Ángeles Entre Nosotros (libro 1)

11

Habían pasado ya tres meses sin siquiera saber algo de Brook. No había llamado incluso cuando dijo que lo haría.
En estos meses no me he separado ni un momento de mi colguije, lo llevo conmigo en todo momento.

—Nos vemos luego Emily, tengo que ir a casa. —dije despidiendome de mi amiga.

—De acuerdo, adiós.

Caminé en dirección a mi casa, pero me sorprendió que al llegar la puerta estaba abierta.

—¿Mamá? —pregunté y seguido de esto escuché un grito suyo.

Comencé a buscar por toda la casa hasta que finalmente encontré a un hombre alto vistiendo totalmente de negro quien apuntaba con una espada hacia mi madre.

—Sal de aquí, Cassia. —habló mi madre.

—Ni se te ocurra tocarla. —le dije al hombre.

—Entonces, vendrás con nosotros a Dines.

—Sabes que no lo haré.

Brook había prometido estar ahí para ayudarme cuando estuviera en peligro, sin embargo no lo veo aquí.
Tenía un plan perfecto, tal vez Brook necesitaba que yo realmente estuviera en peligro para venir. Me abalancé sobre el hombre causando que se enfureciera y encajara su espada en mi brazo izquierdo.

Grité por el dolor, pero sabía que Brook estaría pronto aquí.

—Brook no va a venir, pequeña. —dijo como si pudiera leer mis pensamientos.

Sin otra alternativa, decidí buscar la espada que me había dado Leah, sin embargo no la encontré, tardé unos segundos en darme cuenta que el hombre la tenía.

—Oh, ¿buscabas esto? —dijo mostrando mi espada.

Volví a aferrarme a la idea de que Brook vendría si realmente yo estaba en peligro, así que tomé un cuchillo de la cocina con la intención de encajarlo en mi abdomen.

—Última oportunidad, Brook. —susurré con los ojos cerrados mientras el cuchillo apuntaba a mi abdomen.

El hombre me miraba totalmente desconcertado mientras mi madre rogaba que no lo hiciera, pero era la única manera de que Brook apareciera.

—Uno...dos... tr.. —y antes de que la cuenta regresiva para mi casi suicidio terminara, se escuchó un fuerte impacto contra el suelo, como si algo «o alguien» cayera en él.

— ¿PERO QUÉ DEMONIOS CREES QUE HACES?—aleluya, el señor Brook ha decidido iluminarnos con su presencia—Y tú.....¿qué demonios haces aquí?—le dijo Brook al hombre con la espada mientras Brook se encargaba de mandarlo de nuevo a su mundo.

Me percaté que el brazo de Brook estaba sangrando, al parecer estaba herido. Compare sus heridas con las mías y me di cuenta que eran idénticas, incluso en el mismo brazo. Eran las mismas heridas.

 



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En el texto hay: angeles, amor, paranormal

Editado: 21.10.2018

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