente a Lucia.
—Bien hecho —dijo en un hilo de voz que apenas se escuchaba.
Michelle se paso cerca de los barrotes para estar a su lado a pensar de que no podía tocarlo.
—Jacob... —lo miro triste —Faltan siete días más... Debes resistir.
—Michelle, te agradezco tu preocupación, pero en serio. Debo terminar con lo que empecé.
—Si pudiera dar mi sangre, te daría todo hasta la última gota...
Jacob la miro con la cara cansada.
—Gracias, pero debes irte, vendrá un soldado a vigilarme.
Justo cuando lo dice se oye unas alas revoloteando .
Michelle salto al vacío, luego desplegó sus almas y se fue lo más rápido posible.
Cuando al fin dejo de verse, miro por arriba suyo. Allí estaba el demonio que lo custodiaba.
—Te espera la oscuridad , hijo de Lucifer...
Jacob lo miro sin importancia, dejo que su cuerpo cayera rendido al pido de madera.
Otro soldado se le acerca y abre la puerta.
Lo agarran de los brazos y lo llevan hacia otro lugar, propio de su respectivo castigo.
—Aquí estarás solo por los siete días restantes. Sobrevive a los demonios que rondan por estos lugares. Ha,ha,ha,ha...
Jacob camino como podía, al ver como se alejaban se tocó los pies. Estaban muy lastimado de tantas caminatas que tuvo que dar antes.
Este sería la tercera vez que lo hacia, pero sería la última.
Vago por horas hasta que llegó a un roca grande en donde cayó rendido. Se aferró a ella como podía. Hasta que sintió que una mano lo tocaba.
—Hola cariño...
Era un demonio femenino, disfrazado de una mujer hermosa.
—¿Estas solo?
Jacob sabia lo siguiente.
Solo la ignoro y siguió adelante.
Volvió a encontrarse con muchas mujeres demonio, hasta que volvió a caer al suelo ya devastado.
—Ah.. Necesito agua...
Su cuerpo gritaba por algo de ella. Su estómago rugía por el hambre. Jacob ya no le quedaba energías.
Solo miraba el cielo rojo que se le presentaba a la vista. Alzó la mano para alcanzar una roca que estaba incrustado en el suelo. Con el se movió y logró ponerse de rodillas.
—Tengo que... Seguir...
Camino lento y débil pero seguía, tenía que terminar de alcanzar el otro extremo, por que si no lo hacía los demonios que salían de las sombras lo atraparían y sería entonces más complicado.
Parecía que no hubiera pasado los días pero cuando Jacob sintió que sus pies tocaban otra superficie. Lo supo.
Otras manos alcanzaron a sostenerlo.
Jacob se dejo caer.
Lo llevaron de vuelta, lo trajeron en la puerta de la mansión Jones.
Tocaron el timbre.
—¿Hola?....
Cuando lo vio ella grito de espanto.
Lo agarro con rapidez y lo llevó al baño.
—¡Dios mío, Dios mío!.... ¡¿Mírate?!
Le tocaba la cara todo el tiempo.
—Jacob... —sollozo Percephone, lo llevo a sus brazos mientras gritaba de rabia. Termino callada cuando una mano de su nieto le acarició la mejilla.
—Percephone... Dame agua por favor...
Ella corrió rápido. Llevo consigo una jarra y vaso. Se lo llevo a la boca.
Jacob se lo terminó por completo.
Después ella lo llevo a la tina en donde le saco la ropa y lo bañó. Mientras se limpiaba la mugre ella usaba la misma agua para cortarle el cabello y la barba.
Al finalizar lo llevo a la cama.
Le puso una nueva ropa y lo ayudo a acomodarse . Ella estaba muy atenta a cada detalle, le puso más arriba la almohada. Le cubrió la manta hasta el cuello.
Le acarició la cabeza.
—Ahora te traeré la comida.
Mientras se iba Jacob tomó un espejo pequeño que estaba en la mesita de luz.
Se reflejo en el.
Como no soporto verse en ese estado lo tiro en una esquina.
Cuando Percephone escucho esto fue con un plato de comida.
Al entrar a la habitación presenció el espejo roto.
—Jacob —apoyo el plato en la mesa.—Tienes que estar muy tranquilo , se que es difícil pero yo estaré aquí para lo que necesites.
Jacob miraba un punto fijo. Ella lo tomo del rostro y lo giro hacia ella.
—¿Te acuerdas lo que dije cuando eras un niño?
Él asintió.
—Bueno... Yo siempre te esperaré, ¿Hmm? —le deposito un beso en la frente.
Jacob la tomó de las manos y le sonrío a medias.
Esa noche Jacob pudo ganar algo de energía. Sin embargo, tenía consigo un pequeño fragmento de cristal que brillaba desde su mano.