Ángeles & demonios 2: Malexefelic

Capítulo 17 : La Guerra de Sangre

Percephone preparó una invitación para cada integrante de brujas más importantes.

Les envío una carta a cada uno. Ya que no se encontraban en el país.

"Queridas hermanas :

Les envío este mensaje por un inconveniente. Mi nieto ha sido atacado por unos cazadores de la magia . Según tenía entendido ellos habían dejado proclamado que ningún ser sobrenatural sería cazado, pero por lo visto aquella palabra no se cumplió. Por eso quiero que todas nos reunamos en el comité de Brujas Mayores para solucionar este problema, ya que si atacan a mi sangre, lo más probable es que también lo haga con el resto de nosotras.

Percephone Jones "

 

 

Mientras cada familia recibía este mensaje. Los Everlin discutían sobre ello.

—¡Cómo es posible, han pasado siglos desde que cazaron a nuestra gente! —grito Sally al enfurecerse.

—Madre, sabes bien que esa gente ha estado sobreviviendo durante muchos años. Nos han buscado, y sin embargo les ha importar un comino sí hicieron una promesa o no. Nos odian.

—Maldita sea... ¡Maldita sea! —seguía gritando.

En el salón principal apareció un muchacho rubio, de ojos celestes grisáceos. Vestido de una forma muy elegante.

—Madre, cálmate. No te hace bien renegar por gente como esta —tomó las manos de Sally y las acarició.

—Ay, hijo mío. Mi tesoro más grande, Laurik... —lo abrazo.

Satana suspiro mirando a otra dirección.

—En fin, podríamos simplemente matarlos. Sería fácil hacerlo ya que son humanos.

—Satana no es como tu dices, si nosotros los asesinamos así como así nos encontrarán fácilmente —dijo Laurik.

Sally acarició el cabello de su hijo.

—Pero lo cierto es que Jones nos invito a una reunión, para solucionar esto. Y como representante de mi sangre. Iré yo.

—¿Puedo ir yo? —pregunto Satana moviendo su cabello a un costado , este justo llega a golpear el rostro de Laurik.

—Y yo —dice Laurik a codear a Satana. Ella lo miro de reojo, le regreso la misma acción.

—Está bien, pero solo me van acompañar. No dirán nada.

Satana y Laurik sonrieron a la vez que siguieron los pasos de su madre.

Los Meyer.

Eran los brujos más conocidos, sólo por su fama de locuras que cometieron durante la guerra.

—Recibió una carta señor Meyer —dijo un mayordomo.

El hombre que representaba era Derek Meyer. Un hombre que aparentaba unos cuarenta años. Cabello negro y rizado que le llegaba hasta los hombros. Una barba tan oscura como su cabello que le cubría de la patillas hasta el mentón . Y unos ojos marrones avellanas.

—Hmm... Jones, hace mucho tiempo que no he oído de ella —claramente refiriéndose a Percephone. Antes, hace mucho tiempo ella y él tenían una fuerte unión de amistad. Hasta que uno de sus integrantes cometió el error de intervenir en los planes de Lucifer.

Fue ese hecho que hizo que el Rey de las tinieblas despejará a casi toda su familia de la magia que les ha sido otorgado.

—La bella y noble Percephone... —abrió la carta y empezó a leer. Sonrió —Hmm... Estoy encantado. Después de todo, no hay nada de malo visitar a una vieja amiga.

Se levantó de su asiento de cuero. Preparo uno de sus tantos trajes

—Hermano, prepárate hoy visitaremos a la mansión de Jones. Que está en Argentina. —le dijo Derek a su hermano menor.—Marcus, vamos que nuestra gente nos espera.

Marcus era el hermano intermedio de los Meyer, sus padres murieron por causa de un Guerra de siglos que no se pudo evitar. Y que muchas de las brujas lo conocen como La Guerra de Sangre.

En el siglo XIX , durante aquella época de invierno en Estados Unidos. Tantas brujas como brujos combatieron una lucha interminable de masacres que no terminaban. Muchas vidas inocentes se perdieron en el proceso y por aquella causa fue que se la llamo por ese nombre. Percephone era tan solo una niña, Sally y Derek también lo eran. Y como pocos de los que pudieron salvarse, fueron casi descubiertos por los Cazadores originales. Aquel que lo encabeza fue David Knight, hombre que fue tan repudiado tal que si alguna bruja/o lo nombraba era castigado severamente por las Madres Mayores.

Todos le temían , tanto que se convirtió en una leyenda que fue escrita en el Libro Mayor.

Y después de eso, no se le volvió a nombrar. Hasta hoy.

—Percephone, hace mucho que no me envías una carta —dijo Derek al depositar un beso en su mano. Sin dejar de mirarla fijamente.

—Lamento que no te haya hablado Derek... Pero lo cierto es que nuestra amistad se había roto hace mucho tiempo.

—Lo sé, mi hermano —miro a Marcus quien saludaba al resto de los integrantes —Pero como es mi hermano, lo protegeré a toda costa.

—Lucifer puede ser muy rencoroso. Y fue por esa misma causa que murió mi hija.

—También sé de una persona que es rencorosa. —alzó una ceja.

—Me conoces bien —le sonrío ella.

Sally Everlin paso cerca de ellos.

—Jones, Meyer. Buenas tardes —estrechó sus manos —Acabemos con esto.

—Everlin, es un placer que hayas aceptado mi invitación —le miro Percephone con firmeza.

—Sally, ¿Cómo anda tú esposo? —sonríe Derek con ironía —Escuche que anda melancólico.

—Cómo no olvidar que eres un comediante, y molestas cada vez que te veo —le copia el gesto —Y pensar que ustedes eran casi amantes...

Percephone negó con la cabeza.

—Everlin, he dicho que estas cosas son ridículas. Sabes a la perfección que tanto Derek como yo éramos amigos. Y Losic siempre será mi amado esposo.

Sally apretó los dientes con mucha rudeza.

—Uff ya se transformará en el diablo —bromea Derek.

Sally alzo su mano para abofetear su rostro pero él justo la llega agarrar.

—Tranquila Everlin, ¿Qué acaso no quedó en el pasado?

—Sally, cálmate que para eso no viniste aquí. —le ordenó Percephone.




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